29- Choque de titanes

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El aire volvió a llenar sus maltratados pulmones en cuanto la liberó del beso. A Alba le costó focalizarla después de aquel choque de titanes, pero en cuanto lo consiguió la reconfortante sonrisa de Natalia la recompensó con creces.

- ¡Ufff... vaya recibimiento! –exclamó Alba respirando hondo con un calor que le llegaba desde los pies hasta las puntas de las orejas-. Creo que voy a salir y entrar de nuevo para que lo repitas... -consiguió bromear pasados unos instantes, e hizo el amago de volverse hacia la puerta con una sonrisa pícara-.

- Jajaja.... tú no te mueves de aquí... -la interceptó Nat tirando de nuevo de ella, y Alba se embriagó casi inmediatamente de la forma en que la miraba-.

De pronto sus brazos se aferraban a la cintura opuesta en señal de mutuo anclaje y ambas sonreían.

- ¿no quieres que me vaya? –le preguntó-.

- Mmmm... no, definitivamente no –le respondió sabiendo que empezaban a jugar. Estar en la misma onda es lo que mejor se les había dado desde el principio-.

- ¡¿Estás segura?! –a la rubia le salió su vena más maliciosa, y arqueó una ceja para manifestarlo-... porque se te veía muy entretenida en la barra, de hecho creo que acabas de romper un corazón besándome aquí en medio.

- ¡¡¿Sólo uno?!! – fingió estar desolada ante la idea-

- Jajaja... serás creída –la acusó Alba y le dio un azote en el trasero-.

- Mmm... creo que puedo acostumbrarme a esto –le insinuó maliciosamente ante el azote-.

Y Alba tuvo que controlarse para que no se le notara que se le había secado la boca de golpe cuando intentó retirar su mano de tan apetecible parte anatómica de Natalia, y ésta se lo impidió invitándola a que metiera las manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros. Alba se le quedó mirando interrogante, muy pegada a ella. Nat imitó su gesto como respuesta sin añadir ni una sola palabra, sin embargo ninguna pudo seguir jugando con aquello porque Marta y Maria empezaron a llamar sus atenciones y Nat tuvo que darle una tregua a Alba para saludar a sus amigas, que por cierto, ya iban bastante "contentitas".

 Regresó a la barra tras pasar un rato con ellas. El ambiente empezó a despejarse un poco, y las chicas que aun querían seguir de fiesta empezaron a salir del local en busca de alguna discoteca u otros planes más apetecibles y personales que las mantuvieran despiertas. La DJ empezó a pinchar la tanda final de canciones lentas, y Alba fue en su busca, no aguantaba más lejos de ella. Natalia no la había perdido de vista mientras trabajaba, y sonrió cuando tomó asiento en uno de los taburetes.

- ¿Una copa? –le preguntó-.

- Si bebo algo más creo que entraré en zona amarilla y prefiero no hacerlo –le dijo Alba sonriendo-.

- ¿En zona amarilla? –se interesó por aquella historia-.

- Sí, zona amarilla, la frontera entre estar algo "chisposa" y pasar directamente a estar "pedo" –le explicó Alba arrugando la nariz-. He tenido que hacer malabares para llegar medio "decente" ante ti, te lo aseguro.

Nat la recorrió con la mirada de arriba a bajo mientras Alba sostenía una sonrisa brillante al sentir el interés de su chica.

- Yo diría que estás "más" que "decente"... -dijo sonriendo coquetamente mientras se dejaba caer sobre la barra para acercarse más a ella-.

Sus ojos relampaguearon poniendo énfasis en cada sílaba de la frase y Alba tuvo que reconocer que cuando se lo proponía su tono de voz y sus gestos la convertían en la seducción personificada, era imposible escapar de ella. Al menos ella, no podía.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora