En cuanto llegaron a la mansión de su abuelo, Kisa paso directamente a encerrarse a su cuarto sin dirigirle la palabra a absolutamente nadie. Decidió tomar un baño en el cual se encontraba llorando lo más silenciosamente posible, para que no la escucharan.
Ese día fue muy duro para ella, ver al amor de su vida ignorándola por completo y cuando la notaba era para hacerlo de una manera despreciable. Se sentía que no valía nada. La vergüenza no la dejaba en paz en el momento que observó a los padres de su hombre, junto con su hermana. Las miradas que le dedicaron fueron muy dolorosas.
No sabía qué hacer, mañana era el último día del juicio y tenía toda las de perder. No se sentía capaz de sacar a su hermano de la pesadilla que le esperaba. Hoy quedo más que en evidencia que todas las actitudes y comportamiento lo señalaban como único culpable.
Se encontraba en una situación tan mediocre que ella misma se sentía como una fracasada. Su amiga Asia se lo dejo saber, le dio un sermón dedicándole gestos de desaprobación porque según ella se estaba dejando guiar y actuar por lo sentimientos que sentía por Henry.
Sabía que su abuelo también pensaba que no estaba haciendo bien su trabajo y ni que decir de su padre. Un leve toque en la puerta interrumpió sus pensamientos e hizo un leve salto, haciendo chapotear el agua fuera de la bañera.
─Mi niña, sé que seguro estas en la bañera... ─habló su madre desde el otro lado de la puerta ─Pero han pasado dos horas desde que regresamos y no quiere que te resfríes... ─declaró en el momento que Kisa se daba cuenta de que el agua se encontraba fría y los dedos de sus pies se le habían arrugado ─Descansa un rato, pequeña ─continuó Helena preocupada por su hija ─La cena estará dentro de una hora y sabes que si no bajas, el abuelo nos hará venir a todos a comer aquí arriba. Sabes lo terco que es ─finalizó con una leve sonrisa.
Kisa quiso sonreír, pero no tenía ánimos por lo que salió del baño y le contestó ─Está bien. En una hora bajo ─acató hablando lo suficientemente alto para que le escuchara.
Aprovechando el tiempo se dedicó a secar su cabello, se vistió con unos sencillos vaqueros y una camisa extra grande. Se calzo unas chanclas bajas y ni se preocupó por maquillarse. Busco una bufanda y se miró en el espejo. Las marcas de los dedos de Henry todavía se le notaban, pero poco a poco iban desapareciendo. Escuchó levemente el taconeo de su madre al subir las escaleras, por lo salió del cuarto sorprendiéndola justo en el momento que se encontraba a punto de tocar.
En la mesa ya se encontraba su abuelo en la cabecera, su papá sentado a un lado de este y al otro esperaba su lugar junto al lado de su hermano. Su madre tomo asiento al lado de su padre y ella el asiento cerca de su abuelo.
─Hoy tu madre se esmeró mucho en la cena ─habló su abuelo brindándole una mirada de agradecimiento a la esposa de su hijo por sus atenciones ─Mira que deliciosas Pirogí preparó ─anunció refiriéndose a las empanadas de carne que le encantaban a su nieta.
Kisa solo asintió levemente, sirviéndose un poco. Su hermano al parecer se encontraba del mismo ánimo porque apenas y probaba la comida. Parecían dos niños pequeños, como cuando hacían alguna travesura y su padre los reprendía, con la cabeza gacha y sin ninguna expresión en el rostro. La tensión era tan tensa que nadie la soportaba. Su padre carraspeó varias veces buscando que decir, pero le era realmente difícil.
─Pequeña hice tarta con Sirok que te trajo tu abuelo ─habló Helena rompiendo el silencio...
─Esto tiene que terminar – interrumpió Alex no aguantando la presión y sorprendiendo a todos en la mesa ─Nosotros no somos así, nunca hemos sido así ─protestó señalándolos a todos ─Así que... pregunten todo lo que quieran saber ─finalizó dando un ligero golpe en la mesa.
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Adicta a Ti
RomanceKisa Volkova es una mujer que no le falta absolutamente nada. Poseedora de una deslumbrante e inigualable belleza; admirada por muchas, odiada por otras. Privilegiada al nacer en una familia de muy buena posición económica y ni se diga en el ámbito...