Capítulo 63

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Capítulo LXIII

Kenya

Sus interminables orbes azules consiguen que, en menos de tres segundos, descomponga todo mi ser. Tiene un gran control en mí, y no sé qué diablos es. Mis piernas ahora mismo son gelatina y pienso que si me muevo, lejos de la barra donde me sostengo, caeré de lleno al suelo.

Kells se acerca a Dylan, lo mira de arriba a bajo y luego niega repetidas veces con la cabeza. Está muy disgustada con él por el simple hecho de dejarnos abandonados.

— ¿Qué estás haciendo aquí, Dylan? — Pregunta la rubia con el semblante demasiado serio. Evitando los síntomas del alcohol que me tienen sometida, me acerco a Kelly.

Mierda, he debido pasarme con los tragos, pues ahora apenas puedo moverme sin ver borroso. Dylan abre la boca varias veces con la intención de contestar, solo que simplemente no emite sonido alguno.

— Ya estás arreglando este malentendido, Dylan. Blake se ha peleado con Kenya en el instituto porque piensa que te fuistes por culoa de ella. Así que arregla esta mierda, ella no tiene la culpa. — Kells que por el entonces sujeta un cubata en la mano, se lo bebe por completo. Eso está mal, se supone que se debe beber a sorbos.

Dylan se lleva la mano hacia el puente de su nariz para apretarlo.

— ¿Qué ha hecho? Si te ha hecho algo le parto la cara. — Habla con un tono tranquilo. Se fue a no sé dónde y me dejo el muermo a mí. Lo que pasó aquel día me tiene dolida, tenía una buena relación amistosa con él. Y los planes del imprudente de Dylan, la ha destrozado.

— Le di un puñetazo. No podía más. Te fuistes sin dar explicaciones, ¿Qué esperabas? ¿Que todos ellos lo aceptaran y ya? Me han martirizado desde que te fuistes. Esa fue la gota que colmó el vaso, Dylan. No me hablo con Kayla ni con Bryan porque están con él. Así que más te vale arreglar este embrollo. — Ordeno. Paso de malos rollos. Ya he aguantado y llorado suficiente. Necesito que le dé un punto y aparte a esta historia.

Su mirada es firme, me observa de manera interesada pero a la vez comprensiva y no puedo esperar menos de él.

— ¿Sabéis si están por aquí? De igual manera, le llamaré. — Saca automáticamente el teléfono de uno de sus bolsillos y lo veo marcar un número desde lejos.

— Necesito hablar contigo, hermano.

— Déjame explicártelo todo. Sabes que siempre serás mi hermano. Solamente te pido que no vuelvas a levantarle la mano a Kenya. Ella no ha tenido la culpa, he sido yo el que ha decidido irse. Quedamos en el descampado en breves. Trae a los demás contigo. — Y cuelga. Vuelve a meter el teléfono en su sitio y se mueve inquieto en su lugar. Su pelo, milimétricamente peinado hacia atras luce  más oscuro que lo normal. Sus pantalones largos, rasgados son de un color negro fuerte, dejando al descubierto un tatuaje de su rodilla que me llama especialmente la atención.

¿Esa soy yo? ¿O estaré miope? Aunque tenga curiosidad por preguntarle, hay cosas con más prioridad en este momento. De repente, un recuerdo vago me atraviesa el cerebro alarmándome.

Mierda, ¡La carrera! Agarro del brazo a Kells y sin despedirme del hombre tinta, me muevo con bastante velocidad hacia la salida del antro.

— ¿A dónde diablos...?

— La carrera. Se me ha olvidado por completo. Tenemos que darnos prisa o perderé la apuesta y mi dinero. — Sí, he apostado. En concreto casi mil doláres por mi triunfo. Así que estoy obligada a presentarme o la perderé.

Suelto el agarre en ella y cuando estoy lo suficientemente cerca de mi moto, que luce negra, a diferencia de las llantas, que lucen doradas. Sí, soy una pesada con los colores, pero era demasiado dorado.

— Kenya, va a empezar la carrera en breve. Date prisa y ten cuidado. — Escucho la voz de Logan a mis espaldas. Me subo en la moto y dejo que se caliente el motor. Le obligo a la rubia a abrocharse la chaqueta y hago lo mismo. Le paso sus guantes y se los coloca, repito el procedimiento incluyendo el casco, y cuando estamos completamente preparadas, me hago paso entre la gentey me pongo en la línea de salida.

¿Qué diablos?

Blake obliga a Kayla a sujetarse a él y hace rugir su moto. Mierda.

— ¿Qué hacen ellos aquí?

Esto no es bueno. Hay algo que omití sobre las carreras. Y es que el suelo es sumamente resbaladizo. No es la primera vez que algún concursante muere en una de estas carreras. Le tengo rencor, pero no lo odio tanto como para hacer que se caiga.

— Dime que el alcohol se me ha subido mucho a la cabeza y que no son ellos.

La campana indicando el primer pitido me hace prepararme mentalmente. El segundo me obliga a apretar las manos de Kells en mi cintura y el tercero me da el empujón que necesito para salir peligrosamente disparada hacia delante. La carretera es muy ancha y sin miedo, acelero, aprovechando la recta y posicionándome la primera. Desciendo la velocidad, adaptándome bien a la curva. El corazón me late a mil por minuto y la sensación de libertad me inunda obligándome a sonreír.

Echaba de menos esto.

La curva se acaba y para coger ventaja, acelero tanto como puedo y tumbo acercándome al suelo con peligro. Levanto el peso de la moto y acelero, ayudándome de la velocidad. Escucho un rugido cerca de mí y automáticamente observo a través del retrovisor izquierdo visualizando a la moto de Blake.

Me pisa los talones. — Pienso.

Acelero con ferocidad cuando llego a la sigiente curva desciendo y tumbo de nuevo. Siento las manos de la rubia resbalarse y con pánico le obligo a ponerlas en un agarre especial del deposito. Ella se agarra me da un beso en la chaqueta, indicándome que siguiera. Vuelve otra gran recta y acelero aún más la velocidad. Una mariposa se instala en mi pecho haciéndome sonreír de nuevo. No me había dado cuenta de lo mucho que amo esta sensación de libertad mezclada con adrenalina.

Puedo ver la línea de meta a lo lejos, y desgraciadamente también a Blake pasándome, acercándose a la meta.

Niego con la cabeza. No lo pienso permitir. Acelero más de lo que debería y lo sobrepaso. Cruzo la línea de meta y desciendo la velocidad. La gente grita de emoción y se acerca a mí. Todo el mundo me felicita y por cuatrimogésima vez agradezco sus comentarios.

— Kenya, te debo una disculpa. — Escucho su voz desde lejos.

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora