Capítulo 22

7.7K 397 5
                                    


Kenya

Cuando llegué ayer por la tarde noche, estaba Dylan esperándome en su Audi, salió y me abrazó delante de las chicas y de mi hermano. Ya sé que es un abrazo, pero es un abrazo de Dylan.

Me sonrojo completamente.

— Bueno, pues nosotras nos vamos por donde vinimos. — Kayla sonríe observándome de manera extraña. Esa es la mirada del cuidado.

Cuando las dos se despiden muy raramente y se fueron Dylan me miró alzando una ceja

— ¿Hoy está todo el mundo raro o qué? — Pregunta Dylan frunciendo las cejas. Un retintín me cosquillea el interior. ¡Mierda! Se lo huele.

— No sé, a mi no me parece que están raras. — Hablo intentando sonar lo más convincente que puedo.

Como esto siga así, voy a tener que vomitarle lo que realmente está pasando.

— Tú también estas rara. — Me observa a los ojos. Trago saliva y sonrío inocente.

— ¿Yo, rara? Pff, ¡qué va anda! — Alzo la voz peligrosamente sin darme cuenta. Abro mucho los ojos y río.

(...)

Jamás había dormido con un chico. Solo con mi hermano cuando era pequeño. Dylan se ha pedido el lado de la pared, así que no he tenido otra que dormir en el lado que da en diagonal a la puerta. Mierda, se ha dejado la puerta abierta y encima está todo oscuro.

¡Para ya, Kenya! No puedo parar de mirar hacia la puerta, todo está en silencio y oscuro. Dylan está durmiendo cómo una marmota y me dolería despertarle sólo para que cerrase la puerta. Una sombra se hace presente en el marco de la puerta sin yo haberme dado cuenta. Por este entonces estoy de pié para cerrarla. Me quedo totalmente paralizada por el miedo. Ahora mismo gritaría con todas mis fuerzas, pero tengo tanto miedo que, no puedo articular nada del cuerpo, tan solo mirarlo.

Parece mirarme, ni se inmuta. Solo puedo distinguir que tiene un cuerpo corpulento y fuerte desde la cama. Mi bello se eriza y mi corazón empieza a golpear mi pecho fuertemente.

Entro en un estado de pánico y empiezo a temblar descontroladamente tartamudeando.

— ¿Qué pasa? — El sonido de las sabanas retumba la habitación. Tengo miedo de dejar de mirar la sombra, si no lo miro me hará algo aprovechando que estaría de espaldas. Soy incapaz de estimular alguna palabra y mis ojos no se despegan de la puerta.

Giro mis ojos durante menos de dos segundos y cuando los vuelvo a girar, ya no está.

— ¿Kenya? — Pregunta abrazándome. Al no recibir respuesta enciende la luz y me mira sin comprender.

No respondo, no puedo.

Dylan se levanta y mira hacia donde miro. Vuelve su mirada a mí y levanta una ceja.

— ¿Qué ves? Me estás asustando Kenya. — Toca mis mejillas. No dejo de temblar, y ahora lo hago más fuerte.

Al notarme me abraza y me arrastra hasta rodearme por completo con su cuerpo haciendo que lentamente me relajara.

— ¿Qué te ha hecho estar así, eh? — Se separa de su pecho puedo notarle enfadado.

— Se que puedo confiar en ti. Pero no creo estar aún preparada para contártelo. — Bajo la mirada hacia el suelo.

— Necesito que me lo digas, no voy a dejar que nadie te haga daño. — Sus preciosos ojos grises se vuelven oscuros y dilatados.

Suspiro alto y luego me siento en medio de sus piernas, se tumba haciendo que yo también me tumbe sobre su tonificado pecho y se tapa conmigo.

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora