─Tu puedes hacerlo ─alentó Kisa con afecto.
─Puedo porque estás aquí conmigo ─decretó Henry en un suspiro pesado y ruidoso.
Estaban frente a la puerta de habitación de su hija. Habitación en la que no había entrado desde el accidente para no revivir el más lamentoso de sus tormentos. Le solicitó a Kisa que lo acompañara a dar ese enorme paso y ahí estaba ella infundiéndoles ánimos, con una enorme sonrisa en su bello rostro.
Kisa lo instó a que debía enfrentarse a sus más grandes miedos, pero jamás se imaginó que lo quería hacer junto a ella. Tomó un enorme respiró al observarlo girar la manija de la puerta, si él estaba preparado pues súper bien, porque ella estaba asustada hasta la muerte.
Este momento era uno muy especial e importante para Henry. No merecía estar con él actuando hipócritamente como si no pasara nada. Que Dios la ayudará. Dejó que su hombre se adelantara un poco, para luego seguir ella con paso inseguro. Cuando Henry soltó su mano y giró de medio lado su mirada inmediatamente captó el espacio.
Era una habitación de color azul, había pensado que se iba a encontrar con un cuarto rosa y de muchos colores, pero no, la habitación era amplia, moderna y ordenada. Una enorme cama predominaba el centro de está y Kisa pudo divisar a lo lejos pegatinas de coronas en el respaldar.
Todo estaba meticulosamente igual como hace dos años, observaba Henry con esfuerzo y al borde de perder el control. Si solo cerraba los ojos por un momento, fácilmente podía rememorar a su hija en cada uno de los rincones de esa habitación con su característica sonrisa y su tierna personalidad contagiosa.
Respiró profundamente tomando nuevamente la mano de su mujer y la apretó con fuerza para comprobar que no estaba solo ─Creo que debemos comenzar por la ropa ─habló con voz afectada, por lo que tosió para aclararse la garganta ─A Lyanna le gustaba regalar ropa a los vagabundos ─aclaró recordando lo bondadosa que era con quien más lo necesitaba. Había decidido donar algunas de sus cosas, no todas, por supuesto a caridad y a los albergues. Kisa era la persona indicada para ayudarlo en esa labor.
─Está bien ─aceptó en voz baja ─Estoy tan orgullosa de ti, mi amor ─soltó abrazándolo por detrás de su cintura. Algo llamó su atención al instante, lentamente se separó de Henry y sus pasos la guiaron a un lateral del cuarto donde en un estante se encontraban medallas y trofeos de sus clases de Karate y sus cintas de combate.
Con cuidado iba leyendo una a una las placas, dándose cuenta que no solo eran premios de Karate; también había reconocimientos de excelencia por parte de la escuela y muchos más que no logró leer, porque al lado del estante se encontraban una pared repleta de fotografías de Henry con su hija.
Dalyanna era preciosa, tenía los ojos de su padre y todas sus facciones, no obstante su cabello era dorado y largo. Era como una línea de tiempo, habían fotografías de su amor desde muy joven cargando a Dalyanna de bebe, había fotos de sus cumpleaños, fotos con Chris, con Kate y sus hijos; fotografías de Max cuando tan solo era un cachorro y con los padres de Henry, pero las que más predominaban eran las de su papá junto a ella.
─Lyanna te adoraba ─ susurró sus pensamientos con nostalgia.
─Era mi mundo, mi razón de ser... ─expresó Henry que esperaba pacientemente a su mujer que admiraba la pared de los mejores momentos de Dalyanna, como fue que la nombró.
Frunciendo el ceño, Kisa tomó la última fotografía de la pared, al tiempo que escuchaba su celular en la planta baja ─Iré a ver ─señaló con rapidez saliendo en dirección a la sala.
Henry solo asintió con la cabeza y fue detrás de ella al escuchar el timbre de la casa.
─Yo te llamo después ¿Si? ─Se despedía Kisa con nerviosismo al tiempo que escuchaba un silbido ─Wow ─cuchicheó una voz desconocida a su espalda o es lo que imaginó.
─Jake ─se dejó escuchar la voz retumbante de Henry en la sala.
─Señor Garrett... yo... ─habló el joven sumamente nervioso al notar la presencia del imponente abogado ─La puerta estaba abierta así que... decidí... yo... pasar... ─ indicó rápidamente con nerviosismo ─Espero no... le moleste ─concluyó dudoso.
Henry solo hizo un gesto de exasperación y se acercó a su mujer ─Kisa este es el joven Jake Winslet ─presentó con resignación ─Jake mi mujer, Kisa Ward.
