22- La cuerda

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Sabado: Estudio de Laura.

- Bueno, ¿qué toca hoy? ¿cómo me pongo? –le preguntó Natalia esperando que al centrarse en el trabajo aquella sensación de excitacion que llevaba prendida entre las piernas desde el dia de la exposicion desapareciera-.

- Ah, es verdad... espera –le dijo de pronto Alba y se trasladó para coger un cuaderno de su mochila-.

Ella la miró intrigada, pero no dijo nada. En unos minutos Alba volvía a estar a su lado.

- Me gustaría poder terminar esto, ¿lo reconoces? –le preguntó tendiéndole uno de sus bocetos-.

Natalia cogió el bloc y en cuanto vio a qué se refería el corazón le dio un vuelco impresionante. Se puso enferma en un segundo.

- ¿Cuándo... cómo.... Cuándo tú...? - no atinaba a preguntárselo y la miró con auténtica sorpresa en la cara-.

Alba sonrió dulcemente.

- ¿No te acuerdas, no? –le preguntó y Nat se le quedó mirando tratando de recordar a qué se refería-.

- Hace casi dos años, yo fui a ver si me habían admitido en la facultad y por accidente tope con la clase de Laura. Tú estabas allí posando para los alumnos –empezó a explicarle  y en ese punto centró la vista en el dibujo que le acababa de enseñar a Natalia-. Parecías tan frágil y tan poderosa a la vez... -musitó recordando sus sentimientos en aquel entonces-, sólo fue unos minutos, luego tú levantaste los ojos y me pillaste por la ventana...jajajja... me morí de la vergüenza porque os estaba espiando –se rió Alba con el recuerdo y volvió a levantar la cara del dibujo para posar su mirada en los ojos asombrados de la modelo que la observaba mientras hablaba-, pero mereció la pena porque mi obsesión por terminar este dibujo me llevó a conocerte. Laura lo vio y ahí empezó todo.

Natalia no podía decir ni una palabra. La sorpresa de conocer aquella historia se había trasformado en un temblor involuntario que la mantenía inmóvil para no perder del todo el control. ¿De verdad Alba había estado pensando en terminar aquel dibujo durante tanto tiempo?  Volvió a mirar el boceto, verse desnuda y maniatada a través de sus ojos era... era... demasiado erótico. Tragó saliva, no iba a poder hacerlo siendo tan consciente como era ahora de lo que sentía por ella.

- Me gustaría poder repetir el dibujo, si me dejas... -le dijo Alba como si pudiera leer sus dudas-.

 Fijó la mirada otra vez en ella.

- Alba... es que... -qué iba a decirle, "no puedo, tengo miedo de ponerme cachonda ante ti" pensó-. ¿De verdad quieres que hagamos esto? A mí me parece perfecto tal como está.

- No seas aduladora... sabes que no es cierto. Hay un montón de errores, es lo que suele suceder cuando pintas de memoria –le contestó Alba cogiendo el bloc de sus manos y analizándolo críticamente-. No se te parece en nada, al menos yo ya no te veo así.

Los ojos de las dos se encontraron y la tierra tembló bajo sus pies, la voz de Alba se había oscurecido de repente, y Natalia tuvo la necesidad de salir corriendo, se alejó de ella para sentarse en un sofá. Alba no la siguió.

- No sé, Albi... me da un poco de vergüenza representar esa escena para ti –tuvo que admitir en vista de que ella estaba decidida a volver a recrear aquel dibujo-.

- ¿Es por lo de desnudarte para mí, o por lo de que te ate? –apretó la soga Alba con una sonrisa burlona y pudo ver como la morena se sobresaltaba allí sentada. En sus ojos al mirarla pudo ver lo mucho que ambas ideas la perturbaban. "O sea, que tú también lo sientes" pensó-.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora