Capítulo 24

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Kenya

El enmascarado al ver el pequeño revólver en mis manos se echa hacia atrás deliberadamente.

Las lágrimas amenazan con salir, pero no pueso darle ese gusto al enmascarado, debo mantenerme fuerte.

— ¿Quién te manda? — Pregunto firme sin despegar el revólver de su cabeza.

Al no oír respuesta de suya, aparto el arma y me acerco sin temblar.

— ¿Qué quieres de mi? — Respondo a pocos pasos de él. El enmascarado vacila con los brazos.

— Y a ti te lo voy a decir. — Vacila aplaudiendo. Mi paciencia tiene un límite, y la está cruzando como le da la gana.

De un abrir y cerrar de ojos, cojo su brazo izquierdo con mis dos manos y con la fuerza que no sabía que tenía lo tiro al suelo echando sus dos manos en su espalda y oyendo sus quejidos.

¿Ahora quién se ríe eh?

Cojo el paño con el que antes me ató y ato sus manos y sus pies con el mismo paño.

— Tú y tu ''noviecito'' os váis a enterar. — Habla intentando mirarme, pateo su cabeza con mi pié dejándolo inconsciente.

Cállate ya hombre.

Miro mis manos y por un segundo lo veo a él en el suelo. ¡Oh Dios mío! He dejado inconsciente a un hombre. Me he dejado totalmente llevar.

Cojo rápidamente mi teléfono y marco el primer contacto de las llamadas. Dylan.

— ¿Sí?

Un sollozo sale de mi boca seguido de dos más y lágrimas.

— ¿Kenya? — Pregunta alarmado.

— ¿Sí? — Vuelve a preguntar.

— Dylan, yo, un hombre. — Hablo entrecortadamente por las lágrimas y el nudo que se había formado en mi garganta en pocos segundos.

— ¿Dónde estás? — Le oigo soltar una maldición y luego pasos apresurados.

— Cerca del Central park. En la zona sur cerca de las tiendas y la farmacia. Por favor no tardes. — Digo entre sollozos.

— ¡No te muevas de ahí. No tardaré en llegar! — Grita. Cuelgo y miro al enmascarado.

Dylan

— ¡Joder, joder, joder! — Grito mientras cojo la chaqueta. Solo espero que ese no la haya tocado.

— ¿Hermano qué te pasa? — Pregunta Bryan, que estaba sentado en el sofá viendo algo en la televisión.

— Es Kenya. Le ha pasado algo. — Respondo a punto de salir por la puerta de su casa. La preocupación corre por si sola salvajemente por mis venas. Tengo que darme prisa.

— Voy contigo. — Me hace saber cogiendo las llaves de mi coche. Asiento agradecido. Estaba casi en estado de shock pensando en qué le ha podido pasar a ella.

Mierda, si le ha hecho algo ese malnacido juro por mi vida que lo mato.

Al subir rápido a mi coche decido conducir yo. Aunque sé que no debería pero es ella quién me necesita.

Piso el acelerador con fuerza y conduzco lo más rápido que el coche me permite.

(...)

Aparco a unos metros donde está el parque y bajo.

— ¡Kenya! — Grito sintiendo mi corazón golpear con fuerza y cómo varios escalofríos me recorren sin piedad.

— Aquí. — No me lo pienso dos veces y corro hacia ella lo más rápido que mis piernas me permiten. Mierda, me repito varias veces. Su rostro está totalmente lleno de lágrimas y desde aquí la puedo sentir temblar.

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora