Capítulo 59

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Capítulo LIX

"Si eres frío, acabas haciendo daño a los demás; Si eres sensible, la gente te hace daño a ti".

Kenya

El timbre del instituto suena, indicándome que o corro para llegar a la clase o el profesor de Educación física me hará correr toda la hora. Bufo, estas semanas han sido difíciles. No he parado de pensar en él y eso no ayuda nada a mi relación con Derek. No le pienso decir que le he besado aún, aunque eso no significa que cada vez que lo veo me sea casi imposible hablar. Ocultarle algo a tu pareja no es bonito ni mucho menos agradable. Estoy siendo más egoísta que nunca y él no se lo merece. 

Suspiro. Mierda, joder.

Cojo rápido el libro de Literatura, el de Alemán y el de Sueco. Los libros son más gordos que mi cabeza y pesan más que Bryson. Bufo, me cago en San Petersburgo.

Cierro la taquilla con el codo y camino con pasos apresurados por el inmenso pasillo. El ver a otras personas en él me tranquiliza un poco ya que no es tan tarde como pienso. Frunzo el ceño.

- Maldito Dylan. ¿Por qué mierdas apareces ahora volcándome el corazón? Maldita la hora en la que me enamoré de él. Maldito instituto, malditos libros, maldito pasillo y malditos profesores. - Voy a seguir maldiciendo hasta que así de repente chocó con algo tan duro que caigo de culo como un bolo. Los libros se me esparcen por mi alrededor y me sobo las caderas antes de poner una mueca de fastidio y dolor.

— Y maldita columna. — Abro los ojos esperando ver a la estúpida columna con la que me he chocado. Pero en vez de eso me encuentro a un chico de mi edad mirándome mientras se rasca la nuca vergonzosamente. En cuanto nota que le miro sus mejillas blancas se vuelven de un color carmesí y de manera torpe se agacha y recoge los tres libros como si fuesen una pluma.

Y yo que me los encuentro pesados y he aquí a mi amigo que los coje como si nada.

— Dios mío,  perdóname. No era mi intención chocarme contigo. Soy nuevo y este instituto es enorme. — Intenta no mirarme. Puedo notar su nerviosismo en su voz. Me parece tierno de su parte así que suspiro lentamente y me sale una sonrisa tranquila. Veo como sujeta en una mano los tres libros y como me extiende la otra para ayudar a levantarme.

Dudosa me decido y la agarro, el chico del cual no sé su nombre tira hacia atrás consiguiendo levantarme. Sacudo mi ropa y cojo los libros que sostiene en sus manos.

— No tienes que disculparte, iba muy rápido y a penas veía. Soy Kenya y si necesitas que te enseñe luego el instituto solo tienes que decirme que sí. — Sonrío amablemente y agarro mis libros con más  fuerza. No vaya a ser que se me caigan con lo torpe que soy. Veo que observa uno de los libros que llevo e inmediatamente sus ojos se iluminan y veo curvarse su sonrisa.

— Encantado de conocerte Kenya, me llamo Hunter y sí por favor, luego enseñame todo esto. Por casualidad, ¿Tienes ahora Gimansia, luego Alemán y después Sueco? — Pregunta antes de seguir caminando a mi lado. Giro mi cabeza para observarlo y río. Vaya, majo, nuevo y encima en mi clase. Prefecto. Sonrío.

— Vaya, ¿Tú también tienes mi mismo horario? — Pregunto sonriente. Ahora no comeré ni estaré sola en el comedor.

— Al parecer, sí. — Quito un mechón de pelo que se me cruza por la cara y lo retiro hasta detrás de la oreja. Sonrío relajada porque ya no pasaré todo el tiempo sola. Ellos no querrán ni verme.

— ¿Tú también eres nueva? — Pregunta pensativo.

— No. ¿Por qué lo preguntas? — Frunzo el ceño. ¿Tengo cara de nueva o qué?

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora