TRES MESES DESPUÉS
Alba salió al jardín con el bol de ensalada en la mano, aquel iba a ser su último día de vacaciones de verano y un pequeño grupo de amigos se había reunido en casa de Alex para hacer una barbacoa y bañarse en la piscina.
- ¿no te metes? –le preguntó Alex a Alba en cuanto pisó el césped-.
- Ni hablar, demasiado fría para mí –gritó Alba simulando un escalofrío y devolviéndole una sonrisa-.
Alex se echó a reír, y conociendo lo friolera que era no insistió y siguió jugando en el agua con los chicos. Ella en cambio se acercó hasta Carlos que se encargaba ese día de la barbacoa.
- ¿Cómo va? –le preguntó Alba-.
- Bien, veinte minutitos y lo tendremos todo en la mesa. ¿Tienes hambre? –le dijo Carlos-.
- Hambre es poco, me muero por hincar el diente a mis hamburguesas de tofu que no es lo mismo –contestó Alba con una inmensa sonrisa-.
Carlos exageró su postura para acentuar el repaso que le estaba haciendo con la mirada.
- Pues para lo canija que estás, nadie diría que comes como una lima –le tomó el pelo Carlos y Alba le dio un codazo de reproche-.
- No estoy canija, estoy normal –refunfuñó ella, pero ya no tenía caso discutir porque ambos se echaron a reír-.
Como predijo Carlos, a la media hora ya estaban todos alrededor de la mesa. La conversación y las risas fueron sucediéndose de forma natural como era habitual entre ellos. Dave trató de sentarse al lado de Marta, pero como no lo consiguió se pasó de morros gran parte de la comida, lo cual hizo que Marta se divirtiera más todavía y empezara a soltar anécdotas de las suyas. Alba disfrutaba de la compañía de todos ellos, sin embargo se quedaba abstraída con facilidad, llevaba así casi todo el verano y aquel día no fue una excepción. Tras la sobremesa, Carlos decidió que era un buen momento para tomar la siesta a la cual se le sumó Noelia y Joan, mientras Alex se encargaba de reorganizar todo en el lavavajillas y Alba se retiraba bajo el olivo del patio con su cuaderno de dibujo.
Alba no sintió su llegada hasta que lo tuvo mirando por encima de su hombro.
- Guauu... esta vez te ha salido súper sexy – silbó Alex interrumpiéndola-.
Alba cerró el cuaderno de golpe.
- ¿Siempre tienes que hacer lo mismo? Sabes lo que me jode que miren mi trabajo sin que esté terminado... -le soltó Alba con cara de pocos amigos-.
Pero Alex se sentó a su lado y le robó un beso de los labios antes de que protestara más por haberla espiado.
- Anda, no te enfades, si está muy bien... es más, yo me pongo cachondo sólo de verlo, eso tiene que decir algo bueno ¿no? –bromeó Alex a sabiendas de jugársela con Alba-.
- Ala... ya está, el machito ibérico salió –se rió de él Alba-. Nunca entenderé porque los tíos os ponéis soeces ante una tía desnuda.... No lo entiendo. Esa es la diferencia entre una chica y un chico, os vamos por delante, porque aunque a veces lo pensemos, no cometemos el tras pies de decirlo en voz alta.
- Jajaja... ya, es que vosotras sois mas listas –se rió Alex con el comentario de Alba, y entendió que su buen humor seguía latente, no se había enfadado-.
Alba abrió el cuaderno otra vez, Alex permaneció callado a su lado mientras veía como ella retocaba aquel cuerpo desnudo de mujer con su lápiz.
- Yo lo que no entiendo es por qué repites una y otra vez este mismo dibujo de mil ángulos diferentes, llevas todo el verano igual. ¿Qué pasa, que te pone a ti también, o qué? –le dijo con ligereza y sin mal rollo-.
Alba se alejó el cuaderno y lo miró con perspectiva. Ninguno de sus bocetos hacía justicia al modelo que mantenía a salvo en su cabeza y arrugó la nariz.
