En el exterior, sentada sobre un banco y resguardada entre los pliegues de su abrigo negro, Alba intentaba relajarse.
Ante sus ojos, dos de las mujeres mas importantes de su vida, habían finalizado su charla con un pequeño abrazo sincero, que, sin ellas saberlo, le había quitado a ella una carga de los hombros que arrastraba desde hacia diez años. Natalia no la odiaba. Natalia estaba allí, no la odiaba...y según Bea, venia dispuesta a intercambiar explicaciones.
Bea. Joder con Bea, que no se cortaba un pelo. Cuando por fin sus nervios se habían calmado, el aire frio de la noche le había despejado lo suficiente como para darse cuenta de que aquella mujer era todo un misterio. La había dejado tonteando descaradamente con Laura mientras esta le enseñaba la exposición, y se daba cuenta de que había piezas que no encajaban en el puzle de su relación con Natalia. Se moría de ganas de saber, y a la vez, también de miedo.- Hace once años estábamos aquí, en una exposición como esta, ¿te acuerdas? – sobresaltándola, una voz surgió de entre las sombras de su espalda, suave y delicada como la brisa que soplaba en aquel momento.
- Como olvidarlo...- susurro ella.
Hacia once años que la facultad organizo la exposición en la que ella le mostro al mundo el cuadro en el que plasmaba lo que sentía interiormente. Hacia once años que la dueña de aquella voz se había encadenado a sus manos para convertirse en su inspiración constante, aun cuando había intentado deshacerse de ella.
- Creo que no te dije nunca lo que me hiciste sentir con aquella pintura. De verdad, hasta tuve que irme al baño a secarme las lágrimas- bromeo Natalia, mientras se sentaba a su lado.
Alba la miro de reojo, sin atreverse a encararla de frente para que no viera el sonrojo que le habían creado aquellas palabras.
- Qué tal en LA, te ha dado tiempo a ponerte morena? - siguió con la conversación la morena, intentando romper un poco la tensión que notaba en la chica.
-Me he tostado al sol cada día con una americana, si- Alba se atrevió por fin a mirarla, y le sonrió con picardía tras aquella broma.
- Ah si? Y yo que me he pasado el tiempo saliendo a correr para poder ganarte, mientras tu disfrutabas la buena vida...que suerte la mía.
- Jajaja...no, en realidad cada vez me cuesta mas volver. Echo de menos Madrid, a mi madre, Laura en la facultad...además ahora Marta está aquí, y también me gusta pasar tiempo con ella..quizá sea tiempo de volverme para acá - admitió Alba.
- Pues saliste corriendo tan deprisa que parecía que te morías por volver allí- apuntillo Natalia, con una media sonrisa.
La rubia se dio cuenta de que no había reproche en sus palabras, pero aun así se sintió culpable por haberse marchado sin darle ningún tipo de explicación ni despedirse de ella.
-Siento haberme marchado sin decirte nada, no se porque lo hice- ¨no es verdad, te fuiste porque te habías cagado de miedo, pero no vas a decírselo ahora¨.
Natalia la miro a los ojos y leyó en ella como en un libro abierto. Sabia que gran parte de la culpa por aquella fuga era suya, por no haber sido clara aquella tarde, y decidió arreglar su error.
- Albi, yo...te debo una explicación- bajo los ojos a sus manos, de repente estaba nerviosa, iba a abrirse de nuevo a ella, por completo, y lo que pasase después iba a definir su futuro, para bien o para mal.
Alba noto el cambio en su voz, y con infinito cariño entrelazo su mano con la morena, acariciando con sus dedos aquel tatuaje maldito que no la dejaba descansar en paz desde hacía mucho tiempo.
- No tienes porque contarme nada que no quieras, Nat...
-No voy a casarme con Bea- fue lo que salió de sus labios, no aguantaba mas sin decírselo.
- Qué...que dices Nat?- Alba tuvo un cortocircuito mental en aquel mismo momento.
- En realidad, no estamos juntas, no del modo en que crees. Teníamos una relación bastante poco convencional...- Natalia sonrió recordándola-. Hace un año el hermano de Bea y su mujer fallecieron en un accidente. Tenía una niña, Tara, que de pronto se quedó huérfana, y vino a vivir con nosotras. Pero ya sabes como es esto, la familia de ella se metió por medio, y nos aconsejaron que para asegurarnos la custodia lo mejor era casarnos...y bueno, por eso lo íbamos a hacer- ya esta, ya lo había soltado. Tras unos segundos, miro a la rubia y la encontró con una expresión concentrada, intentando asimilar sus palabras.
