Capítulo setenta y siete

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Dylan se coloca sobre mí sin presionarme con su cuerpo y besa mis labios lentamente. Mis manos acarician su pecho y espalda tatuados, provocándole un gemido cálido. Aprovecho y muerdo su labio inferior delicadamente, él gruñe desesperado y baja a mi cuello para dejarme un rastro de besos mojados desde mi barbilla hasta el hueco de mis pechos. Muerdo mi labio inferior, ardiendo. Dylan es tan sensual y esto es tan excitante que jadeo, me deshago de la camiseta del pijama y él del pantalón, dejándome de nuevo desnuda bajo su mirada depredadora. Mi vientre bajo comienza a palpitar de deseo, y él agarra mis pechos de manera delicada y los besa, haciéndome estremecer. Besa mi abdomen y va bajando, arqueo mi espalda mordiéndome el labio y reprimiendo un suspiro lleno de deseo. Baja a mi vientre bajo y lo besa hasta llegar abajo y besarlo varias veces, gimo levemente al sentirlo y deseo ya que me haga suya.

—Hazme tuya, Dylan—Mis palabras salen de mi boca en forma de súplicas. Tengo tantas ganas de él, que si me sigue torturando durante más tiempo, voy a explotar. Dylan muerde su labio y se deshace del pijama quedando desnudo. Mi mirada viaja hacia su miembro que se encuentra tan erecto como ayer. Suspiro maravillada y le ruego de nuevo, echa saliva y me vuelve a tocar de manera más intensa haciéndome gemir mas alto.

—Dylan...—Sonríe viéndome suplicarle y se acerca para besar mi cuello y posteriormente, mis labios. Cuando acaba, me da la vuelta de repente, quedando a cuatro patas y reprimo un gemido leve de sorpresa. Besa mi espalda, para después sentir como entra en mi despacio y delicadamente. Gimo cuando llega al final y agarro fuerte las sábanas mordiendo mi labio inferior. Siento como se mueve, profundizando más, sintiendo sus embestidas cada vez más fuertes. Gime, de manera tan sensual que me desequilibra todo mi ser, incitándome a mover mi pelvis hacia atrás, chocando más fuerte contra él.

Gemimos juntos, cada vez más alto y le siento colocar sus grandes manos en mis caderas para controlar más mis movimientos.
Empieza a ir más rápido y más profundo, haciéndome gemir cada vez más fuerte. Es tan placentero sentirlo que ojalá pudiera estar así todo el día. Agarra mi cabello de manera delicada pero a la vez ruda y embiste con más fuerza en mí, gimo más alto y me giro para mirarlo unos instantes. Él, aprovecha para soltarme el pelo y se inclina sin dejar de entrar y salir para besarnos, con su mano en mi espalda me obliga a apoyarla en la cama, dejando solo elevada mi pelvis.

Gimo aún más al sentirlo más duro y fuerte sobre mi. Aprovecha y agarra mis brazos y los coloca sobre mi espalda para después, penetrarme más fuerte durante unos minutos. Lo escucho gemir más alto y solo cierro los ojos del placer. Sale de mí y delicadamente me gira quedando encima de mi, como antes. Se cuela por mis piernas y las levanta quedando sus pies rozando sus hombros. Y entra en mi de nuevo, pero esta vez de manera dura haciéndome soltar un gemido cálido mientras me muerdo el labio inferior. Sentirlo me vuelve loca, y adicta a él. Se siente tan bien escucharlo mientras me lo hace. Sus manos alcanzan mis pechos y los masajea mientras entra y sale de mi haciéndonos gemir a ambos.

(...)

—Te amo, Kenya—Suelta jadeando cerca de mi oído después de acabar. Se levanta cansado y se dirige con pasos apresurados hacia el baño, le oigo cerrar la puerta. Sale minutos después, que me parecen una eternidad para comentarme que fue a quitarse el preservativo y a asearse. Lo acurruco entre mis brazos y unos instantes después le escucho roncar de manera tenue. Giro los ojos divertida y niego con la cabeza, y para mi sorpresa, quedarme dormida instantes después.

