Capítulo 4, pt 1.

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A lo lejos un sonido estridente, repetitivo y realmente molesto, no dejaba que continuara durmiendo. Eso y alguien olfateando su cara por completo exigiendo su atención ─ ¿Qué diablos? ─sermoneó levantándose completamente al tiempo que escuchaba un perceptible gemido. El maldito pitido no dejaba de sonar, por lo que se inclinó un poco hacia donde estaba el celular para apagarlo.

Era el aviso de una aplicación que le llamo mucho la atención, le recuerda todo lo que tenía que hacer al día y si no lo apagaba la bendita cosa no paraba de sonar, hasta desactivarla por sí mismo.

Veterinaria

Central Park

Súper Mercado

Rápidamente fijo la vista al otro lado y observó que su bola de nieve no estaba donde lo dejó dormido. Recordó el sonido que escuchó cuando despertó y rápidamente levantó las sabanas y se encontró con los ojos asustados del cachorro.

─Mira que eres bueno para asustarme y camuflarte en mis sabanas ─le habló a la mascota que rápidamente tomaba lugar en su regazo respondiendo a las caricias de Kisa.

─ ¿Estas contento? ─Preguntó llena de ternura al ver al canino muy interactivo ─Hoy vamos a ponerte bello ─salió de la cama y comprobó que la comida que le había dejado se la comió toda ─Eres un perro muy hambriento, así crecerás muy rápido ─continuaba hablando con el cachorro mientras se dirigían al baño.

─Tengo que ducharme rápido sí, hoy tenemos una cita tu y yo después. Y muchas cosas más por hacer.

Una vez duchada se fue al armario y detrás de ella la seguía su bola de pelos. Decidió vestir unas mallas negras para andar cómoda, una camisa ajustada en color blanca y deportivos del color de su combinación de ropa. Tomó una mochila mediana de cuero, por lo que se le iba hacer complicado cargar al cachorro y la cartera al mismo tiempo.

Se colocó una gorra para no quemarse mucho y se dirigió a la sala para buscar su billetera en la otra cartera y la traslado a la mochila, junto con su celular y las llaves de la casa y de su auto.

En el ascensor estaba a punto de bajar directamente al estacionamiento privado, pero se le había olvidado el código. Cada uno de los que vivían ahí, tenían uno diferente y también tenían que acceder con su huella digital para mayor seguridad.

Salió al vestíbulo y animadamente saludó ─Buenos Días Albert. Necesito un código nuevo para acceder al estacionamiento.

─Claro que sí, señorita. Puedo hacer eso ahora. ─ofreció de inmediato.

─Cuando venga, Albert voy justa de tiempo.

─Está bien, señorita ─Se despidió al ver que tenía prisa.

─Nos vemos más tarde ─ respondió dirigiéndose a la salida. No vio a Carter por ningún lado, por lo que sin tiempo que perder se fue a donde se encontraba su auto.

─Bola de nieve ─llamó al cachorrito para obtener su atención ─Te presentare a Blue, mi auto. Aunque no es de ese color sino negro ─le contó divertida al canino. Recordando que lo llamo así, porque el día que lo fueron a elegir no se decidía porque color decidirse. Así que se quedó con el negro y le puso el nombre el color del otro que no eligió.

Esperando no perder el control, sabía que los cachorros eran muy inquietos. Encendió el aire acondicionado y puso algo de música disco. Salió del edifico en dirección a su destino, no quedaba tan lejos eran como media hora de viaje. Pero tenía hambre y para no perder el tiempo paso por una hamburguesa y papas fritas, realmente eso no era sano, pero realmente tenía hambre.

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