Capítulo 19

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Kenya

Al bajar del coche, caminamos con las manos entrelazadas hasta la puerta, Abro la puerta como puedo y entramos al interior de mi casa.

— Quédate aquí, no tardo nada, si quieres algo de la nevera, cógelo. — Hablo señalando el sofá y luego la cocina.

El tatuado asiente acercándose a mí. Aparta un mechón de mi pelo que le molestaba y me besa con tanta suavidad.

— Ve, quiero desayunar contigo y conocer a tu hermano. — Dice cerca de mis labios.

Asiento separándome de él, camino hasta las escaleras y las subo con un poco de prisa ya que hemos tardado un poco en llegar.

Camino por el pasillo donde se encuentran las habitación, entro en la mía y me dirijo hasta el baño, ya que mi habitación es la única con baño, al entrar cierro el pestillo, me despojo de la ropa y minutos después descanso al sentir el agua helada caer sobre mi piel, y podría jurar quedarme el día entero debajo de la ducha.

(...)

— ¡Sean! — Grito abriendo la puerta de salida

— Este niño se ha vuelto a quedar dormido. — Hablo, no muy alto. Miro a Dylan, quién me observa de forma divertida.

— Voy a ver que le pasa. — Aviso subiendo las escaleras.

Entro en la habitación de Sean sin tocar, asustándolo al principio, pero luego al saber que soy yo, se relaja.

— ¿Quieres darte prisa? Ya tendríamos que haber salido. — Me cruzo de brazos mientras observo cómo se ata los cordones de los zapatos.

— Ayer no estabas con Kelly, ¿verdad? — Pregunta alzando ambas cejas de arriba a bajo. Medito seriamente en si decirle o no, porque en varias ocasiones rompe sus promesas y se chiva a mamá.

— Sólo si no se lo cuentas a mamá. — Lo señalo con mi dedo índice seriamente. Si mamá se entera, apaga y vámonos.

— Mis labios están sellados. — Promete. Sean, al terminar de arreglarse camina hacia el baño del pasillo y se pone colonia.

— Tengo novio. — Muerdo mi labio nerviosa. Deja la colonia de Hugo Boss en el lavabo lentamente y me mira.

— Vaya hermanita, quién lo diría, mi hermanita se hace mayor. — Comienza a aplaudir. Ruedo los ojos y acabo sonriendo.

— Y ¿cómo es? — Pregunta sereno, bajando las escaleras a mi lado.

Ya lo verás...

Al bajar las escaleras veo a Dylan sentado en el sofá, al notar nuestra presencia, se levanta del sofá y coge mi mano.

— Soy Dylan, el novio de tu hermana. — Habla Dylan, sonriendo a mi hermano.

— Guay hermanita, me molan sus tatuajes. — Sean sonríe cálidamente.

— Yo soy Sean. — Los dos empiezan a hacer un saludo raro y muy típico de chicos.

— Sean, eres un espabilado. — Dice Dylan dejando ver sus dientes blancos.

(...)

Por culpa de los dos al final casi llegamos tarde. Pero por suerte nuestra, Dylan y yo teníamos la primera clase juntos y conseguí llegar rápido ya que me arrastró por los pasillos y llegamos antes de que la profesora entrara. Al entrar corriendo fuimos el centro de atención, la gente al vernos abrió la boca en una completa forma de O, completamente todos, incluso Kells, Kayla, Bryan y Blake estaban igual.

Nosotros miramos los dos pupitres de al fondo vacíos y caminamos hasta ellos para sentarnos, Dylan en la ventana​ y yo a su lado, aún con la penetrante mirada de todos los alumnos de la clase. No me gusta que todos me miren.

Empiezo a irritarme. Miro a todos ellos que me miran.

— ¿Qué coño estáis mirando? — Grito, automáticamente la gente deja de observarnos y me relajo, minutos después de muchos murmullos, aparece la profesora de Sueco para comenzar su clase.

(...)

Estamos todos sentados en la cafetería del Instituto, almorzando y siento otra vez la mirada de mis dos mejores amigas.

— ¿Qué? — Pregunto cansada.

La rubia y la peli negra me miran molestas y luego Kayla decide qué decir.

— ¿Se puede saber por qué diablos no nos mandaste ningún mensaje de que estabas con Dylan? Estábamos todos preocupados por ti, y tú ni te inmutas a escribirnos un simple, ''Estoy con Dylan''. —  Reprocha, aplastando una galleta de chocolate con su puño. ¿Por qué? A las galletas de chocolate hay que adorarlas, ¡No aplastarlas!

— Se me ha pasado ¿vale? Lo siento. — dije bebiendo de un zumo natural.

— Y ahora vienen las otras preguntas. — Kelly se levanta de su asiento, me agarra de la mano y me arrastrarme.

— ¡Lo sabía, Lo sabía y lo sabía! — Grita Kayla abrazándome.

— Cuéntanos lo todo, todito, todo. — Kells sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas. Me da miedo.

— Luego en mi casa. Dylan tiene una pelea y voy a ir, y no me voy  a quedar sola. — Digo apuntándolasa las dos.

— ¡Pues vale! — Responden las dos. Volvemos como personas normales. Miento, Kelly casi se cae al tropezar con una porrista que empieza a insultarla.

— A ver si miras por dónde vas estúpida. — Suelto, para que deje de insultar. Me mira mal y sigue su camino. Eso, calladita cómo una perra.

Seguimos caminando hasta la mesa donde. Al llegar, Bryan no puede evitar preguntarle a Kelly si va todo bien.

(...)

— Yo simplemente me pondré un conjunto de licra negro. — Busco el conjunto en el armario. Camino hacia el baño y me ducho, lavándome el pelo.

Una hora después.

— ¡Listas! — Gritamos las tres bajando las escaleras.

Los chicos trajeron cada uno su coche, Dylan su Audi blanco descapotable, Blake su Aston Martin azul y Bryan otro Audi negro deportivo.

Cada chica se sube en el coche que prefiere, yo se que Kells está enamorada de Bryan, porque se pone roja y nerviosa sólo de verlo y Blake está enamorado de Kayla, pero Kayla es igual que yo. Es muy terca y no quiere ver la realidad, de que ella también está enamorada de él, se le nota en la mirada, pero lo ignora.

La vez esa en la que Blake y yo encontramos a Kelly y Bryan besándose en la cocina, y cuando Blake me pidió ayuda para unir a Kayla con él.

Tras unos cinco o quizás diez minutos en silencio Dylan decide hablar.

— Estás muy guapa con ese traje. — Mis mejillas tienen que estar muy rojas en este momento.

— Os dejaré con Blake, escúchame algo, jamás te separes de él o de Bryan ¿Has entendido? No quiero que la sabandija de Derek te haga algo. — Responde en plan serio y sobreprotector.

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora