Multimedia | "Eyes Closed" Halsey.
Cuando se está en estado de depresión, hasta la actividad más aburrida puede ser de gran ayuda para sobrellevar el mal.
Me gustaba mi trabajo, pero eso no le quitaba que en ocasiones fuera aburrido. Sin embargo, me servía para desconectar mi mente de todo aquello que me aquejaba.
Cada vez aprovechaba a hacer horas extras, servicio comunitario y todo lo posible para mantenerme ocupada.
Pero, como todo en la vida, nada es eterno. Había un momento del día en el cual no tenía nada que hacer, el subconsciente me traicionaba y sacaba a flote las memorias agridulces de Sebastian.
Por más que intentaba, no podía olvidarlo. Y a decir verdad, tampoco quería. Y por supuesto, no podía, solo aprendería a vivir con ello.
En ocasiones me irritaba conmigo misma por haber sido tan torpe. Por haber llegado a pensar que yo sería suficiente para que el mujeriego dejara las andadas.
Los días pasaban y el dolor no se iba, se volvía parte de mi rutina. Comía a regañadientes, mi vida era trabajo-yoga-casa una y otra vez.
Lauren y Jay pasaban a menudo por el piso de Jessica para reunirnos y hacer cosas de chicas. Pero ellos fingían que nada pasaba, y eso lejos de ayudarme me causaba un conflicto mayor.
¿Qué les hace pensar que los problemas se solucionan ignorándolos?
A pesar de todo, me hacían pasar un buen rato. Todos aportaban algo a la causa y yo estaba muy agradecida.
Cada noche lo recordaba, a mi amado mentiroso, y no podía evitar derramar un par de lágrimas, me dolía todo. A veces mas, a veces menos, pero dolía.
—Amelia, ¿estás despierta? —preguntó Jessica mientras tocaba la puerta.
Sequé las lágrimas de mi rostro con el edredón.
—Si, pasa Jess —le respondí.
Ella entró y me dedicó una mueca de disgusto al percatarse de mis ojos irritados.
Se sentó en el borde de la cama, traía esa bata blanca que nunca se quitan de encima los médicos.—¿Estás bien? —me preguntó preocupada.
Logré curvar los labios en una sonrisa bastante sincera.
—Cada día un poco más —respondí con honestidad.
—Me alegro que estés mejor, porque tengo algo que avisarte —le cambió el semblante, turbio.
Estaba lista, a estas alturas del partido ya nada me podía joder más.
—Suéltalo.
—¿Recuerdas el cambio que pedí al hospital de Los Ángeles para principios del año entrante?
—¿Te lo negaron? —pregunté asustada.
Negó cabizbaja.
—No, me lo adelantaron, en dos semanas debo estar allá.
Cada palabra me cayó como cubetada de agua helada. Jessica, mi único soporte, mi mejor amiga, se iba cuando yo más le necesitaba. Me exigí fingir alegría y despreocupación, ella había luchado tanto por aquel ascenso.
—¡Jess, eso es magnífico! —me lancé sobre ella para darle un abrazo.
—Gracias, es una gran sorpresa, ¿verdad? —estaba más emocionada de lo que su rostro lograba demostrar.
—En verdad lo es, y por favor no te preocupes por mi, estaré bien.
—Esa es la parte que me preocupa —torció el gesto —¿Por qué no vienes conmigo?

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Dla nastolatków"Él me mostraba el lado más amargo y crudo del amor, pero también me mostraba lo más dulce y maravilloso". 🏅No. 1 || #novelajuvenil || 05.08.18 🏅No. 3 || #sebastianstan || 10.09.18 🏅No. 1 || #sebastianstan || 08.11.18 🏅No. 2 || #novelaromantica...