Enamorada del diablo

¿Nos conocemos?

Narra TN

Entre en el cuarto que Namjoon me había dicho, eché el cerrojo y me deslicé por la puerta hasta que me quedé sentada. Mis lágrimas fluían más y más.

- No puede ser.- pronuncié entrecortada por las lágrimas. Cada vez me era más difícil respirar. No podía creerlo, mi padre estaba muerto. Había sido asesinado por un demonio, de esos que aparecen en historias de miedo o tal vez románticas.

Mis lágrimas cesaron durante un instante, por lo que aproveché para lavar mi rostro repletos de restos de lágrimas y de mocos. Levanté mi vista hacia el espejo del baño, more mi rostro lleno de horror, de espanto. Mis ojos rojos e hinchados, pero también sentía rabia, vivía protegida de todo mientras que mi padre se encargaba de a saber qué. Necesitaba saber que es lo que ocurría allí y saber porque el hermano de Namjoon me reclamaba.

Me recosté en la cama y miré al techo, todo lo que oía era silencio, uno que daba miedo, justo el que suena antes de que ocurra una tragedia, pero para mí desgracia la tragedia ya había ocurrido.

Tapé mis ojos con mis brazos, cuando volví a derrumbarme. Nunca imaginé que una persona pudiera llorar tanto. Nunca pude llorar a mi madre, ya que murió dándome a luz. Lo único que tenía era a mi padre. Poco a poco mis ojos se volvían pesados, por lo que me dormí.

- ¿Quién eres? - pregunté a un hombre que estaba de pie junto a la fuente de mi antigua casa.

- Llegaste.- contestó tras girarse hacia a mí.

- Namjoon.- pronuncié, iba a avanzar cuando alguien me atravesó. Era una niña morena y bastante mona.

- No podía salir de casa.- contesto con voz dulce.

- Eso es porque quieren mantenerte a salvo. Pero... Yo también te protegeré. Es una promesa TN.- al girarse la niña me reconocí en ella. Esa niña era yo, sin embargo no recordaba nada de todo aquello.

- Yo no quiero que te maten por protegerme. Creceré mucho y entonces seré fuerte. Yo seré quién te proteja.- expresé como si eso fuera a pasar. Eso provocó que Namjoon riera con fuerza.

- No te rías, esa es mi promesa.- contesté mientras que mostraba un puchero.

- Está bien, no voy a reírme.- intentaba contenerse pero no lo lograba. Sus ganas de reír eran superiores, por lo que acabo estallando.

- Eres malo. Namjoon...

- ¿Qué? - preguntó tras agarrarme y subirme a un muro para mirarme cara a cara.

- Cuando crezca, me voy a casar contigo.- en ese momento sonreí tímidamente, ¿me gustaba desde entonces?

- Entonces date prisa en crecer. - me despeinó ligeramente mientras que sonreía.

- Eso no puede ser verdad.- expresé mientras que me levantaba sobresaltada. Durante todo ese tiempo, no pude despertarme era como si el mismo sueño me estuviera atrapando. Me acerqué a la ventana y la abrí. El aire frío, recorría el cuarto, necesitaba despejarme por lo que agarré una silla y me senté cerca.