12- Cafeína.

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El fin de semana voló, y la última semana de exámenes de Alba hizo que se mantuviera ocupada y a salvo de su reciente pérdida de cordura. Apenas dormía, porque había trabajos que tenía que terminar y demasiados apuntes que estudiar, por lo que llegó al sábado con sus últimas reservas de energía. Cuando el despertador empezó a retozar alegremente en su mesita de noche sólo sintió ganas de llorar.

"Noooo.... Por favor" pensó mientras se tapaba la cara con la almohada. El proceso de despertarse, vestirse, desayunar y enfilar el camino hacia la facultad fue el más mortífero de su vida.

Natalia la observó a lo largo de la mañana, parecía agotada y aunque trataba de mantenerse despierta ante las explicaciones de Laura, se le notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo por concentrarse.

-         Y bueno, creo que con esto terminamos el módulo –anunció Laura mirándose el reloj para controlar como iban de tiempo-.

A Natalia no le pasó desapercibido el cabeceo que había dado Alba cuando escuchó el cambio de tono de Laura y el encender de luces tras apagar las diapositivas, se había quedado algo dormida.

-         Bueno es la una y media... ¿qué os parece si nos vamos ya a comer y volvemos... a las cuatro? –la gente fue expresando su aceptación en voz alta-. Bueno, pues a las cuatro todos aquí, que tenemos que aprovechar la tarde para trabajar.

Alba se cogió la cabeza con ambas manos y resopló sonoramente sin disimulo, estaba demasiado cansada para darse cuenta de lo que hacía. En cuanto el compañero de su lado se giró para mirarla, se puso roja como un tomate... Natalia agachó la cabeza para esconder su sonrisa, la expresividad de aquella chica le parecía de lo más refrescante.

Uno a uno fueron saliendo de la clase, algunos aprovecharon como siempre para rezagarse y hablar con Laura de camino al campus y la cafetería. Alba no fue uno de ellos, y salió junto al resto de sus compañeros en busca de un poco de cafeína. La morena la vio peleándose con la máquina de refrescos del pasillo mientras esperaba junto a Laura a que ésta terminara de despachar a los alumnos, pues solían comer juntas. Por lo visto Alba no daba con ninguna moneda que se ajustara al delicado paladar de la máquina expendedora y terminó dándole una patada lastimándose el pie en el proceso.

-         Joder!!! –exclamó repentinamente, dando un par de botes a la pata coja, y en cuanto se dio cuenta que lo había dicho en voz alta, disimuló para no dar más la nota-.

A Natalia le entró la risa. Laura se giró a mirarla.

-         Perdón... no es nada –le dijo tratando de contener el arrebato. Laura entrecerró los ojos, ella también quería enterarse de lo que le había hecho tanta gracia, pero Damion, uno de sus alumnos no dejaba de darle la brasa-. Ahora vuelvo... -le anunció de pronto Natalia mientras nerviosamente se tocaba el septum-.

Y Laura volvió a girarse hacia ella con curiosidad mientras trataba de mantener la atención en la conversación. De pronto la vio caminar por el pasillo hacia Alba, que apretaba los botones de una máquina de refrescos de dos en dos.

-         ¿Te ayudo?

-         Es esta máquina de mierda que primero no coge la moneda y ahora no la... -Alba empezó a hablar con cierta rabia sobre la situación, pero se paró en seco cuando al mirar a su lado se dio cuenta de quién era la persona que se había acercado-.

-         ¿No quiere soltarla? –le preguntó Natalia terminando la frase que Alba había dejado a medias y que parecía no tener ninguna intención de terminar, aquello la hizo sonreír de nuevo-. Bueno, vamos a ver si.... – le dio un golpe seco en la zona del cajero, y luego mantuvo pulsado unos instantes el botón de devolución, cuando lo liberó, la moneda repicó en el cajetín de salida. Con tranquilidad la morena lo cogió y se lo tendió a Alba-. Listo.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora