Capítulo 38

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Kenya

¡¿A caso este tío está loco o se lo está montando muy bien?!

No puedo moverme absolutamente nada, el muy hijo de su madre me ha atado al asiento y ya ha pegado el acelerón dejando a Dylan y al albino mirándonos.

Es decir, miedo no tengo, me ha pasado cosas peores, ¡¿Pero otra vez me quieren secuestrar?! ¡¿Es esto en serio?! Qué demonios tiene el mundo contra mí.

— Eres guapa, al jefe le gustará eso. — Contesta mirándome descaradamente.

— Que le den a tu jefe. — Escupo con desdén fulminándolo con la mirada.

— Vaya eres rebelde niña, eso sí que le va a gustar. Es del tipo que castiga y azota. — Ríe sin gracia después de mirarme y concentrarse en la carretera.

— ¡A dónde demonios piensas llevarme! — Grito pensando que tendría que haberme quedado llorando.

— Ya verás muñequita. — Dijo apenas sin mirarme. ¡Qué asco de apodos que me pone cada uno!

Oh fantástico, otro que me quiere matar.

Pues qué bien oye, salgo de una, para meterme en otra. Estoy un poco preocupada. Dylan seguramente me esté siguiendo.

Aún no comprendo cómo es verdad que los borrachos y los niños no mienten.

¿Es en serio que él aún me quiere? ¿O será solo uno de sus juegos para tenerme bajo sus pies?

Es todo un completo caos. No estoy preparada para seguirle con la nariz en su culo siempre, aunque sienta algo muy fuerte por él.

— Parece que tu romeo te quiere de verdad. — Dice conduciendo mientras maldice algo en ruso que llego a saber qué es.

Siempre he querido aprender Ruso, es un idioma con un acento muy atractivo y muy pegadizo.

Si digo la verdad, miedo no tengo, es decir, ya me ha pasado de todo. ¿Qué cambiaría con estos idiotas?

Nada, exactamente.

Un poco esperanzada, me inclino lo que puedo hasta el retrovisor derecho de mi lado y veo a Dylan con una fuerte expresión de cabreo plasmada en su cara.

Buff, está, bueno si está cabreado.

Prepárate para lo que te espera cazurro. Me río mentalmente de lo que Dylan seguramente le va a hacer a este tío.

— ¿De qué cojones te estás riendo niña? — Dice el imbécil mirándome durante un segundo para luego mirar a la carreta y así.

— De tu jeta. — Le respondo de mala manera.

— Ya verás, el jefe te va a poner en vereda. -— Responde inclinando su boca hacia arriba formando una sonrisa malévola.

— Oye, sabes de la existencia del Karma, ¿Verdad? — Digo tranquilamente mirando sus feas facciones de la cara.

— Eso me importa una mierda. — Dice apretando el volante hasta que sus nudillos cogen un color blanquecino.

¿Y éste quién se ha creído?

— ¡Pues a mí también me importa muy poco tu jefe y tu vida! — Sé que me estoy ganando una hostia de las buenas pero hasta yo misma le voy a dar.

Él con cara de pasmarote mira el retrovisor de encima suyo y abre los ojos de par en par.

Vuelvo mi cabeza lo que puedo hacia atrás y miro a Dylan con un arma. Genial, ahora me espera un tiroteo.

MI ESTÚPIDO BOXEADOR© ✓ [Libro I Hombres irresistibles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora