Henry despertó con el leve olfateo de un cachorro, abrió un ojo y se encontró con los ojos de Laika mirándolo directamente, se inclinó un poco para ver la hora en el reloj digital de Kisa y eran las cinco y cuarenta. Observó a Kisa quien estaba dormida dándole la espalda, quiso pegarse inmediatamente, pero la bola de pelos le exigía atención; se la colocó al pecho y empezó acariciarla hasta quedarse dormidos nuevamente.
Kisa deseó tener un bate de béisbol en ese mismo instante, la alarma chillaba sin parar; solo cerró los ojos por un momento y ya era hora de levantarse. Apagó la cosa y vio que eran las seis. No iba a tener tiempo para ir a correr.
─Mierda ─exclamó al sentir todo su cuerpo adolorido, gimió al intentar moverse sintiéndose agotada en todas partes. Parpadeó soñolienta dándose la vuelta para encontrarse con una imagen que la dejo asombrada y al mismo tiempo la llenó de ternura.
Ahí estaba Henry dormido con su áspero cabello desordenado, su rostro hermoso, con esas pestañas largas que cualquier mujer envidiaría y esos labios que la volvieron loca toda la noche con su brazo perfecto, ancho y grueso extendido por encima de su cabeza. Junto con Laika encima de su pecho ─Tramposa ─murmuró a su mascota al estar en su lugar.
─Qué bueno que apagaste esa maldita cosa ─susurró este con voz ronca y áspera por el sueño.
Kisa sintió como toda su piel se le erizaba con solo escuchar esa voz como si todo su cuerpo lo reconociera. Carraspeó para hablar ─Tengo que trabajar ─era lo último que quería, pero ya tenía reuniones pautadas para ese día.
─Bueno Días a ti también ─ignoró Henry saludándola con una sonrisa de medio lado abriendo los ojos al mismo tiempo. Puso con cuidado a Laika a un lado de la cama y se incorporó para darle un beso.
─Buenos Días ─saludó pegada a sus labios. Henry se colocó encima de ella, tensándose al sentir su erección mañanera tentándola agarrándole las muñecas posicionándolas una a cada lado de su cabeza.
Empezó a restregarle su erección, presionándola contra su abertura, solicitando una entrada al momento que le besaba el cuello. Nublándole la razón.
─ ¿Quieres que sean más buenos? ─ronroneó observándola con ojos llenos de júbilo y sumamente brillantes.
─No puedes, tengo que ducharme y Laika está aquí ─emitió en un hilo de voz al sentir todo su peso encima ─Tengo que ir al baño ─solicitó al momento que se retiraba de su cuerpo.
─Bien, pero nos ducharemos juntos ─gritó al instante que ella cerraba la puerta.
Estando en el lugar se colocó un albornoz, salió del baño y Henry seguía acostado jugando con Laika que se había despertado. Los dejó para ir a la cocina encontrándose en el pasillo sus sandalias, sonriendo las tomó y se dirigió a la sala donde encontró la chaqueta de Henry, sus bragas y su vestido. Con una leve sonrisa tomó todas las prendas y luego en la cocina reprogramó la cafetera para tener el café listo.
Volvió al cuarto donde la perra al fin se dignó a apartarse de Henry y fue directo donde Kisa ponía la ropa ─Vaya ─exclamó al momento que la cargaba y le repartía pequeños besos ─Hasta que por fin reconociste a tu dueña ─murmuró sarcásticamente.
Henry se levantó con confianza, sin pena y se dirigió al baño totalmente desnudo ─No te tardes ─añadió al momento que se daba la vuelta para ver a Kisa con la boca abierta. Soltó una carcajada y dejo la puerta abierta.
─Necesito a ese hombre ─le habló a Laika llevándosela a la cocina donde rápidamente le dio de comer ─Ya vuelvo ─se despidió, en la cama dejó el albornoz que se había puesto.
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Adicta a Ti
RomanceKisa Volkova es una mujer que no le falta absolutamente nada. Poseedora de una deslumbrante e inigualable belleza; admirada por muchas, odiada por otras. Privilegiada al nacer en una familia de muy buena posición económica y ni se diga en el ámbito...