Capítulo XI
Kenya
Hablábamos en el camerino de Dylan. Blake sacó la conversación en la que hablaba de que Dylan es un buen boxeador. Mi cara era todo un poema, ¡Nadie me dijo que boxeaba ilegalmente! Me fue totalmente inevitable no regañarle, y cómo no, se excusó diciendo que le encantaba hacerlo. Luego de hablar y ver cómo él se preparaba nos comentó que ha reservado unos asientos en segunda fila para que apreciemos mejor la pelea.
Vamos caminando por el largo pasillo, y cada vez que doy más pasos escucho más gritos y más voces de euforia por parte de personas que se escuchan cada vez más cerca que antes, y ya me puedo hacer una idea de lo que puede haber ahí. Un gran cuadrilátero y alrededor de él, mucha gente.
Y como si de vidente fuera, puedo observar el gran cuadrilátero con el suelo de color blanco y las cuerdas que cuelgan de cada esquina de color negro y rojo. Cosa que me hace imaginar la sangre que habrá sido derramada de muchos boxeadores ilegales que han perdido. Eso me hace realizar una mueca de desagrado y asco mezcladas con la de miedo e impulso.
¿Cómo sería subirse a un cuadrilátero rodeado de mucha gente, y pelear hasta quedar inconsciente por un fajo de billetes?
Sólo de pensarlo me dan escalofríos, y estoy preocupada por Dylan, ¡Podrían matarlo! Y eso no me gustaría para nada.
Al entrar en aquel descontrolado bullicio de gente, Blake nos dirige hasta estar en segunda fila para poder ver bien la pelea, aunque mis ganas por estar aquí se han acabado totalmente al saber que posiblemente el que acabe inconsciente en el frío suelo sea Dylan.
Estoy totalmente aferrada a Bruce lo más que puedo, porque sé que va a ser difícil ver esa pelea, detrás nuestra hay chicas con grandes pancartas de El Toro y The Tiger.
Qué nombres más estúpidos.
Chicas con muy poca ropa gritan y ríen, mientras que muchos hombres miran en mi dirección y diven barbaridades.
- ¡Tía Buena! - Grita un chico.
- ¡Así me gusta nena!
- ¡Vaya culo!
- ¡Hazme una buena mamada! - Grita uno riendo.
Me es imposible no girarme y me acerco al cerdo ese. Mi puño impacta en su cara y mi pierna en su entrepierna.
- ¡Cuando le digas algo así de asqueroso a una mujer, acuérdate de mí! - Grito pisando su parte íntima.
- Joder como te haces de notar eh. - Ríe Bruce.
- Se lo tiene merecido. - Miro a mi alrededor y luego me carcajeo por lo que dice.
Los minutos pasan cada vez más lento y cada vez estoy más nerviosa.
Miro al cuadrilátero donde apareceñ un hombre de más o menos cincuenta años con un micrófono en la mano y pidiendo silencio.
- A mi derecha tenemos ¡Al Toro! Sin ninguna pelea perdida. Mientras que a nuestra izquierda tenemos ¡Al Tigre! el temible boxeador de Nueva York. - Dice el señor, cuando acaba, baja del cuadrilátero y se va.
- ¡Vamos Dylan! - Grito animándole.
- ¡Vamos Tigre! - Gritan un grupo de chicas.
Dylan está concentrado, mirando a su oponente, quién es un gran armario andante. Juraría que sus brazos son más anchos y musculosos que todo mi cuerpo, y su mandíbula está apretada como si fuera a matar, mientras que Dylan se mantiene sereno y calculador en posición de combate.
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MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]
Teen Fiction• Primer libro de la Saga Hombres Irresistibles. Simplemente pasó. Cuando lo conocí y observé sus ojos, me di cuenta de que me había conseguido erizar completamente, y de que sería mi perdición. A leguas se veía que era peligroso, pero no pensé que...