- Ya te lo he dicho, tengo que practicar el retrato corporal antes de que lleguen las clases –dijo sin más, pues era la versión que repetía casi automáticamente cuando la pillaban dibujando aquel cuerpo. Explicar los motivos por los que aquella imagen fortuita en la facultad de bellas artes la obsesionaba, quedaría demasiado raro para gente que no entendía la magnitud de lo que para ella englobaba aquel reto. La imagen de aquella chica la seguía de noche y de día, y no podía parar de tratar de dibujarla. Estaba tan viva en su cabeza, que no conseguía plasmarla en papel de ningún modo-.
Alex se puso en pie de un salto, y Alba lo miró con sorpresa.
- Entonces dibújame a mí –le sugirió quitándose la camiseta-.
- ¡Anda estate quieto! –exclamó Alba mientras trataba de contener la risa ante las posturas que Alex estaba protagonizando para ella-. ¡Que tonto te pones! –le dijo en tono cariñoso cuando paró de hacer monerías para volver a su lado-.
- Bueno, pero he conseguido tu atención aunque sea un ratito ¿no? –le respondió el dándole otro beso-.
- Sí, pero sólo un ratito –le contestó ella dejando el bloc de dibujo a un lado, mientras volvían a besarse-.
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Natalia abrió un ojo, y la luz mortecina de la tarde pareció invitarle a que abriera el otro. Trató de levantarse de aquella cama que no era la suya, y un brazo y una pierna ajena le recordaron que no estaba sola. Su cabeza amenazó con sutiles punzadas el pasarle factura por las copas y la juerga a la que se había visto sometida ese fin de semana. Se zafó como pudo de las garras de su acompañante y se levantó de la cama, de camino al lavabo miró el reloj, ya eran las seis de la tarde. "Necesito una ducha" se dijo a sí misma, y ya que estaba desnuda aprovechó para dársela. Diez minutos más tarde la pelirroja con la que había estado retozando gran parte de la noche y del día asomó su melena por la mampara de la ducha.
- ¿Hay sitio para mí ahí dentro? –le preguntó y Natalia abrió la puerta como toda respuesta-.
- Se me ha hecho tardísimo –le dijo Natalia a su acompañante que ya estaba besándole en el cuello mientras compartía con ella el agua caliente-.
- ¿Y eso te supone un gran problema? –le preguntó aquella mujer mordiéndole el labio-.
- Mmm... no, pero si seguimos así lo terminará siendo. El tren sale a las nueve de la noche, y tengo que preparar aún el equipaje –le contestó Natalia, aunque las caricias de Iris volvían a causar gran efecto en ella-.
- Bueno, pues seré rápida –le anunció Iris y Natalia la vio descender por su cuerpo hasta quedarse de rodillas ante ella y hacerle abrir las piernas-.
...
A las nueve menos cuarto de la tarde Natalia salía del taxi. Corrió por la estación de tren hasta la puerta del "AVE" y consiguió llegar a tiempo al último tren de alta velocidad que salía ese día hacia Madrid. Ya en el tren, se permitió cerrar los ojos y descansar un poco. Las visitas a sus padres en Pamplona, siempre terminaban con una escala indispensable que acababa convirtiéndose en fines de semana de lo más tórridos, y las agujetas de su cuerpo la hicieron sonreír al recordar los juegos a los que Iris le había sometido. "Esta mujer, es peor que yo", pensó para sí Natalia. Iris y ella se conocían desde hacía mucho, y por supuesto también hacía mucho tiempo que habían dejado muy claros los términos de la relación que mantenían, tanto una como la otra disfrutaban de su libertad, y porque no decirlo, de su libertinaje... un mutuo acuerdo de buen sexo y buena compañía siempre que a ambas les apeteciera, y lo normal es que así fuera cuando se veían. Con una sonrisa pícara Natalia dejó por concluido su fin de semana, mientras con los cascos de su Iphone en los oídos se abandonaba en el duermevela que el movimiento del tren le producía.
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That was then... // Albalia
FanficNuevo Fanfic Albalia, espero que os guste, nos leemos!! Alba quedó inmediatamente hipnotizada por la belleza de la silueta... sus piernas largas y delgadas, descansaban una en semiflexión sobre el taburete y la otra apoyada en vertical en el suelo...