De pronto Alba sonrió su risa se fue ampliando hasta soltar una carcajada.
- Por eso Laura y Bea están ahora mismo soltando chispas cada vez que se miran....voy a matar a Laura!- exclamo entre carcajadas.
Natalia sonrió con ella, aliviada al ver que no se había enfadado con ella. Se sorprendió de lo fácil que había sido sincerarse con ella, siempre le había pasado. Levantaba todas sus barreras. Dios, como había echado de menos verla sonreír así, sin miedos, sin ningún tapujo, simplemente Alba.
-Siento no habértelo dicho antes, estaba cagada de decírtelo...si se que te lo vas a tomar así no me espero tanto ni de coña- bromeo con ella la morena.
Alba la miro, y entendió perfectamente el miedo del que le hablaba. Miedo a abrirte, a ponerte en manos de otra persona. El mismo miedo que a ella misma le arrastro diez años atrás a los brazos de otra mujer para conseguir escapar de el.
Sin poder contener mas las ganas que llevaban acumuladas dos meses en su boca, agarro suavemente a Natalia por la barbilla, y se acercó a sus labios, hasta rozarlos con su respiración.-Nunca me había alegrado tanto de no ir de boda- susurro contra ella, y un instante después, la estaba besando.
¨Nunca vas a superar esta boca Alba Reche¨. Su subconsciente tenia razón. Diez años después, besarla llenaba su mente de los mismos colores. Rojo...granate...negro con toques de azul. Las manos de Natalia la agarraron de la nuca, profundizando en su boca y arrancándole un pequeño gemido. En ese momento un resquicio de cordura la obligo a apartarse antes de apagarse por completo.
-Espera Nat, espera...Yo también tengo que decirte algo y si me sigues besando así voy a olvidarme- le dijo separándose de ella ligeramente.
Natalia la dejo apartarse a regañadientes, ahora que no había obstáculos para besarla, sentía que habían perdido demasiado tiempo.
-Qué tienes que decirme, rubia?
A la valenciana aquel apelativo, dicho de sus labios después de tanto tiempo, le calentó de tal manera que tuvo que hacer un gran esfuerzo para sobreponerse y parar sus ansias de irse con ella y perderse en cualquier lugar.
-No quiero que dejes de casarte con Bea si eso supone que pierda a la niña, de verdad Nat, puedes hacerlo, no me voy a volver a ir ahora que lo sé, y podríamos, no se...- Alba se embalo, nerviosa por hacerse entender.
-Albi, Albi, ¡para! Tara ya está con nosotras, Bea consiguió la custodia gracias al nuevo puesto que le dio Noemi.- le explico la morena- Además, no es solo por nosotras...quizá al final si vayamos de boda- le dijo haciéndole un juego de cejas, intentado que entendiera por donde iba.
Alba sonrío. Se alegraba infinitamente por Laura. Sabia que en el pasado había sufrido mucho por amor, y su personalidad libre e impulsiva le había llevado de cama en cama muchos años como forma de revancha, pero tenía la sensación de que Bea podría ser la horma de su zapato.
-Pues si vamos de boda voy a tener que llevar puesto un babero como se te ocurra ir vestida como hoy- se rio de si misma, pero lo decía en serio. Natalia iba guapísima, y tremendamente sexy aquella noche.
Miro a la morena a los ojos, y ahí estaba. El deseo tiñendo sus ojos de oscuridad. No había cambiado en nada, y su cuerpo vibro anticipando lo que aquella mirada siempre había desencadenado.
-Siempre podemos perdernos en los baños después del banquete- se rio en su oreja Natalia, besando después aquella piel.
-Suena bien, si...- Alba cerro los ojos, sintiendo como le cosquilleaba todo el cuerpo.
-Ya que es probable que Bea se marche a casa con Laura, ¿Qué te parece si nos vamos de aquí?
Mañana el final de esta historia..
En mi perfil podréis encontrar ya la nueva historia con la sinopsis, para ir abriendo boca. El sábado comenzamos con ella ;)
Gracias por leer!
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That was then... // Albalia
FanfictionNuevo Fanfic Albalia, espero que os guste, nos leemos!! Alba quedó inmediatamente hipnotizada por la belleza de la silueta... sus piernas largas y delgadas, descansaban una en semiflexión sobre el taburete y la otra apoyada en vertical en el suelo...