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Multimedia | "Blue Jeans" Sofia Karlberg (cover de Lana del Rey).



—¿Cuánto tiempo llevas despierta? —preguntó Sebastian con voz dormilona al despertar y verme activa por la habitación.

El reloj despertador sonó las 06:30 de la mañana, él siempre era exacto con sus tiempos y así como sonaba la alarma él se levantaba.

Durante el año que llevábamos juntos ya había conocido sus gustos en totalidad y lograba adivinar que combinación le gustaría usar en sus trajes diarios. Por tal motivo me tomaba la libertad de elegir su atuendo del día de vez en cuando, ya sea que él no tuviera tiempo de hacerlo, etcétera.

Por tratarse de un lunes deduje que quería verse más formal que los demás días, así que el traje negro con camisa blanca sería el básico ideal.

—Menos de una hora —me acerqué y besé su frente —Ya está lista tu ropa.

—Eres la mejor, gracias —se levantó de la cama para encaminarse a la ducha —Aunque no deberías, estás de vacaciones y no hay necesidad de que madrugues.

—Esa no es molestia, me gusta atenderte, puedo dormir apenas te vayas.

—Dudo que Brooke te deje dormir, lo más probable es que quiera salir de compras, recuerda que el viernes es el 30 aniversario de la empresa —gritó desde el interior de la regadera —Mi madre irá conmigo a la oficina así que tendrán mucho tiempo para vagar.

Tenía razón, había olvidado que estaríamos de manteles largos y que una gran celebración se encontraba a la vuelta de la esquina. Lo más probable era que mi querida e hiperactiva cuñada llegara en cualquier momento para arrastrarme a deslizar las tarjetas de crédito en algunas tiendas.

Su madre y ella ya llevaban dos semanas con nosotros, Brooke había sido mi salvación de quedarme a solas con ella, de lo contrario ya habríamos tenido algún altercado y tampoco había necesidad de crear conflictos.

—Me gustaría tener la energía que tiene tu hermana, en estos momentos ella debe estar despertando con la batería repuesta mientras yo podría dormir todo el día —le respondí desde la cama.

—Amelia, ¿podrías pasarme mi toalla? No sé dónde la dejé.

—Sí, voy.

El baño parecía una sauna, el cancel de cristal templado se encontraba empañado por el vapor.

—Abre, ten.

La regadera seguía encendida y él asomó medio cuerpo de la puerta para tomar la toalla. Su agarre subió hasta mi muñeca y se aferró a ella.

—¿Qué sucede? —pregunté tensando el cuerpo.

—Silencio —ordenó con voz cálida.

Jaló de mi tratando de adentrarme en la ducha, con la mano libre me aferré a la puerta tratando de contrarrestar su fuerza pero mis intentos fueron en vano, me arrastró con él atrapándome entre brazos bajo el agua tibia.

Me estremecí ante el contacto del agua, mi camisón de seda mojado se pegó a mi piel.

Sebastian me besó ferozmente levantando la prenda mojada y despojándome de ella. Me levanté en puntillas para tener mejor alcance y sumergí mis dedos entre su cabello.

—¿Alguna vez has tenido sexo en la ducha? —preguntó entre jadeos.

Le dediqué una mirada irónica.

—No, pero quiero —le mordí el labio inferior y este soltó un gemido entre mis labios.

—Me encantas porque eres igual de pervertida que yo —musitó contra mi cuello.

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