Capítulo LV
Kenya
— Mamá, papá. Él es Derek Sovok, mi novio. — Tengo los nervios a flor de piel. Siento que mis piernas son gelatina y que en cualquier momento voy a caer al suelo. Pongo mi mejor sonrisa ante mis padres y Sean.
Ellos observan con detenimiento a Derek. La primera en levantarse de la mesa es mi madre. Sofía, mi madre es de estatura media. Mide un metro sesenta y siete. Es delgada, yo diría que demasiado. Unos cincuenta y nueve kilos. Mamá siempre ha sido de carácter calmado y siempre es cariñosa. Sus ojos y su cabello son marrones.
Mientras que papá es más sobreprotector. Es de estatura alta, un metro ochenta y cinco y su pelo que antes era rubio ahora es de tono canoso. Sus ojos son de color azul.
Los tacones de mamá resuenan en el parqué de madera del suelo mientras se acerca hacia nosotros dos. Sonríe ampliamente cuando abraza a Derek.
— ¡Menos mal! Pensábamos que ibas a morir sola Kenya. — Ríe bromeando mi madre. Sí, ya sabéis de donde viene mi magnífico humor. Al de mamá. Ruedo los ojos y agarro de la mano a Derek para sentarnos en la mesa aún con esos tontos nervios en mi cuerpo. Papá, antes de sentarnos le da un leve apretón de manos a Derek como saludo.
— Encantado de conocerte muchacho. — Sonríe despacio mi padre. Eso sólo puede significar una cosa, que no le ha gustado a simple vista. Hago una mueca con la boca cuando me siento en la silla. Derek está sentado a mi lado. Enfrente mía está papá, y a su lado mamá.
Mamá sirve la comida mientras pregunta algunas cosas a Derek. Papá se mantiene en silencio durante esos momentos. Yo simplemente me dedico a sonreír y a asentir. Todos comenzamos a cenar, un trozo del pavo perfectamente horneado y la ensalada están en mi plato. Comienzo a digerir primero la ensalada.
— Y, ¿Cómo os habéis conocido? — Pregunta papá, comiéndose una aceituna.
Genial. Señores y señoras, el interrogatorio acaba de empezar.
— Nos conocimos hace casi unos seis meses, fue, amor a primera vista. — Miento, recordando con la vez en la que se quedó inconsciente por culpa de la sacudida de golpes de Dylan.
Mis padres sonríen contentos, ellos se conocieron hace unos veinte años, se casaron y nacimos Sean y yo. Ellos se conocieron en el baile del instituto. Mamá casi todos los San Valentines que ella iba con un "Pica flor del instituto", y que chocó con papá y este le derramó el ponche en el vestido color crema. Y así surgió el amor.
— ¿Trabajas o estudias? — Pregunta papá con tono curioso. Abro los ojos a más no poder, recordando a qué se dedica él.
— Tengo una beca de Holloway University, en Londres. — Responde tranquilo el rubio-castaño. Bebo de la copa de vino que hay al lado de mi plato y me intento relajar. Me tiemblan las piernas de los nervios.
Mi madre sonríe contenta mientras que mi padre levanta las cejas asombrado. Me cago en San Petersburgo como esto no salga bien.
— Parece un buen partido hija. — Habla esta vez mamá observando a Derek contenta. No la he visto así de sonriente en mi vida. Papá en cambio, se gira de golpe a mirar a mamá.
— Papá, ¿Estás bien? — Pregunta Sean con voz traviesa. Papá fulmina con la mirada a mi hermano.
— Perfectamente. — Sonríe papá. Mamá le pega un codazo.
— Rick, deja de comportarte como un mañaco, la niña es feliz. — Le regaña mamá a papá dándole un capón detrás de la cabeza. Papá se soba la parte adolorida y yo miro nerviosa a Derek.
Papá dejó de comportarse como un niño después de que Derek le dijera lo enamorado y encantado que está conmigo. Mamá mira feliz a Derek mientras nos acabamos la cena. La chimenea está encendida para darnos calor, y un playlist de canciones de Navidad suena por toda la casa bajito.
