59

1.8K 159 21
                                    

Tres días después de la entrevista en CrossOver Strategies recibí la tan esperada llamada de confirmación, anunciándome que me había quedado con el puesto y pidiéndome que me presentara al día siguiente lista para comenzar.

A Sebastian parecía todavía no agradarle mucho la idea. Pues le había pedido encarecidamente no anunciar la boda ante los medios de comunicación hasta que yo tuviera un empleo, pues una vez que la noticia fuera del dominio público cualquiera me daría el empleo únicamente por el apellido.

Algo que también no le había gustado era mi renuencia a que Arthur me llevara al trabajo, si eso pasaba el perfil bajo que buscaba mantener se dispararía por los aires. Sería estúpido pedir trabajo como auxiliar pero llegar todos los días en un auto del año con chofer personal.

Mi primer día de trabajo fue lento y predecible. Me presentaron con los miembros de otras áreas, me dieron una inducción y mi jefe, Damien James, me proporcionó todos los aditamentos necesarios para comenzar a trabajar poco a poco en las actividades que le correspondían a mi puesto.

Al parecer, mi prometido había entendido al pie de la letra mi petición de no llamarme durante las ocho horas que estuviera en la oficina, incluso tampoco fue a buscarme.

Los días transcurrían con altibajos, logré acoplarme rápido a mi trabajo y cada día era más ameno, me sentía más productiva. Incluso, había hecho buenas migas con los compañeros desde la primera semana. Me gustaba mi rutina. De nueve a cinco era cuando no debía ser la futura esposa trofeo y solo era yo.

—Deberíamos salir a celebrar tu primer mes de trabajo, ¿no crees? —sugirió Sebastian un viernes por la tarde al encontrarnos en el apartamento.

Abrí la boca sorprendida, el tiempo fue tan rápido que no me di cuenta cuando cumplí un mes en COS.

—¡Diablos! —exclamé —Claro, me parece bien, solo déjame subir a cambiarme los zapatos.

El plan era cenar y después ir por un trago. Sebastian estaba teniendo días pesados en el NYF y necesitaba desconectarse un momento de sus responsabilidades.

Decidimos saltarnos la cena y pasamos directamente a la terraza del Bar 54 en Midtown Manhattan, uno de mis favoritos.

Como era de esperarse, recibimos servicio de primera y la mejor atención. Sebastian bebió whiskey en las rocas mientras que yo bebí vodka y club soda.

—Por tu primer mes en Cross —levantó su vaso.

—Salud —brindé con el mío.

—¿Ya decidiste cuando quieres que sea la boda? —me preguntó con mucho interés.

—Pues —vacilé unos segundos —Creo que julio es un buen mes —considerando que estábamos en pleno abril.

Él asintió, dándome la razón.

—Me parece bien. Entonces en julio será.

—¿Lo anunciarás con los medios? —le pregunté esperando recibir una negativa.

—¡Claro! —contestó con entusiasmo —Es lo que se hace siempre.

—Espero que eso no interfiera con mi empleo —sospesé.

Él rodó los ojos y le dio un último trago a su bebida, con un ademán de la mano pidió otro al mesero.

—Llevas mucho tiempo siendo mi novia, la gente que me conoce te asocia conmigo.

Había tocado un punto clave.

—Exactamente, lo acabas de decir, he sido la novia —dibujé comillas con los dedos —Ahora seré la esposa, eso son palabras mayores.

Issues Donde viven las historias. Descúbrelo ahora