95- Cada cosa en su lugar.

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31 de diciembre. Noche vieja.

Tras la cena y tomar las uvas con su madre y sus tíos, Alba se puso el abrigo y tomó un taxi para ir al encuentro de Laura. Mientras circulaba por las calles, pensó en lo a gusto que se estaría en pijama en el sofá de su casa, tomando algo calentito y viendo los típicos programas musicales de fin de año, pero en seguida recordó los gritos de la mujer animándola a que se uniera a la fiesta por teléfono, y una sonrisa divertida le dijo que ya habría tiempo de calentar culo en el sofá más adelante. Estaba en Madrid, y tocaba empezar con buen pie el año nuevo.

- Gracias, quédese con el cambio –le dijo al taxista-.

Se encogió en su abrigo en cuanto salió del coche. Hacía frío y metió las manos en los bolsillos tratando de ver por dónde tenía que entrar al edificio. Desde fuera se escuchaba buena música, risas y bastante ambiente, así que sus pilas se activaron para no quedar en mal lugar. Subió cuatro escalones y llamó a la puerta, al cabo de un rato alguien la abrió.

- ¡Hola! ¿Tú quien eres? –le preguntó un muchacho con un gorrito en la cabeza, y una sonrisa que delataba que ya había tomado más de una copa de alcohol-.

- Hola, soy Alba, y busco a Laura...

- ¿Tú eres Alba? –la interrumpió el muchacho cogiéndola del brazo y tirando de ella para que entrara-.

- Si... - se rió cuando el chico la metió en el interior de la casa y empezó a quitarle el abrigo-.

- ¡Morenaaaa! ¡Alba ya ha llegado! –anunció el muchacho abriendo una puerta y tirando el abrigo de la chica encima de una cama junto al de los demás-. Anda pasa, que te estábamos esperando. Por cierto, me llamo Tom... bueno, en realidad Tomás, pero me lo acorto que así queda más cool –le dijo guiñándole un ojo y soltando una carcajada-.

- jajaja... vale, Tom.

- Eyyyyy... has llegado –Laura salió al paso echándole el brazo por encima y dándole un beso-.

- Pues eso te he dicho, que ya la tienes aquí. Por cierto... -Tom se puso al otro lado de la mujer-. ¿Cuándo nos toca ese bailecito?

- jajajaja... te veo animado –se rió de él-, luego lo vemos, ¿no?

- Cuando quieras morena –le dijo Tom, y después se marcho en busca de más acción-.

- Simpático tu amigo, ¿no? –le preguntó Alba con una ceja divertida-.

- jajaja... es un profesor adjunto de la facultad, lo conozco solo de hace unos meses, pero es majo –le respondió-.

- Si, eso parece –sonrió ella-.

- Ven, también está Elena, la fotógrafa –le dijo-.

- Laura, no jorobes, que palo –se detuvo en el acto. Aun recordaba como había rechazado a la rubia en el acto benéfico, aunque a su favor tenía que decir, que se lo había tomado muy bien-.

- jajajaja... déjate de cuentos, si ella ya ni se acuerda. Está ligando con una profe de inglés –la puso al día-.

- jajaja... ah vale, madre mía la que tenéis liada en la facultad. No recordaba yo que el ambiente fuera tan gay cuando estudiaba –se relajó Alba-.

- ¿No?... jajaja... eso es que no mirabas bien, eras muy chiquitilla –se metió con ella Laura, y le dio otro achuchón-.

Las dos se integraron en el grupo de compañeros de la mujer, y a Alba no le costó mucho entablar conversaciones y mostrarse animada. La gente quería disfrutar de la fiesta y aquello se notaba. Poco a poco fue llegando más gente, de tal modo que a las tres de la mañana, la casa de dos plantas parecía estar a tope pese a ser amplia.

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora