18- Asi es como yo te veo

10K 466 70
                                    

Sábado.

Natalia aparcó el coche y se enfundó en su abrigo largo de color camel. Hacía un día bastante frío, pero al menos la hora de aquel encuentro era bastante prudente comparada a la del curso. Llamó al portero y la voz de Laura le dio paso enseguida. Mientras subía en el ascensor, se retocó el pelo y se toqueteo el septum mirándose al espejo y se dio cuenta de que estaba algo nerviosa. Las puertas no tardaron en abrirse al llegar a la quinta planta del bloque, enfiló un pasillo que ya conocía y vio que la puerta del estudio estaba solo encajada. Llamó de todas formas antes de preguntar "¿se puede?", y el "pasa, pasa" de Laura le dio la bienvenida al instante.

- Dios, hace un frío que pela –dijo cruzando la entrada-.

Besó y abrazó a Laura que le pidió su abrigo, y en seguida divisó a Alba que le sonreía sentada en uno de los bancos de las amplias ventanas.

- ¿Qué calentita estás aquí? ¿no furby? –le dijo a modo de saludo. Si no rompía pronto el hielo le iba a dar un ataque de puro nervio-.

- Ya ves, ventajas de ser la pequeña de este trío. Laura me ha preparado chocolate calentito –la pico la rubia aupando su taza humeante y guiñándolo un ojo-.

- Eso no se vale, yo también quiero uno –puso cara de inocente Nat para que su amiga la tratara del mismo modo-.

- Jajaja... marchando otro de chocolate. Anda ir sentándoos, que ahora lo preparo –se rió Laura de aquella escena. Era increíble el cambio que había dado Natalia con respecto a su modo de relacionarse-.

Nat se acercó lentamente hasta donde estaba Alba, y ésta le dejó un sitio para que se sentara a su lado. Las dos se sonrieron, pero se les veía cortadas así que Nat terminó tomando la iniciativa para sortear el posible desastre.

- ¿Sabes una cosa?, te he traído un regalo –le dijo sin más-.

- ¿En serio?!!! –A Alba se le iluminó la cara en un segundo y ella se contagió de la misma-.

- ¡Qué quieres, las instagramers tenemos estas cosas!, nos gusta comprar aunque no sea para nosotras –se mofó de ella misma la morena, aunque para nada era cierto en su caso. Le había costado mucho dar con algo que regalarle-.

- ¡Tonta! –le regañó Alba cariñosamente dándole un empujón en el hombro-.

- Jajaja... anda toma, a ver si te gusta –le dijo dándole una cajita-.

Alba la cogió con la ilusión que sólo los niños tienen reflejada en su rostro. Destapó con mimo el papel y al abrir la caja, se encontró con una pulsera hecha a mano de las que tanto le gustaban.

- ¡Ohh, es preciosa! –dijo enseguida-.

- ¿Te gusta? Está hecha con hilos hindúes –le contó Natalia-.

- ¡Me encanta! ¡en serio! Muchas gracias –le dijo Alba, y sin pensárselo le echó los brazos al cuello y las dos tropezaron en su beso, terminando dándoselo en los labios-.

- No hay por qué darlas. Me alegro de haber acertado - trató de recobrarse de la sorpresa lo antes posible, y actuó con naturalidad tras el incidente. El corazón se le había puesto a mil por hora-.

- Has acertado de lleno. Voy a ponérmela -le dijo la rubia  tratando también de actuar como si nada, pero sintiendo que necesitaba entretenerse en otra cosa porque estaba empezando a temblarle el pulso-

Natalia se fijó en las manos de Alba al intentar desabrochar la pulsera, parecía que le temblaban. "¡Dios, porque tiene que ser tan dulce! La he puesto nerviosa. Torpe más que torpe" se regañó a sí misma, lo último que quería es que las cosas entre ellas cambiaran por culpa de su mente calenturienta. Cogió aire y trató de enmendar el error de su subconsciente al besarla.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora