Past Lives: Destiny || Hopev «Omegaverse»

XLIII

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«No renunciaré a ti... Antes tendrás que matarme»

Aquellas palabras daban vueltas en mi cabeza mientras tomaba mi ropa que había dejado en mi cama y empezaba a vestirme con total lentitud, hace horas, cuando iba completamente decidido a acabar con todo esto, nunca pasó por mi cabeza tener que tomar la vida de Hoseok con tal de sacarlo de su dolor y sufrimiento. Nunca esperé que esa haya sido su solución ante todo esto.

Él supo enseguida como engañarme y atraparme... Había caído en mi propia trampa al tratar de engatuzarlo para acabar con todo esto rápida y efectivamente, porque él lo sabía, podía ver a través de mí, podía ver cada mentira que le dije con el único propósito de que me odiara y renunciara a lo nuestro. Él lo descubrió muy rápidamente y el juego que creí ganaría... Terminó de su lado.

Hoseok era inteligente, muy inteligente a tal punto de probarme con su propia vida, probarme con el siemple hecho de tener que hacerle un juramento mirándolo a los ojos, ambos sabíamos que nos amabamos de una manera tan fuerte y destructiva pero aún así... Él no quería ceder.

No quería renunciar.

Yo no lo quiero perder... No quiero separarme de él... No quiero tener que elegir un camino donde él no esté a mi lado. Me duele, duele mucho pero es lo mejor para ambos, nada va a salir bien si seguimos así... Nada.

Es por eso que haré lo posible para que me odie, sacrificaré el amor que le tengo, mi felicidad y las ganas de correr a él y renunciar a todo.

Haré las cosas bien y nadie me va a detener.

Yo salvaría a Hoseok porque no hay amor más fuerte que él querer ver a la otra persona feliz, él se merece alguien mejor que yo, merece ser feliz lejos de alguien con una vida tan podrida como la mía... Incluso aunque yo tuviera que sufrir para que él sea feliz, yo lo voy a hacer sin dudar.

—Solo me importas tú, Hoseok...— Susurré mientras abrochaba mi camisa y arreglaba el pequeño corbatin— Yo puedo sufrir por ambos... Pero tu no mereces una vida infeliz... Persiguiendo a alguien que no podrá estar contigo.

Me resigné, porque había caído ante ese hombre, mi amor por él era más fuerte.

Es por esa misma razón y con todo el dolor, las cicatrices, la debilidad y el autodesprecio de la última semana que dibujé una sonrisa en mi rostro y caminé hacía la puerta, donde me quedé un momento pensando...

Definitivamente, yo protegería a Hoseok.

Giré el pomo de la puerta, era bastante temprano quizás todos estén empezando a desayunar, sería buena idea el poder unirme a la familia y seguir mi vida normal, como debe ser. Caminé arreglando mis ropas para verme lo más correcto que pude y en mi cabeza iba tarareando una canción para mantenerme tranquilo.

Bajaba escaleras y recorría pasillos con lentitud, pese a todo, estába un poco nervioso.

Cuando llegué al comedor, sentía el sonido de gente, no había una conversación propiamente tal pero si se sentía el choque de los cubiertos con los platos y demás. Limpié mi frente del sudor frío, arreglé por milésima vez mi ropa y sonreí.

Entonces, entré al comedor.

—Buenos días...— Susurré con algo de temor, todos en la mesa dejaron de hacer lo que estaban haciendo al escucharme y me miraron con gran sorpresa, ellos realmente estaban sorprendidos— ¿Como amanecieron?

Me quedé de pie con una sonrisa débil pero que ante los ojos de cualquiera pasaría como una sonrisa tímida. Miré a cada uno en la mesa, papá me miraba con sus ojos cristalinos, él rey me miraba con una sonrisa amplia y orgullosa... Mi alfa me miraba preocupado y Hoseok... Hoseok agachaba la mirada.