Me alegra que Derek esté aquí. Cenando conmigo y con mi familia. De vez en cuando acaricia mi pierna por debajo de la mesa para darme ánimos.
Después de una media hora hablando de cosas triviales entre todos, acabamos la cena.
— Voy a por el postre. Derek, ¿Me ayudas? — Rápidamente nos levantamos de la mesa para comenzar a caminar hacia la cocina.
Al llegar a la cocina me apoyo en la encimera y me cruzo de brazos y el sonríe.
— Estás preciosa con ese vestido. — Se acerca y me abraza rodeando sus dos brazos. El olor de su perfume masculino inunda mi nariz. ¿Por qué hueles tan bien?
— Porque me he puesto perfume nena. — Responde cortando el abrazo divertido.
Oh mierda, ¡He pensado en voz alta! Y yo sin darme cuenta.
— He debido de pensar en alto. — Río sonrojándome por mi torpeza. Él ríe sonoramente divertido.
(...)
— Disculpe, ¿Sabe dónde están los camerinos? — El gorila que está enfrente de mí alza una ceja hacia mi dirección.
— ¿Y quién eres tú? Aquí no puedes estar. — Contesta cortante. ¡Mierda, mierda, mierda y mucha mierda! Cansada del mono neanderthal que tengo delante me acerco más a él.
— Soy la novia de Derek. — Señalo el colgante de mi cuello y este se queda mirando detenidamente el collar.
— Pasillo a la derecha. — Se aparta para que pueda pasar. Levanto mi mentón como símbolo de "Te lo dije gañán".
Sigo el pasillo que esté casi a oscuras. Digo casi porque en el suelo hay focos de diferentes colores que avivan el pasillo.
Veo a un hombre venir en dirección contraria a la que voy yo y levanto más mi mentón. El hombre se acerca a mí rápidamente.
— Hey bellezón, ¿Qué hace una flor tan bella en este pasillo tan oscuro? — El hombre no debía superar el metro noventa. Cuando se acerca más a mí puedo saber con exactitud qué es aquel albino al que le robé el Lamborghini.
Y yo que pensaba que estaba muerto.
Se acerca aún más, y juraría que me acaba de recordar. Así que, estoy en un aprieto.
— Tú... — Me señala con el dedo mientras que su rostro cambia a uno más peligroso. Genial, ahora me va a matar, y como este pasillo es oscuro nadie se va a enterar.
— Tengo prisa ¿Sabes? — Me excuso intentando alejarme de ese loco maniático. Aunque bueno, le he robado su coche.
— Ah, no, no. — Ríe para luego con ayuda de su firme brazo, rodearme el cuello y apretar. Si sigue de esta manera, me va a ahogar.
— ¡S...suéltame! — Intento zafarme de su agarre, pero es muy complicado. Tiene mucha fuerza y yo soy un ¡Maldito fideo!
— Tú y yo nos vamos a divertir mucho. Voy a sentirte de tantas maneras que ni te imaginas. — Sonríe cerca de mi oído.
¡Mierda!
Consigo encontrar una manera de liberarme de su agarre y la pongo en marcha. Echo mi pelvis hacia delante separándola del suyo e inclino mi pierna derecha. Preparada, inclino la pierna hacia adelante cogiendo carrerilla y luego hacia atrás, dándole en sus microhuevos.
Rápidamente cae al suelo quejándose del dolor y me libero de él.
— ¿¡Qué tal has sentido eso de mi parte mamaguevo!? ¿¡A que eso no te lo imaginabas sabandija!? — Me sacudo la ropa y comienzo a caminar de manera apresurada para llegar al maldito camerino de una puñetera vez.
Cuando giro hacia la derecha encuentro el camerino y sin tocar la puerta entro directamente. Encontrándome a un dios griego preparándose para luchar.
— ¿Has caído del Monte Olimpo? — Pregunta acercándose a mí con el pecho desnudo.
¿Sentís calor? Porque debo estar delante de Hades.
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MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]
Teen Fiction• Primer libro de la Saga Hombres Irresistibles. Simplemente pasó. Cuando lo conocí y observé sus ojos, me di cuenta de que me había conseguido erizar completamente, y de que sería mi perdición. A leguas se veía que era peligroso, pero no pensé que...