Me levanto de golpe, con la espalda y frente sudadas, respirando asustada y giro mi cabeza hacia la izquierda, encontrándome con un Dylan que duerme como si de un bebé se tratara. Suspiro, tan solo fue una pesadilla, una pesadilla horrible en el cual, me despertaba sola, bajaba las escaleras y estaba mi ruso besando a otra chica, de cabello rubio platino y con orbes de culebra.

Estiro mi brazo hacia la mesita de noche y alcanzo mi teléfono observando la hora, solo he dormido una hora. Pero no tengo más deseo de seguir, así que me levanto de la cama, me coloco una camiseta de Dylan la cual me queda enorme y en silencio salgo de la habitación, bajo las escaleras y decido curiosear. Sé que no está bien por mi parte, y mucho menos en una casa de una difunta, pero la curiosidad me mata por saber, si la tal Dominika era rubia. Desfilo por la entrada, donde justamente hay un aparador en el cual puedo visualizar varios retratos.

Me acerco y agarro el primero en el que aparecen tres personas, un hombre que se mantiene serio, alto, de cabello oscuro, nariz puntiaguda, mientras abraza a una mujer alta y delgada, rubia rozando el grisáceo que sonríe felizmente. Y a su derecha posa una adolescente de las mismas características que ella, alta, rubia de tez blanquecina, ojos azules y de una sonrisa audaz. Deposito el marco de fotos de nuevo en su sitio y observo la segunda foto, en la que aparecen dos niños, uno rubio de orbes azuladas que me tiene enigmada y una niña de estatura un poco más alta rubia y de ojos azules. Mi mirada viaja de nuevo al niño el cual me resulta bastante familiar.

—Soy yo junto con Dominika—Pego un brinco en mi sitio del susto y a causa del gesto, se me resbala el marco de las manos directo al suelo. Dylan en un acto de reflejo, alcanza el marco por los pelos antes de que choque con el piso, me giro completamente para observarlo con la mirada y completamente ruborizada le pido disculpas.
—Yo, lo siento. No tendría que haber mirado demasiado...—Me disculpo automáticamente después de darme cuenta de que quizás ser tan curiosa no es relativamente bueno. Él parece abducido por la fotografía, ya que no quita ojo de ella con una sonrisa melancólica, me quedo en silencio y le doy tiempo.

No podría imaginar el dolor que significaría para mi tener que acordarme de mi ex difunta y encima cargar con la culpa. Me acerco y lo rodeo con mis brazos, abrazándolo. Le oigo tragar duro, dejar el marco en el aparador de nuevo y abrazarme más fuerte que yo. Su fuerza me impregna tranquilidad y estabilidad y no puedo evitar susurrarle un ''te quiero'' de la manera más sincera. Después de varios minutos, nos separamos y decidimos llamar a los chicos.

—Buenas tardes, Bryan.—Saluda de manera relajada.—Buenas serán para ti—Responde de manera borde. Giro mi cabeza y Dylan hace lo mismo hacia mi dirección. Nos miramos de manera confusa antes de preguntarle yo que le ha ocurrido.

—Casi nos cogen, Kenya. Estuvimos a punto de no conseguirlo—Vuelvo a mirar a Dylan preocupada, solo espero que estén bien.

—Nos vemos en media hora en la casa de Kenya. Trae a los demás, necesito hablar con todos—Habla Dylan de manera misteriosa. ¿Qué decir? ¿Qué cosa?

—¿De qué se trata?—Pregunta desde el otro lado el rubio.—Es algo importante...—Y después de esa conversación tan corta que a penas roza los dos minutos, cuelga. Cojo aire preocupada y decido preguntar, inquieta.

—¿Qué es?—Se gira hacia mi de manera alterada y respira nervioso.—Me han llegado unos rumores estúpidos. Solo espero que no sean verdad...—Genial, y de nuevo la curiosidad me mata...

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⏰ Última actualización: Jan 05 ⏰

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MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora