Capítulo 51

2.5K 143 0
                                    

Kenya

Giro mi cabeza observando a Derek, que está muy contento. Un par de hoyuelos a los lados de su boca se hacen presentes debido a una sonrisa. Me ha pillado observándole. Su mirada para a la mía en cuestión de segundos mientras los dos sonreímos.

Al parecer, esta pelea no es cualquiera. Derek de antemano ya me ha dicho que es de otro tipo. Nada en comparación con las que hace Dylan o hace él. Sino que estas se hacen llamar "Peleas Gold". Los mejores boxeadores con un alto nivel son seleccionados para luchar, y el ganador se lleva seis millones de dólares. La típica gente trajeada con mujeres bien arregladas son las que acuden a este tipo de peleas. Así que, por eso él y yo vamos tan arreglados.

Derek pone música tranquila para amenizar el trayecto. Y yo me dedico a observar por la ventana. Esta noche no hace nada de frío, parece mentira que estemos a finales de Noviembre y la temperatura baje solo hasta catorce grados. La voz de Derek me saca de mis pensamientos, y dirijo mi atención hacia él.

— ¿Sabes quién pelea? — Sonríe mientras conduce con sus facciones relajadas. No tengo ni idea. Solo sé que un amigo muy cercano al él sí que pelea. Niego con la cabeza.

Black lion y Roseng. Son bastante buenos. Pero espero que gane Black. Es uno de mis mejores amigos. — Dice emocionado moviendo las manos.

— Si es tu amigo y pelea bien, espero que gane. — Sonrío con ternura, apoyándole.

El trayecto de ida ya ha finalizado, ya hemos llegado al parking. Él se desabrocha el cinturón y antes de que yo pueda hacer lo mismo con el mío, corre para desabrochar el mío. Recoge el cinturón desde su asiento inclinándose peligrosamente a mí cara. Controlo unos pequeños impulsos y sonrío nerviosa.

Cuando él acaba de recoger el cinturón de seguridad, sale del coche. Lo rodea y abre mi puerta dándome una mano para que, con su ayuda pueda salir.

— Qué caballeroso. — Lo miro con gracia, a lo que él ríe antes de abrazarme. No estoy muy sorprendida, pero no rechazo su abrazo.

(...)

— Últimos dos minutos para apostar damas y caballeros. — Dice la mujer trajeada de blanco que está en medio del hexágono de manera formal.

Se me hace bastante raro venir a estas peleas. Aunque no lo parezca, son diferentes a las normales. Digamos que son más seguras, pero no dejan de ser ilegales. Cuando pasan los dos minutos y la mujer presenta a la primera ronda de luchadores, la campana retumba y ya se están pegando como si les fuera en eso la vida.

No sé, sujetar una copa de champagne duraigne mientras observas como dos personas se molen a golpe es muy cínico.

Todo esto forma parte de un negocio, uno gigantesco. En el que usan y reusan a personas que tienen que ganarse el dinero recibiendo golpes a cambio de dinero. Cuando veo que a muchos les vuelan los dientes, o les desplazan las costillas hasta matarlos. Y luego se deshacen del cadáver. Todo queda en una simple pelea, para ellos no es homicidio. Sino un negocio que deja millones y millones de dólares, aquí y en todos los países del mundo.

Las peleas normales a las que suelo ir con los chicos, son diferentes. El suelo y el lugar son nefastos. La gente es vulgar, y grita como cerdo en un matadero. Pero en cambio aquí, la fachada por fuera es vieja para que no parezca que aquí montan estos espectáculos. La gente es VIP, por lo que no entra cualquiera. El llevar atuendos formales demuestra que todos y cada uno de los asistentes apuesta alto y que tiene una buena billetera.

Nadie grita, nadie está alterado desde mi punto de vista. La gente pasea por el alrededor disfrutando de la pelea. Solo con los sonidos de los golpes y las quejas que se proporcionan entre sí los boxeadores.

Observo a Derek, que está bastante atento a la pelea, susurrando unos cuantos "Vamos" mientras mira atentamente el espectáculo.

Minutos después el tal Roseng cae al suelo de la jaula inconsciente. Derek dice con un tono de voz adecuado un "¡sí!", y los invitados comienzan a aplaudir de manera relajada y educada tanto hombres como mujeres.

Un sanitario que de seguro trabaja para los de aquí, sube rápidamente a la jaula y toca el cuello del boxeador tendido en el suelo. Miran a la presentadora negando con la cabeza. Lo que me dice que ha muerto.

Trago saliva y parpadeo al sentir un poco de escozor en mis ojos. Me giro hacia Derek el cual, está contentísimo cuando me mira. Dejo mi copa en uno de las mesas en forma de cubo con luces de neón blancas que hay a mi lado y echo un vistazo hacia la barra encontrándome con la mirada de un hombre, que supongo que será el Barman.

Mantengo mi rostro neutro enarcando una ceja y vuelvo a caminar hasta quedar al lado de Derek.

— ¿Te ha gustado la pelea? — Pregunta sonriendo. Mirándome directamente hacia mis ojos. Desde esta posición puedo ver sus preciosos ojos avellana. Tienen un color que embaucan a cualquiera.

— Me ha parecido...emocionante. — Fuerzo una sonrisa tensa esta vez, mintiendo. No me gustan estos sitios, parecen de psicópatas. Si las peleas normales son horrendas estas parecen que están dirigidas por Jack el destripador.

Vale, quizás exagere un poco con lo de Jack el destripador. Con énfasis en el nombre. Pero acabo de ver como un hombre muere dentro de una jaula. Me ha parecido algo incómodo. Pero un pelín emocionante.

Solo un poquito.

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora