Capítulo LXIXKenya
La alarma de mi teléfono comienza a sonar en tono ascendente llegando al punto de exasperación por mi parte. Como si me pesara toda la cabeza me muevo hasta tocar con mis manos el dichoso aparato y deslizar con el dedo hacia arriba para apagar la estruendoso sonido.
— Puto lunes... — Suelto maldiciones y como si tuviera un ancla atada al cuerpo, me levanto quedando sentada en el borde de la cama. Suspiro pesadamente y me levanto de la cama completamente para caminar hacia la ventana que está pegada al escritorio blanco de mi habitación y levanto la persiana dejando entrar la luz del Sol. Miro el reloj de mi muñeca para asegurarme de que no es tarde y que me puedo preparar relajadamente.
Son las seis y seis de la mañana y entro a clases a las ocho así que puedo prepararme a paso tortuga si lo deseo. Me estiro levantando los brazos al cielo y camino hasta el baño para despojarme del pijama y dejarlo tirado al suelo aún sabiendo que luego lo tendré que recoger más tarde.
Desbloqueo mi móvil y reproduzco un playlist de música para relajarme mientras me ducho. El agua caliente de la ducha ha producido que haya vaho en todo el baño, empañando el espejo y las ventanas. Hago una mueca y agarro la pasta y el cepillo de dientes antes de introducirme en el interior de la ducha. Como la alcachofa de la ducha y mojo mi cabello y mi cuerpo sintiéndome aliviada. Sasha Sloan y su relajante voz resuenan por el baño y acompañan al sonido del agua caer al plato de ducha. Si no hubiese que pagar el agua me quedaría aquí todo el día disfrutando de este Valhalla.
— ¡Kenya baja la puñetera música! ¡Algunos entramos a las nueve y queremos seguir durmiendo! — Escucho la voz de mi hermano a través de la pared del baño que conecta con su habitación. Mi ceño se frunce con angustia. Si es que no me dejará nadie ser feliz...
— ¡Vete al cuerno Sean! — Grito medianamente alto cuando detengo el agua para enjabonar mi pelo y mi cuerpo. Después de enjabonar mi cuerpo y mi cabello, después de desenredarlo y de lavarme los dientes, enjuago mi cabello, mi boca y el cuerpo. Suspiro tranquila y salgo de la ducha para secarme el pelo con la toalla negra y luego el cuerpo. Me pongo un albornoz que cuelga detrás de la puerta del baño y saco el secador del cajón que está debajo del lavabo. Lo conecto a la toma de la corriente escuchando a Gert Taberner esta vez y comienzo a secarme le pelo. Cuando pasan veinte minutos me lo plancho de manera uniforme, creando algunas ondas al girar la máquina. Apago la plancha y recojo todo lo que he sacado para preparar mi pelo y abro la puerta del baño sintiendo como el frío que estaba concentrado en la habitación se apodera de mis piernas y sin poder evitarlo apresuro el paso hasta el armario para ponerme la ropa interior que encuentro antes. Observo el armario indecisa y me decanto por un jersey de color crema que casi nunca me he puesto y unos vaqueros azules claros. Me pongo unos calcetines que tienen dibujos de aguacates y me pongo unas zapatillas rosas y blancas de vestir. Me coloco los pendientes azules de perlas que suelo usar para ir a clase y me pongo la pulsera que me regaló Dylan y un colgante con la foto de Bryson en un corazón antes de hacer la cama.
Cuando la pulsera de Dylan se mueve suele producir un ruido de cascabeles que aunque sea insignificante y típico, me encanta. Observo el reloj de mi muñeca de nuevo para calcular el tiempo que me sobra para guardar los libros que me corresponden para hoy, desayunar y salir de casa relajadamente. Son las siete y diez. Apresuro el paso y después de organizar la mochila bajo las escaleras sin hacer mucho ruido encontrando al pequeño Bryson bebiendo agua en su cuenco al lado del salón. En cuanto escucha mis pasos no puede evitar mover la cola a ambos lados.
— Hola gordo, yo también me alegro de verte. — Le hablo cuando dejo la mochila al lado de la puerta sonriendo, a unos pasos de en donde se encuentra el cachorro. Acaricio el perro y le doy un casto beso en su frontón antes de dirigirme a la cocina. Me preparo un buen tazón con leche y cacao instantáneo. Como un cruasán de uno de los armarios y me siento en la mesa para desayunar más tranquilamente. Hago un poco de zapping en la televisión hasta que me detengo en el canal de las noticias.
— Miles de personas ya están presentes en varias zonas próximas a la base militar catalogada como el Área 51. Planean asaltar la base en busca de extraterrestres''. — Abro mis ojos a más no poder antes de soltar una carcajada desde el interior de mi garganta. ¡Hay que tener un par de huevos para hacer lo que esas personas van a hacer! Si me hubiese enterado yo antes estaría en Nevada a esta hora vestida de E.T.
— Ya son dos los detenidos y castigados con una longeva pena de prisión por intentar introducirse en este centro de las Fuerzas Armadas estadounidenses, Nick. Quieren detallar con sus propios ojos la existencia de extraterrestres y OVNIS. — Habla un comentarista al borde de la risa. Niego con la cabeza mientras le doy otro mordisco al cruasán.
— Estamos aquí, a unos cuarenta kilómetros de la base junto a más de dos mil personas con diferentes pancartas y disfraces. Algunos se preparan para realizar el movimiento llamado como ''Naruto''. Vamos a ver si podemos entrevistar a alguna persona. — Habla el periodista enviado a Nevada. Observo a varias personas sin poder creérmelo. ¡Realmente van a por la verdad!
— ¡Vosotros podéis! ¡No os pararán a todos! — Exclamo divertida. Realmente este es el comienzo de lunes más interesante de toda mi existencia. Mi móvil comienza a sonar y veo el nombre de Kelly en la pantalla. Lo descuelgo con una sonrisa en los labios sin despegar los ojos de las noticias.
— ¡¿Lo estás viendo?! — Tengo que alejar el móvil de mi oreja para evitar quedarme sorda.
— ¿Te refieres al asalto al Área 51? Sí, lo estoy viendo en las noticias. — Doy un sorbo al colacao y chequeo la hora. Agarro la correa y la ato en el arnés de Bryson para salir por la puerta de casa y dar un pequeño paseo con Bryson.
(...)
¡Mierda si es que lo sabía! Voy a llegar tarde y todo porque Bryson salió corriendo parque a través obligándome a correr desesperadamente detrás de él.
— ¡Princesa! ¡¿Quieres que te lleve?! — Me giro abruptamente hacia el dueño de esa voz para sonreír. Pensé que después de todo, no querría volver a verme.
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MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]
Teen Fiction• Primer libro de la Saga Hombres Irresistibles. Simplemente pasó. Cuando lo conocí y observé sus ojos, me di cuenta de que me había conseguido erizar completamente, y de que sería mi perdición. A leguas se veía que era peligroso, pero no pensé que...