61- Tic tac...

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Londres.

Era casi la una y media del mediodía, cuando Alba entró en el cuarto para avisar a Nat de que irían a comer con Laura fuera. Aún no les había dado tiempo a instalarse y hacer una compra decente con que abastecer la nevera, así que tras pasarse casi toda la mañana jugueteando y hablando entre sábanas,  les había dado un toque para asegurarse de que seguían vivas y hacerles la propuesta.

- Mierda, debí sacar las camisetas nada más llegar –se lamentó la morena mirando cuál de ellas estaba menos arrugada-.

Alba la contempló en el reflejo del espejo del armario. Su chica tenía el pelo mojado tras la rápida ducha que se habían dado, y estaba en sujetador y vaqueros frente a su maleta. A ella le pareció salvajemente hermosa.

- Creo que en deshacer la maleta era en lo último que pensabas cuando llegaste –le indicó con una sonrisa traviesa-.

Ella se giró tras su comentario.

- Mmm... ¿me estás provocando? Porque te aseguro que me importa un bledo tener que volver a ducharme si es necesario –bromeó haciendo un juego coqueto de cejas-.

- Jajajaja... estoy segura de ello, pero creo que Laura no aguantaría media hora más de retraso –le contestó Alba-.

- ¿Qué tal ésta entonces? –le preguntó cogiendo una del montón y poniéndosela-. ¿Está muy arrugada?

Alba se acercó hasta ella, y le pasó inconscientemente las manos por los hombros y por el abdomen para alisarla.

- No, estás muy guapa –le dijo distraída-.

- ¿En serio?

El tono íntimo que escogió para hacer aquella pregunta, puso de nuevo el cuerpo de la rubia en alerta. Era increíble que le causara aquel efecto raudo y devastador en las terminaciones nerviosas, sólo con un golpe de voz.

- Sí... -contestó, y no pudo evitar aquellos ojos sobre ella-. Estas hermosa, y además...

- ¿mmm, hay más? –se interesó la otra apoyando las manos sobre su cintura para acercarla-.

- Muy sexy –señaló guiñándole un ojo coqueto y regalándole una de sus sonrisas desarmadoras-.

- Jajajaja.... ¿sexy eh? –a Nat le hizo gracia que rompiera la tensión sexual con su gesto-. Gracias por los piropos, bebe –le dijo cogiendo esta vez su cara entre las manos-. ¡Te quiero!

Alba no tuvo que contestar a aquel sentimiento. Natalia selló la conversación con un plácido beso, y ambas salieron de la habitación antes de engancharse de nuevo. En cuanto entraron en el salón Laura le hizo una señal a Alba.

- Ah, ya está aquí. Te paso con ella, Rafi –contestó al teléfono-. Tu madre.

- ¡¡¿Mi madre?!! –se extrañó-. ¿Mamá? –contestó poniéndose al auricular-. ¿El móvil? No, no he recibido nada.... Sí, bueno, hemos estado entretenidas y no lo llevo encima –Alba se puso roja-.

Laura le dio un codazo a Natalia para que se hiciera cargo de que en eso había tenido mucho que ver, ella soltó una risa.

- No, no te preocupes... sí, ahora lo buscaré y veré por qué no me llegan tus mensajes. ¿Pero ha pasado algo? –se inquietó-. ¿Una foto? ¿Qué foto?... ahhh... para la boda del hijo de Paquita... sí, vale... que sí, les haré el retrato. No, no se me olvida... -Alba empezó a poner sus ojos en blanco, y ambas empezaron a reírse de ella-. Mamá, no seas pesada... estábamos a punto de ir a comer y.... que sí, que ahora cojo el móvil... sí, lo llevaré encima. Mamá, no va a pasarme ninguna desgracia, y si pasara no creo que llamándote por el móvil pudieras resolver mucho...

That was then... // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora