Capítulo 1, pt 1.

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Lo mejor de ir en un vuelo por más de doce horas que recorrer. Eran las maravillosas vistas que brindaba estar a miles de kilómetros de altura. A Kisa Volkova siempre le gustaba apreciar paisajes como los que tenía de frente en su ventanilla de avión. El Lago Baikal completamente congelado, dando la impresión de ser un gran espejo infinito iluminado por una hermosa luna llena, junto con millones de estrellas que bañaban el cielo de un intenso azul impresionante.

Estaba tan encantada con la vista hasta que sintió un peso en su hombro; giró a mirar a su derecha y se encontró con la cara de un hombre regordete profundamente dormido y con un poco de baba en su barbilla. Le entraron ganas de reírse, pero este empezó a roncar tan fuerte que estaba casi segura que lo podían escuchar todos los que iban a bordo del avión, incluso hasta la cabina del piloto.

Iba en primera clase porque le garantizaba mayor comodidad, pero al parecer no iba hacer así. Se molestó y empezó a arrepentirse por no tomarle la palabra a su abuelo, de coger su jet privado. Con sumo cuidado apartó su brazo y con el dedo índice alejó la cabeza pesada del hombre.

Buscó su Tablet en su bolso y se dispuso a leer el informe del caso por el cual estaba viajando rumbo a Nueva York. Lo había leído unas cuantas veces, pero siempre había sido perfeccionista en su trabajo. Ser abogada iba más allá de la perfección y fracasar no era opción. Cualquier mínimo error era imperdonable y no aceptaba para nada bien las derrotas.

A sus 27 años había defendido y llevado a cabo 89 casos y tan solo perdió uno. La culpa fue toda de ella por involucrarse con su mayor rival, el abogado que defendía a una Antropófaga sexual de niños menores de edad; estaba segura que también se la llevó a la cama.

¡Bastardo! ─Pensó.

Fue su mayor error comprobándolo cuando él mismo se lo confirmaba, pero no se iba a quedar sin hacer nada. Si, en ese tiempo era una novata, pero tenía muy buenas pruebas y evidencias con muy buenas bases, por lo que vio su oportunidad en la madre de uno de los niños que la mujer había abusado nuevamente y la aprovechó al máximo mandándola a la cárcel por 37 años.

Aprendió a las malas, así que decidió jamás volver a cometer un error garrafal como ese, en toda su vida. Comprometiéndose inmediatamente a nunca mezclar placer con trabajo. Su trabajo era su más grande pasión, lo que la animaba y hacía la excelente persona que era.

Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se percató que el hombre al lado suyo había despertado y se encontraba solicitándole a una de las azafatas de la compañía si le podía traer algo de comer.

Aprovechó a concentrarse nuevamente en el informe y puso a desarrollar sus conocimientos en Asesoría Forense. El caso era uno de los más importante para su carrera no solo porque el cliente era súper especial e importante para ella, sino, que también, el abogado en contra era uno de los mejores abogados de la ciudad y tenía a su disposición un despacho con una firma muy reconocida a nivel nacional.

O eso era lo que le habían informado y advertido. No era de las personas que se dejaban guiar por lo que la gente decía, pero siempre había algo de verdad en lo que hablaban. No se molestó en buscar ninguna referencia en internet porque lo que quería, era verlo cara a cara, en persona y demostrarle que ella podía ser mejor que él.

En este caso vio la oportunidad de su vida y no la iba a posponer más. En los últimos años había trabajado en expandir y buscar asociados a nivel mundial para la firma de su padre que se encontraba en la ciudad de Los Ángeles, siendo una de las más prestigiosas del estado y del país. Contando con excelentes asesores y clientes. Siendo recomendada por empresarios prestigiosos e incluso estrellas de Hollywood que depositaban su confianza para la buena inversión de su dinero.

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