(Hola guapis, espero que hayáis tenido unas Navidades muy bonitas. Antes de que leáis el capítulo 72 quería anunciar que el capítulo 50 estaba erróneo y que está ya corregido, os aconsejo que os paséis a ver los cambios para que no os penséis que Dylan es un salidorro jeje. Y bueno espero que os guste el segundo especial).
Literalmente estoy boquiabierta, no me esperaba para nada este discurso por su parte. Tengo ganas de tirarme a sus brazos y besarlo como nunca lo he hecho.
— Y por eso, os pido a todos una oportunidad, no he encontrado ni a una chica como tú, ni a unos amigos como vosotros, sois únicos. — Trago duro al escuchar sus palabras, realmente quiero volver junto a él, quiero perdonarlo y quiero creer en sus palabras pero tengo mis dudas. La sala está en silencio masivo, barro la habitación de derecha a izquierda pensando. En cuanto llego a Dylan, éste parece querer decir algo más pero un estruendo horrible silencia su boca. Un tañido a choque metálico, ha roto el lugar dejándolo en silencio. Dirijo mi mirada hacia los chicos en un segundo y escucho a Dylan maldecir.
— ¿Es la señal no? — Escucho la voz de Bryan. Me giro automáticamente hacia él en busca de respuestas. ¿Cómo que la señal? ¿la señal de qué?
— Mierda, si no salimos de aquí ahora mismo vamos a tener serios problemas. — Responde esta vez Dylan con resentimiento. No entiendo nada, ¿señal de qué? ¿porqué iríamos a tener serios problemas si nos quedamos? No puedo evitar mi preocupación y no me ensimismo en esconderlo en mi voz.
— ¿Qué es lo que ocurre? ¿alguien puede explicarme algo? — Dylan me calla con un susurro que me molesta infinitamente, quiero reprochar, pero observo su rostro y decido callarme. Suspiro nerviosa mientras que las ganas de largarme de esta habitación crecen y crecen. ¡Que alguien me diga algo por Dios!
— Necesito que mantengáis la calma, la policía a irrumpido el lugar y necesito un plan para salir de aquí. Así que ir dándome ideas, porque no tenemos mucho tiempo. — Anuncia mi ojiazul mirando a través de la puerta con precaución. Me tapo la boca por la sorpresa, eso significa que si encuentran mi moto y leen la matrícula en uno de los cachivaches de la policía encontrarían mi nombre, mi dirección y absolutamente todo lo necesario para encontrarme y quién sabe qué.
— ¡Mi moto y tu coche! — Exclamo, dirigiendo mi vista hacia Dylan. Él traga duro mientras se lleva las manos a la cabeza maldiciendo.
— Joder, mi coche también está aparcado afuera. — Maldice Kayla preocupada. Creo que me está dando un ataque al corazón. ¿Cómo diablos vamos a sacar los coches de ahí sin que nos pillen?
— Vale, creo que tengo un plan. No creo que sea muy bueno, pero es la única manera de salir de aquí sin acabar en comisaría. — Suelta Kayla de manera insegura. Todos asentimos y nos acercamos a ella para escuchar con atención su idea. Bueno, todos menos Dylan, que está vigilando la puerta.
— Escuchad, si nos quedamos aquí, posiblemente nos encuentren ya que no han registrado el lugar anteriormente y seguramente lo hagan, lo que significa que si nos escondemos no lo conseguiremos y encontrarán la moto y los coches afuera. Tenemos que despistarlos. — Expone la peli negra. Me quedo unos instantes figurando su plan y llego a la conclusión de que no es malo.
— ¿Ya claro, y como piensas llamar su atención, lista? — Responde de manera irónica Bryan. Kells lo fulmina con la mirada y yo vomito todo lo que me ha dado tiempo a imaginar.
— Es un buen plan, si conseguimos hacer algún ruido muy grande, o algo por el estilo puede llamar la suficiente atención de la patrulla y en ese valioso tiempo podríamos aprovecharlo para escapar.
— Bien cerebrito, ¿y qué sugieres? — Responde Kelly. Pienso unos segundos.
— No sé, algún ruido, quizás...¡Ya lo tengo! Alguno tiene que llegar hasta el final del polideportivo, hacer un ruido enorme y gritar de dolor, para que se piensen que está herido. Ellos correrán a socorrerlo y en ese momento, saldrá por la puerta trasera y esperará con sigilo a que yo, Dylan o Kayla le rescatemos. Es muy arriesgado, pero es la única manera de salir de aquí. — Explico con pelos y señales mi plan, intentando ser muy clara. No sé si es bueno, los nervios y el estrés de no saber con certeza qué será de nosotros esta madrugada me abruman.
