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Multimedia "Genesis" | Dua Lipa.


Paris es un destino clásico pero necesario, al cual no me podía negar puesto a que no conocía mucho del mundo y no podía permitirme rechazar un viaje, aparte venía en compañía de un perfecto ejemplar masculino.

Después de lograr conseguir un permiso por una semana en el trabajo tomamos el equipaje y emprendimos el viaje, mismo que Sebastian había venido planeando desde unas semanas previas a mi graduación, dónde aprovecharía la invitación a una gala benéfica para tomarnos unas vacaciones.

―¿No tendrás problemas por ausentarte tantos días de la empresa? ―le pregunté de camino al aeropuerto.

Él había decidido privarse del absurdo lujo del jet privado y aceptó mi petición de viajar en primera clase.

Negó con la cabeza.

―Todo lo contrario, si no tomo estas vacaciones ahorita, más tarde me estaré estresando demasiado y entonces si tendré problemas. Aparte, a ti te conviene asistir a galas benéficas y codearte con asocioaciones de éste tipo.

―¿Qué tal tu francés?

―Tu es l'amour de ma vie ―respondió y después besó mi mejilla derecha.

―¿En serio lo que dijiste? —pregunté atónita.

Su francés era muy fluido, se escuchaba sumamente sensual hablando ese idioma.

—Si, ¿Está mal?

—Claro que no, tú también eres el amor de mi vida.

Sonrió triunfante. Era un vanidoso.



Después de siete horas de vuelo finalmente llegamos a nuestro destino y desde que pise el aeropuerto comencé a enamorarme de la ciudad.

Al otro lado del Sena, frente a la torre Eiffel se encontraba el hotel Shangri-La, que antiguamente fue un palacio construido por Napoleón para su sobrino nieto, en la actualidad se ocupaba como hotel.

Pese a la edad de la construcción los acabados y la decoración eran muy modernos sin perder la esencia del lugar. Una paleta de colores como blanco, azul y crudo predominaban.

Nuestra suite estaba situada en el último piso, cualquiera que se hospedara en ese cuarto no podría evitar sentirse de la realeza. La terraza mostraba una vista perfecta de la Torre Eiffel.

Antes de comenzar a desempacar decidí dar un recorrido por la suite, no podía ocultar mi fascinación por el lugar. Me encontré con varios arreglos florales compuestos por peonias y hortensias.

—¿Te gustaron? —preguntó Sebastian mientras acomodaba sus cosas en el armario.

—¿De qué hablas?

No entendía a que se refería.

—Las flores, las mandé a pedir especialmente para ti. Peonias y hortensias, tus favoritas.

Vaya gesto más tierno.

—Me encantan. Son hermosas. Gracias.

Sebastian se dirigió hacia la puerta que daba acceso a la terraza de la suite, la abrió en todo su esplendor y permaneció de pie en el umbral. Se llevó las manos a la cintura contempló la imponente torre Eiffel desde nuestra habitación.

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