─Mucho gusto ─le tendió la mano a la mujer despampanante que tenía en frente. Sin duda alguna el Señor Garrett fue por todas, pensó.
Kisa que lo observaba detenidamente no recordaba muy bien donde lo había visto, al escuchar su apellido su mente recordó inmediatamente de donde se le hacía conocido ─El gusto es mío, Jake ─aceptó la mano algo temblorosa del joven ─ Tu eres... modelo ¿Cierto? ─indicó con una sonrisa al momento que escuchaba detrás de ella a Henry refunfuñar.
─Así es ─confirmó en una sonrisa de medio lado y desenfadada.
Jake era un joven muy apuesto. Era alto con una constitución delgada, pero con músculos. Su cabello era castaño claro y tenía la apariencia de que le dedicaba tiempo para arreglarlo. Su imagen era intachable, era modelo de principales marcas de perfumes, ropa y sobre todo ropa interior. Logrando a su corta edad desfilar y representar grandes marcas en el mundo de la moda.
─Jake está aquí para llevar las cosas de Lyanna ─explicó Henry con voz determinante ─Jake era el novio de mi hija ─declaró al fin resignado al ver la incomprensión en el rostro de Kisa.
Kisa quedó totalmente alucinada con esa aclaración, jamás pensó que la hija de Henry estaba en una relación. Bueno pensándolo bien, sí. Recordó los documentos del caso y si salía estipulado ese hecho. Comprendió al instante la actitud renuente de Henry con el joven y se llenó de ternura y diversión al imaginarlo sobre protector con Lyanna.
─Bueno... pues ¡Manos a la obra! ─Alegó titubeante para liberar la tensión del ambiente.
Entre los tres, principalmente Henry elegía lo que no iban a necesitar. Kisa lo ordenaba en las cajas que llevó Jake y este le explicaba cómo Lyanna lo convenció para que a través de su carrera recolectaran fondos para niños de orfanatos y los que se encontraban en albergues.
Kisa percibía el amor de Jake por la hija de Henry y eso la llenó de nostalgia. Se sorprendía al verlo en calma, pero sus ojos transmitían tristeza. Había gestos que se le hacían familiares, no obstante decidió no quebrarse la cabeza. Una vez que terminaron, amablemente lo invitó a cenar sin ignorar la reticencia por parte de su hombre lo que le causaba más gracia. Jake cortésmente rechazó la oferta, posponiéndola para otro día.
+++
─Es increíble como hayas olvidado mencionar a Jake ─expresó Kisa después de un largo tiempo, donde se encontraba en la cama con Henry encima de su pecho, luego de hacer el amor.
─No era relevante ─respondió poniendo los ojos en blanco.
─ ¡Dios! ¿Te estas escuchando? ─Cuestionó con diversión, inclinándose levemente ─ ¿Cómo que no es algo relevante? Si yo hablaría con alguien no me olvidaría de comentarle sobre mi guapo y sexy novio que no tiene nada de relevante ─advirtió seductoramente.
─Está bien ─ aceptó renuente ─Solo que nunca imaginé que Lyanna seguiría mis pasos ─explicó sin todavía creerse que su hija llegaría a parar con un modelo al igual que él ─Era bueno con Lyanna ─meditó ─El chico por poco besa mis pies para ganarse mi confianza, estoy feliz que no decidiera hacerlo ─manifestó sin humor, acercando más el cuerpo de su mujer al suyo.
─Parece ser un buen tipo ─manifestó resguardando el rostro en su cuello ─El chico paso nervioso todo el tiempo ─habló sobre su piel, con una enorme sonrisa ─No me imaginó tu actitud cuando estaba con tu hija ─ lanzó negando con la cabeza levemente.
─Solo quería lo mejor para mi hija ─decretó con seguridad ─Pero deja de hablar de Jake ¿Qué hay de esa salida con tus amigas? ─indagó con curiosidad.
Kisa lo había olvidado por completo ─ ¡Oh sí! ─Exclamó bostezando ─Es el sábado ─indicó en voz baja ─Tendré que ir al apartamento por ropa ─dictó cerrando los ojos del sueño ─ Te amo, Henry ─suspiró dejándose vencer por completo.
─Múdate conmigo... ─murmuró Henry con cariño, lleno de amor y anheló después de varios minutos, sin esperar por una respuesta.
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Adicta a Ti
RomanceKisa Volkova es una mujer que no le falta absolutamente nada. Poseedora de una deslumbrante e inigualable belleza; admirada por muchas, odiada por otras. Privilegiada al nacer en una familia de muy buena posición económica y ni se diga en el ámbito...