— Es un plan arriesgado. — Sostiene Blake. Frunzo el ceño.
— ¿Tienes un plan mejor? Porque estamos jodidos, Blake. — Reprocho golpeándolo a la realidad. No es tiempo para ponerle pegas al único plan que se nos ha ocurrido. Tenemos que salir de aquí en cuanto antes. Blake niega pensativo y se encoge de hombros restándole interés a la situación.
— Bueno, ¿y quién va a ser el afortunado que se va a meter en la jaula del león? — Pregunta Kelly cruzada de brazos.
— Tiene que ser una chica, no soy sexista ni nada por el estilo pero siempre alarma más un grito de una chica que el de un chico. — Responde rápidamente Dylan. Yo solo asiento mientras pienso.
— Hagamos una cosa, haced piedra, papel o tijeras. — Miro con ansiedad mis manos y bufo nerviosa. Adelante. Kayla se posiciona delante de mí y pone la mano en puño, hago lo mismo y sacudo el puño a punto de sacar piedra. Ella saca papel, por lo que acabo de perder, ¡mierda!
¡Con dos ovarios!
— Coge mi moto, Kells. — Le pido a la rubia oxigenada, precipitándome hacia la puerta, donde me espera Dylan. Puedo notar la ansiedad en sus ojos, me observa con pena antes de abrazarme, cosa que me deja perpleja. Siento el típico cosquilleo que sentí hace unas semanas atrás. Sí, parece que sigo muy enamorada. Vuelvo a tragar duro y lo estrecho entre mis brazos, su espalda es tan ancha que no llego a entrelazar mis manos, pero es tan reconfortante y tan seguro que no me quiero soltar.
— Kenya, cualquiera pensaría que estás loquita por mi. — Me susurra el Dylan egocéntrico que tanto quiero. Muerdo de manera leve lo primero que veo, su hombro. Le escucho quejarse en bajito y luego reír.
— Ya, más quisieras guapo. — Deshago el abrazo escondiendo mi nerviosismo. Solo espero no haberme puesto roja.
— Me encanta verte sonrojada, sobre todo si el causante he sido yo. — ¡Tierra trágame! Siento otra corriente pasar por mi espalda y me estremezco.
— Kenya, es el momento. — Me recuerda Bryan. Asiento convencida y visualizo la parte de fuera de la mini habitación en la que estábamos. Visualizo a poca gente corriendo hacia la salida de delante. Me conciencio de que si hago un ruido lo bastante grande, conseguiré la atención de la Policía. Corro cerca de la salida de atrás, y veo un tubo oxidado de metal cerca de una tarima donde suelen bailar strippers. Sin que me vean corro hacia él y lo aviento con mucha fuerza hacia el piso haciendo un sonido que me obliga a taparme los oídos. ¡Es ahora o nunca! Me escondo detrás de la tarima y escucho las advertencias de los oficiales por todo el rellano.
— ¡Socorro! ¡ayuda, estoy atrapada! — Inminentemente escucho pasos apresurados hacia mi posición y no desaprovecho más el tiempo. Me giro y abro fuertemente la puerta trasera que pesa más que un mamut envejecido. ¡Ábrete joder!
En cuanto logro abrir la puerta torpemente la cierro lo más silencioso posible y corro hacia la derecha. La oscuridad cubre el lugar y no diviso ningún coche aparcado cerca. Corro todo lo que mis piernas me persiguen sintiendo la adrenalina en mi cuerpo. El sonido ensordecedor de una moto y me sorprendo al encontrar a Dylan en vez de a Kelly encima de ella. Derrapa a unos metros de mi y no lo dudo más, corro hacia la moto olvidando las advertencias de la policía en mis espaldas. Me lanza mi casco negro y lo agarro antes de colocármelo y subir a toda pastilla detrás de él. En cuanto mis manos tocan su torso no espera más y gira el acelerador impulsándome hacia atrás con violencia. Si no fuese porque me he anclado a su cuerpo como un koala, hubiese volado.
La adrenalina corre por mis venas aún más cuando escucho las sirenas del único coche de policía detrás de nosotros. Estamos jodidos.
Continuará...
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MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]
Ficção Adolescente• Primer libro de la Saga Hombres Irresistibles. Simplemente pasó. Cuando lo conocí y observé sus ojos, me di cuenta de que me había conseguido erizar completamente, y de que sería mi perdición. A leguas se veía que era peligroso, pero no pensé que...