LXVII

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Era un poco difícil de digerir, era un sentimiento nuevo que raya en lo hermoso y en lo culpable, era tan difícil de comprender y a la vez tan fácil de vivir que quizás, en alguna otra circunstancia, hubiera colapsado. Era algo que aunque me fuerce en tratar de entender... Simplemente no llegaba, aquel entendimiento que anhelaba simplemente no podía llegar así como así con la facilidad que yo esperaba.

Sabía que estaba viviendo una de las etapas más bonitas en la vida, estába feliz por ello en una forma tan grande que no soy capaz de explicar pero también estaba inseguro, estába aterrado y pasaba muchos minutos de mi tiempo pensando en si estaba haciendo lo correcto o estaba cometiendo el peor error de mi vida.

Pero de una forma u otra, él se encargaba de hacerme saber que todo estaba bien y no se si lo hace a propósito o simplemente es algún poder inconsciente que él tiene. Ahora mismo él lo está usando en mi contra.

Sólo hace segundos atrás, recostado en nuestra pequeña cama, me encontraba yo, simplemente mirando a la nada y pensando en todo, las lágrimas de miedo habían estado acumulándose desde hace dos noches, en donde aquella conversación en el baño nos dejó a ambos un poco nerviosos.

A mi mente llegaban muchos escenarios, muchas cosas malas, llegaba Jungkook, llegaba papá, llegaba el rey y una imagen borrosa de mis cachorros que me hacia pensar que quizás es una señal de que algo andaba mal... Quizás estaba pensando demasiado las cosas pero yo sabía que nada bueno podía salir de esto y por algún motivo, necesitaba protegernos, protegernos más fuerte que nunca.

Pero había miedo... El miedo siempre estuvo.

Pensé que tal vez no podría soportarlo pero enseguida llegó Hoseok, estába tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta que él había subido a la habitación, no hasta que sentí como se recostaba a mi lado pero un poco más abajo, con la intención de que su cabeza quedará sobre mi -aún plano- vientre.

Fue el peso de su cuerpo en la cama, fue el delicado tacto de su cabeza por encima de mi gran camiseta, una camiseta de Hoseok... Fue ese sentimiento de protección que sólo mi alfa me podía entregar lo que me hizo despertar de mi ensoñación. Llevé mis ojos a aquel hombre, ese hombre hermoso del que me había enamorado y mordí mi labio para aguantar las ganas de subirme encima y besarlo hasta la saciedad.

Ninguno dijo nada, yo solo esperé que él hiciera algún movimiento o que quizás diga algo primero, entonces sentí como con disimulo sus dedos se pasaban sutilmente por encima de mi camiseta, haciéndome sentir algo así como hormiguitas, mi respiración se agitó, se descontroló porque su toque repentinamente se sentía mil veces mejor que antes. Me obligué a guardar silencio y dejarlo hacer.

Aquellos preciosos dedos llegaron al dobladillo de mi camiseta y la levantaron sólo un poco, lo suficiente para dejar al descubierto parte de mi piel, quizás mi corazón se había detenido y yo no me había dado cuenta.

Él estaba muy concentrado.

Como si una prueba de alta dificultad fuera lo que él estába ejecutando, sus movimientos eran certeros e inteligentes, eran suaves y sin una gota de duda, él no me prestaba atención, él solo quería hacerlo bien. Y el impacto suave como una mariposa posándose en alguna hoja, de su piel contra la mía, causó estragos en mi corazón, que pasó de no latir en lo absoluto a latir arritmicamente y en desesperación.

Quería decirle que lo amaba. Quería hacerlo.

Hoseok acarició, acarició con amor, con parsimonia, con suavidad... Su mano no dejó porción de piel sin acariciar, el ambiente, oscuro debido a la noche, el farolillo ayudándonos a ver un poco y sus caricias constantes que se podrían llamar a si mismas, la pieza musical más sublime y etérea que ha existido sin necesidad de una melodía, me hicieron sentir más vivo que nunca... Sus dedos trazaban con dedicación cada nota y cada pieza de esta canción en un silencio destellante.

Past Lives: Destiny || Hopev «Omegaverse» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora