50- Confesiones.

7K 293 76
                                    


Amsterdam.

-       No, en serio... parecían muy entusiasmados con la idea. Me he quedado gratamente sorprendida de que sean tan receptivos pese al esfuerzo extra que tendrán que hacer a la altura de curso en la que estamos –les contaba Julia sus impresiones sobre el grupo de alumnos-.

-       Ya te dije que funcionaría. Para un artista nobel el simple hecho de poder mostrar su trabajo ya le motiva, pero si encima les premias con algún otro incentivo, se sienten más valorados y responden rápido –comentó Laura terminándose el café-.

-       La verdad es que te tengo que dar las gracias por la idea, y por brindarte a posar para el premio, por supuesto.

-       Bah, no es nada – no quería que le diera las gracias-. Además ya sabes que tengo mis propios intereses ocultos en ello.

-        Si lo dices porque me ponga las pilas, te aseguro que ya empiezo a sentirme bastante inquieta al respecto –le aseguró Julia con una sonrisa plena-.

-       Eso está bien, un poco de adrenalina extra no nos viene mal a ninguna –concluyó y llamó al camarero para pedirle la cuenta-. ¿Alguna quiere ir al aseo antes de irnos?

-       Yo fui antes –contestó la andaluza-.

-       No, yo estoy bien –habló Alba, en realidad prefería quedarse a solas con Julia, últimamente nunca coincidían y quería tener la oportunidad de preguntarle si estaba enfadada con ella-.

-       Entonces voy yo... ni se os ocurra pagar nada –les advirtió Laura, y ambas negaron con la cabeza-. Ahora vuelvo.

En cuanto salió de escena, el silencio se apoderó de la mesa. Alba quiso decir algo, pero en realidad estaba muy perdida con el repentino cambio de actitud de su amiga y no sabía muy bien cómo abordarla. De pronto sonó un móvil.

-       Ah... es el mío –dijo Julia, y en su voz pareció ir impresa una muestra de alivio-. ¿Sí?

Aguardó mientras atendía la llamada. Rápidamente se dio cuenta de que hablaba con Meike, pues a su inglés se intercalaron frases en español y connotaciones de clase.

-       Ok. Ten minutes. Bye –concluyó-.

-       ¿Vas a salir? –le preguntó Alba aunque ya sabía la respuesta-

-       Sí, un rato nada más –le contestó e hizo un esfuerzo por mirarla con aparente normalidad-.

-       ¿Con Meike?

-       Sí, bueno... y algunas de sus amigas. ¿Quieres... quieres venir? – se sintió en la obligación de proponérselo aunque sabía que no podría llevar aquella locura kamikaze a cabo con Alba por en medio-.

-       Estoy muy cansada, prefiero irme a casa con Laura. Además, no quisiera haceros de carabina –aquel tono molesto salió de la garganta de la rubia casi sin darse cuenta-.

Julia se le quedó mirando con sorpresa y tristeza por igual. Sabía que Alba empezaba a sentirse enfadada con ella por la distancia que estaba tomando, ¿pero qué otra cosa podía hacer? La había besado, sin su consentimiento, a escondidas. Aquel hecho había hecho que tocara fondo finalmente, dándose cuenta de la frágil línea que había entre conservar al menos su amistad o que desapareciera completamente de su vida despavorida. Si para ello tenía que poner distancia, o llenar aquellas ansias de contacto físico con otra, estaba dispuesta a intentarlo al menos.

-       Entonces al final, te has decidido ¿no? –le preguntó Alba al cabo de un instante viendo que no añadía nada-.

-       ¿cómo? –Julia estaba saturada, y no entendió lo que le preguntaba-.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora