82- Frenar antes de atropellarnos.

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Las cuatro tomaron juntas un taxi. Alba se sentó al lado del conductor, que resultó ser una mujer a la que se le encendió el chivato en cuanto preguntó a dónde querían ir, y la rubia la miró con una gran sonrisa pronunciando "Chueca". Laura se pasó todo el trayecto observándola con precaución, mientras Alba desplegaba sus dotes sociales, hablando distendidamente con la taxista y riéndose de sus anécdotas. Bea, en medio de Laura y la otra mujer, se colaba de tanto en tanto en la conversación, rellanando la ausencia que la morena dejaba y distendiendo la atención de Laura que parecía algo tensa.

"¡Qué me líe con Alba! Así, sin más...", pensaba Natalia en la conversación que poco antes había tenido. Miró a Bea por el rabillo del ojo cuando ésta soltó una carcajada por algo que habían dicho y que ella no había ni tan siquiera escuchado. Quería a Bea, la respetaba y confiaba en ella más que en ninguna otra persona. Encontrarla y que se interesara en penetrar sus barreras, cuando lo único que ella había deseado era meterse bajo tierra y que el mundo al completo se olvidara de ella, había sido algo más que "suerte". Por ello no podía dejar pasar sus palabras, por eso ahora viajaba a su lado en aquel taxi preguntándose si Bea tenía razón, y debía poner fin a aquel fantasma del pasado que había golpeado con fuerza en su puerta.

Un poco más de la una de la madrugada llegaron a su destino.

- ¿Entonces no te quedas? –le preguntó por última vez Alba a Paca, "la taxista", que resultó ser del gremio, muy graciosa y muy dispuesta ella-.

- Ya me gustaría no te creas, pero no... hoy no puedo –le contestó mientras el resto de las pasajeras despejaban los asientos, y ella le pagaba el viaje dejándole propina-.

- Bueno, otra vez será –le dijo con una sonrisa-. No, quédate el cambio... para que te tomes una copa luego –y con eso y un guiño consiguió alegrarle la noche a Paca que estuvo encantada de conocerlas-.

- A tu salud. ¡Qué disfrutéis de la noche! –les dijo-.

- Gracias –contestaron Bea y Alba al unísono, y de la gracia que les hizo las dos rieron-.

- ¿Se te ve de muy buen humor, no? –le dijo Bea con una sonrisa-.

- Jajaja... tú no pareces ir muy por detrás –le contestó, dejar las cosas claras con Laura le había venido bien, pero tenía que reconocer que el Whisky también había ayudado lo suyo-.

- Jajaja... yo es que me muero por bailar –reconoció Bea-.

- Entonces, venga... ¿a dónde vamos? –preguntó. Cuanto antes estuvieran metidas en el ambiente, antes podría dedicarse a lo suyo y alejarse del resto-.

- Creo que el "N'anas" sigue abierto, no conozco otro –dijo Laura, ya que veía inviable frenar a la rubia, sería mejor participar de aquello-.

- ¿Lo dices en serio? –Natalia pareció reaccionar al escuchar que el viejo pub de Damion, su exjefe y amigo, seguía en funcionamiento-.

- Sí, bueno, el año pasado vine y seguía funcionando. Ya no está ambientado a veinteañeras, ya sabes, es un poco más tranquilo, pero las veteranas siguen apareciendo y sigue siendo agradable para bailar y tomar unas copas –le contó la mujer-. ¡La música sigue siendo cojonuda!

- ¿Qué es el "N'anas"? –se interesó Bea-.

- El pub donde trabajaba Natalia cuando estudiaba –le contestó Laura-.

- Ohhh... ¡yo quiero ir! –dijo inmediatamente Bea-. Será bonito rememorar viejos recuerdo, ¿no te parece? –y esta vez se colgó del brazo de la chica con una gran sonrisa-.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora