Capítulo 71: Especial primera parte

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Kenya

Observo a mi alrededor antes de bajar de mi moto junto a Kelly. Hay muchísimos chicos y chicas que he visto alguna vez en el descampado.

Los ojos cielo de Dylan me siguen a cada paso que doy. Le doy las gracias a Kelly y camino hacia él. Me crezco un poco intentando parecer más segura que siempre y cuando estoy delante de él pongo una mano en mi cintura.

— Feliz cumpleaños, Kenya. — Con tan solo estar en donde estoy, a dos pasos de sus labios siento una cuchilla rasgarme el estómago de los nervios. Me controlo para no lanzarme estúpidamente a sus brazos y sonrío de lado, como suele hacer él.

— Gracias. — Sí, es lo único que se me ocurre decir ¿vale? Estoy nerviosa y con ganas de un beso de esos de Disney. Lo miro, como a una niña miraría a su minino. Es tan sexy, tan guapo, tan elegante, tan masculino que joder, mataría por este hombre que tengo delante de mis narices.

— ¡Kenya! ¡Tenemos una sorpresa, venga! — Sin dejar de posar mis ojos sobre los suyos, Kelly me arrastra agarrándome de la muñeca lejos de él. Menos mal, me estaba comenzando a dar un ataque.

Vuelvo al presente y sigo caminando hacia done me lleva la loca de mi amiga. La observo feliz y con una sonrisa plantada en los labios. La gente a nuestro alrededor baila y ahí me doy cuenta de que ya no estamos fuera donde se celebran las carreras, sino en el interior del polideportivo, en donde se hacen las peleas.

Una sonrisa nerviosa al no saber qué me ha hecho me surca los labios y me dejo llevar.

— Ven, lo tengo escondido. — La escucho reírse. Levanto los hombros restándole importancia y la sigo hasta que llegamos a una puerta que me parece un poco extraña. Es negra a diferencia de todas las demás de este antro abandonado. La puerta parece que te incite a entrar.

— Entra, venga. — Suelta Kelly de repente. Suspiro emocionada y pongo mi mano sobre el picaporte de la puerta, a continuación la giro hacia la izquierda y empujo hacia mi, la puerta chirría misteriosamente y me llevo la mano derecha al corazón por el sonido estrepitoso.

— ¡Felicidades granuja! — Dios, pensé que era algo con ganas de comerme.

— ¿Sois imbéciles o qué? Dios, ¡casi me da un ataque al corazón del susto! — Kelly se acerca a mí y pasa un brazo por mi cuello. Sigo observándoles y sin poder evitarlo observo lo que lleva Kayla en sus manos. No puede ser.

— Kenny y su humor de siempre, esperamos que este día sea increíble para ti. — Suelta Bryan obsequiándome el regalo que tenía Kayla anteriormente. Es un regalo pequeño de las dimensiones de un libro por así decirlo y está envuelto en una cajita azul con un lazo rojo. Oh vaya, odio el azul.

— ¡Qué lo abra, qué lo abra! — Escucho a Blake y a Kelly a mi lado. No espero más, mi impaciencia y el no saber qué habrá detrás de esa cajita me impulsa a agarrar lo delicadamente y a abrir la parte de arriba. Cuando lo veo, es imposible no tener un Deja Vú.

Sonrío agradecida, el simple hecho de que se han tomado su tiempo para dedicarme algo. Es una foto enmarcada. Aparecemos los seis en la playa el día de surf. Ese día en que sentí que íbamos a ser grandes amigos y que iba a enamorarme de él. Aparecemos tan sonrientes que no puedo evitar sonreír de ternura y sentir como me da un pequeño picazón en la nariz antes de verlo todo borroso.

— Jo chicos, muchísimas gracias. No sabéis cuánto me gusta. — Ellos se abalanzan sobre mi en busca de un abrazo. Rodeo a todo lo que puedo y sonrío afectiva. Me encanta que hayan pensado en mí. Me encanta que se preocupen así conmigo, para mi esto es el mejor regalo que he podido recibir hoy.

— Aunque a veces discutamos y nos peleemos, siempre vamos a estar unidos. Puede sonar muy cliché, pero al final la amistad es lo que te queda y tus amigos son los que te acompañan en los peores momentos ¿no? — Habla Kayla. He sido una orgullosa de mierda al no querer perdonarla, es una grandísima persona que me ha acompañado muchísimos años y estoy muy agradecida de haber podido contar con ella para cualquier cosa.

— ¡No me puedo creer que ya tengas dieciocho años! Todos estos años han pasado increíblemente rápidos. — Escucho a Kelly que me da una cajita pequeña de color rojo cobre. Antes de coger la cajita me aproximo hacia ella y la abrazo muy fuerte, todo lo fuerte que puedo.

— Cuidad...o, que me asfixias. — La oigo quejarse y automáticamente aflojo el agarre. Todos nos carcajeamos durante unos segundos y después, recupero la cajita y la abro. Delante de mis narices descansa rodeada una pulsera plateada con nuestros nombres alrededor de una almohadilla de la caja aterciopelada. Agarro pulsera con delicadeza y observo la parte de atrás.

"Siempre juntas".

Estoy a punto de ponerme a llorar, si no fuera porque estoy nerviosa por todo lo demás ahora mismo estaría llorando como una Madalena.

— Gracias chicos, no teníais porque. — Agradezco.

— Tengo una sorpresa para ti, Kenya. — Su voz me obliga a girarme estrepitosamente hacia el dueño de la voz. En lo primero que me fijo es en sus hombros grandes y masculinos, en la deliciosa forma de su cuerpo y en sus ojos que tanto me retienen a él.

— Mi cara está aquí arriba. — Responde el muy imbécil. Frunzo el ceño automáticamente y me cruzo de brazos. Engreído.

— Em, dime. — Respondo sacudiendo la cabeza levemente y me muerdo el labio inferior de manera parcial. Dios mío, ¿por qué razón lo has creado con tanto amor?

Trago duro.

— Sé que las cosas entre nosotros no están bien. Y cuando digo 'nosotros' me refiero a los seis. Yo os debo unas disculpas. — Comienza de manera sorprendente. Jamás pensé que esto podía estar pasando. Dylan Sovok disculpándose por hacer el simio prehistórico, debo estar soñando.

— ¿No llegas un poco tarde a disculparte? — Escucho instintivamente la voz fastidiada de Blake. Sí, de los tres él es el más molesto. Veo los iris azules de mi guapo ex novio viajar hacia detrás de mí. Creo que no lo había visto disculparse de esa manera nunca.

— Me he dado cuenta de que estoy anclado a esta vida. De que estoy anclado a lo clandestino y de que no puedo escapar de lo que me he convertido. De que cambiarme de ciudad, de instituto y de amigos solo me ha hecho recordaros aún más. He estado buscándote Kenya en muchas mujeres, he buscado en ellas y no te he encontrado porque eres única. Las demás son todas iguales pero tú, tú eres tan especial que no sabría describir cómo me siento cuando estoy junto a ti. Es tan difícil y tan complejo que simplemente me resulta abstracto. — Responde de golpe, cada cosa detrás de otra. Creo que se me ha desencajado la mandíbula de lo abierta que tengo la boca.

CONTINUARÁ...

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora