Multimedia | "13 Beaches" Lana del Rey.
¿Cuánto vacío cabe en una persona vacía?
Sebastian tenía ese poder de construirme y destruirme en una fracción de segundo, mismo poder que yo le había otorgado, claro está.
Su habilidad de controlar y manipular todo a su paso estaba causando estragos en mi avance por liberarme de él. Lo poco que había logrado salir del agujero se fue al carajo cuando apareció en aquel flamante auto atropellando mi voluntad.
Me había convertido, nuevamente, en un manojo de emociones y pensamientos absurdos. Mientras hablábamos aquella noche él me dedicaba esa mirada atrapante, que exploraba todo mi interior y me demostraba que me conocía mejor que nadie.
Tenía el rostro sereno al momento de escucharle escupir toda la traición cometida, pero por dentro el estómago me ardía. Me ardía el engaño, y me carcomía la zozobra.
¿Habrá estado interesado en alguna de las mujeres con las que me engañó?
Ahora que sabía justo lo que había pasado menos podía darme el lujo de intentar confiar en él. Porque ya sabía hasta donde era capaz de llegar. El mentiroso siempre será mentiroso, aquí y en China.
Me resultaba inevitable el sentirme insignificante ante la idea de haber sido engañada, de buena cuenta he sabido que la persona infiel busca en el amante lo que no tiene en su relación. Pero, yo era bonita, así que no entendía que más pudo haber buscado.
¿Y si en verdad se estaba reivindicando?
Qué ganas de abofetearme me daban cuando me ponía en duda mi propias decisiones.
Tal vez la culpa no fue suya al cien por ciento, yo solía ser un dolor de muela cuando me lo proponía. En mi afán de acaparar toda su atención me llegué a volver un tanto molesta.
Y aun así, con todo y todo, Sebastian seguía siendo el hombre de mis sueños. Y de mis pesadillas.
Sin quererlo, había entrado de nuevo en ese estira y afloje característico de nosotros. Estaba buscando una cura en manos de quien me rompió.
Mi absurda obsesión por él, por su poder, por su edad. Le atribuí cualidades inexistentes a un ser común. Y por más que trataba de quitárselas no podía, ante mis ojos seguía siendo la perfección personificada.
Odiaba cuando me reprendía, cuando me ordenaba y gozaba llevándole la contraria. Pero a su vez, había un extraño gusto en ser sobreprotegida y mimada por él.
No me arrepentía de haberme puesto en bandeja de plata para él cuando apenas era una chiquilla.
Reconozco que no todo fue malo, tuvimos momentos muy buenos, me hizo muy feliz entre lo que cabe.
Las ideas me rondaban, una y otra vez. El síndrome de abstinencia algunas veces era turbulento. Porque en el fondo, muy en el fondo, mi otro yo, mi yo masoquista y enfermizo quería enredarse con él de nuevo.
●
Había logrado despegarme de Jay por un par de días. Para mi fortuna. Jay era de esas personas que siempre tienen una buena energía y están ahí para ti pero en algunos momentos yo necesitaba estar solo conmigo misma.
Me gustaba pasar la tarde encerrada en algún café después de trabajar. Así evitaba llegar temprano a casa y no me vería obligada a cocinar y realizar mis labores domésticas. El llegar sobre la noche a casa solo me provocaba acostarme a dormir.
Un latte saborizado era lo del día. Cuando la gastritis me atacaba optaba por un té.
Un buen libro, un bonito separador y los EarPods era lo único que llevaba conmigo. Aparentemente, no necesitaba nada más.

ESTÁS LEYENDO
Issues
Fiksyen Remaja"Él me mostraba el lado más amargo y crudo del amor, pero también me mostraba lo más dulce y maravilloso". 🏅No. 1 || #novelajuvenil || 05.08.18 🏅No. 3 || #sebastianstan || 10.09.18 🏅No. 1 || #sebastianstan || 08.11.18 🏅No. 2 || #novelaromantica...