92. El amor siempre está permitido

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Sofía, la madre soltera que no perdía sus esperanzas con Magnus -ya que ambos eran "solteros"-, y el señor Sanders, el padre de Sam, el rubio aquel que coqueteaba con Alec y le dio su número -aquella tarjeta que accidentalmente Magnus tiró a la basura-, estaban ahí cuando ellos se besaron.

* * *

POV ALEC

Magnus tiene que entender que yo no le dije eso a Rafa, llevamos poco de novios como para que yo le dijera eso. Pero entonces él, como si no fuera la gran cosa, empieza a decir que me ama, y ama a Rafa tanto como a Max, que nos quiere para siempre, y yo me quedo sin palabras.

Lo que yo quiero decir es algo como "Magnus, no puedes decir cosas así, como si nada. Eres perfecto. Tú eres lo que siempre esperé, también quiero pasar mi vida contigo. Y yo también amo a Max..."

Pero mi discurso no funciona porque no puedo pronunciar ni siquiera una frase completa.

Aunque parece no importar porque hay algo en la mirada de Magnus antes de que se acerque y acaricie mis mejillas para después besarme. Aquí mismo, frente a todos, sin dudar. No es un beso rápido como el día de su cumpleaños, es un beso lento que se alarga hasta dejarme sin aliento, y sin fuerzas.

Cuando nos separamos, tengo que sostenerme de él porque mis piernas se sienten débiles, y principalmente porque no quiero soltarlo.
Magnus tampoco me suelta. Me abraza fuerte, sus manos rodeando mi cuello, las mías en su cintura y, cuando volteo porque siento varias miradas sobre nosotros, ahí está Sofía, aquella mujer que creía tener oportunidad con Magnus.

No puedo evitar sonreírle y apretar más a mi novio contra mí.

-Uh...Alexander, no me dejas respirar...

Siento como mi rostro se calienta por mi actitud, pero antes de que pueda disculparme, dos cuerpecitos chocan con nosotros y nos separan.

Rafa se aferra a Magnus.

Y Max me hace agacharme junto a él. Sus ojitos azules brillantes. -¿Es cierto, Alec? ¿Eres mi papi también, papi Alec?

Y, dios, ¿cómo podría decir no a esos ojos?

-Sí, Max -y no digo más porque él me abraza lo más fuerte que puede.

* * *

El ceño del señor Sanders se frunció. -¿Eso está permitido?

Sofía estaba haciendo un puchero. -No es justo, Magnus no debería poder estar con él.

El señor Roberts, el guardia de seguridad, se acercó a ellos. -Disculpen la intromisión, pero ¿por qué es incorrecto? Si el profesor hubiera aceptado a la señora, ¿entonces estaría bien? Y usted, señor, ¿no debería estar permitido porque quería al señor Lightwood para usted? Ellos se aman, y el amor debería estar permitido siempre, y si no lo está, entonces hay que luchar lograrlo. Aunque, permitido o no, eso no cambia lo obvio: ellos se aman.



CONTINUARÁ...

Papi y el profesor (malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora