LXXV

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Recostado sobre mi espalda en aquella pequeña cama, mirando el techo en la habitación que me habían asignado para poder ser revisado como corresponde, estába sumido en mis pensamientos, profundamente absorto de ellos, sentía mi estómago un poco revuelto, casi amenazando con hacerme vomitar, todo esto después de haber tomado aquel brebaje que aquella anciana omega me hizo tomar con anterioridad para poder agilizar mi revisión.

Había llegado al palacio del rey del pueblo con un ataque nervioso bastante grande, que fue difícil de controlar pero al fin y al cabo, con ayuda de esa mujer pude recuperarme.

Apenas entré a la habitación, aquella curandera se había dado cuenta de mi condición, ella fue muy amable y en todo momento me hizo saber que debía ser fuerte por los cachorros que estaban en mi interior.

Después del ataque de esos rebeldes, los suministros medicinales en el pueblo han ido disminuyendo, ya que mucha gente estaba aquí, curando sus heridas, así que para tratarme fue complicado, por lo que aquella mujer simplemente hizo lo que pudo con lo que tenía. Tomar aquel brebaje le sirvió a ella para poder sentir a mis cachorros en mi interior, según ella contó, aquellas plantas en el brebaje, servían para embarazos propiamente tal, con eso ella pudo sentir sus aromas y con sus manos en mi abdomen pudo ver percibir su estado de crecimiento y movimientos.

Recordé las charlas que me dió alguna vez mi padre... Efectos que solo podían ser conseguidos por curanderas experimentadas.

Ella parecía ser muy mayor, así que le pregunté como es que ella pudo saber como se encontraban mis pequeños con solo eso que tomé... Ella respondió con una sonrisa.

—Cuenta las arrugas en mi rostro joven príncipe... Cada una de ellas es un cachorro que ha llegado al mundo gracias a mí— Ella me inspiró confianza inmediatamente— Pude sentirlos desde que pusiste un pie aquí... Vas recién por los dos meses y dos dulces corazones empieza a latir dentro de tí.

Mis ojos se humedecieron al oírle decir eso y también pensé fugazmente en que aquellas dos criaturas hubieran sido muy regalones de su abuelo, aquel alfa los malcriaría y amaría mucho... Pero él no los podrá conocer. Empecé a llorar sin siquiera darme cuenta. La mujer a mi lado tomó mi mano y me obligó a mirarla a los ojos, sus pequeños ojos mostraban desición.

—Debes tener cuidado pequeño omega— Advirtió— Emociones fuertes pueden hacerles mucho daño— Me hizo saber— Recuerda que tu corazón alimenta al de ellos y un embarazo de omega es difícil en estos tiempos, más si solo cuentas con dos meses... No te separes de tu alfa y mantén tu alma en paz.

Asentí rápidamente mientras que con mi mano libre limpiaba mis lágrimas, pensé en Hoseok, él no estaba ahora conmigo pero esperaba poder salir y encontrarlo rápidamente, lo necesitaba más que nunca.

La curandera me dejó la orden de descansar mientras el brebaje completaba su efecto, al mismo tiempo en que me informaba, haría pasar al padre de mis hijos. Fue curioso oírle decir "el padre de sus cachorros" y no "su alfa"

Me puse nervioso, no estaba seguro de querer ver a Jungkook, había algo dentro de mi que molestaba y me incómodaba cuando se trataba de él... Más a pesar de todo el daño que le hice, no puedo olvidar lo ocurrido entre él y Hoseok segundos antes que fuéramos encontrados por esos rebeldes. Mi cuerpo se estremeció y por acto reflejo cubrí mi pequeña panza para proteger a mis cachorros.

La puerta enseguida fue tocada, tres golpes suaves resonaron para luego ser abierta con tranquilidad, miré hacía su dirección, el cuerpo delgado de mi hermano entró con sigilo, elegancia y cuidado, cerró la puerta detrás de él y se apoyó en esta unos momentos, casi con duda, apenas nuestros ojos se encontraron tuve que desviar la mirada incómodo.

Past Lives: Destiny || Hopev «Omegaverse» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora