Capítulo 5, pt 2.

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Una vez abastecida con todas las cosas que iba a necesitar, en caja se dio cuenta que tenía que hacer doble viaje. Tenía prácticamente dos carros llenos con las compras empacadas en bolsas, pero rápidamente llegó un empleado del lugar y le ofreció su ayuda.

─Muchas gracias ─le tendió unos billetes de propina por la ayuda.

─ ¿Compraste todo el lugar? ─preguntó Henry saliendo del auto, observando todas las cosas que había en los carros de compra.

─No todo ─respondió divertida.

Henry le dio de nuevo a la perrita que se puso inquieta al verla, para dirigirse abrir la parte de atrás de la camioneta ─Espero y te hayas comportado ─expresó Kisa hablándole a su mascota.

─En realidad, se la paso dormida todo el tiempo que tardaste ─explicó al escucharla mientras metía las compras ─Es muy obediente tienes suerte por ahora, veamos dentro de unos meses.

Kisa asintió y no dejaba ver a Henry como se le flexionaban los músculos de los brazo, haciendo que una tarea tan simple, pasara a ser fascinante digna de admirar, tragó en seco cuando vio como ese chándal le abrazaba el culo que poseía. Sin duda alguna estaba en forma y sentía un deseo incontrolable de poseerlo por completo.

Para cuando terminó de subir las compras, se dirigieron a su hogar y algo en el ambiente cambio. Había tanta tensión por parte de los dos que se podía cortar con un cuchillo. Sabían que estaban a punto de despedirse y no hacían nada por participar en una conversación. Henry condujo lo más lento que pudo, pero el edificio no se encontraba muy lejos y no tardaron en llegar.

─Puedes entrar por el estacionamiento ─indicó Kisa señalando con el brazo, al tiempo que se acercaban al lugar.

─Bien ─aceptó divisando el auto de ella y se estacionaba al lado.

─Bueno... Muchas gracias por todo, en serio ha sido un placer ─giró donde se encontraba Henry en el volante.

─No es nada, déjame te ayudo a bajar las cosas ─salió del coche para abrir la cajuela y empezó a sacar las compras.

Kisa solo lo observaba sin saber que hacer o decir. Se sentía estúpida al estar ahí sin hacer nada. Henry iba con la última bolsa y decidió ponerla entre medio de las puertas del ascensor para que no cerraran completamente ─Listo, esa es la última.

─Diablos, deje mi mochila ─blasfemó dirigiéndose al auto. Abrió la puerta del copiloto al tiempo que sentía como en cuestión de segundos le arrebataban a la perra que tenía en brazos y observaba como Henry la metía al auto con cuidado, y le acercaba un hueso de goma que llamó su atención.

Como si de una débil muñeca de trapo se tratara, le dio la vuelta y la arrinconó; agachándose hasta quedar a la altura de su rostro, extendiendo ambas palmas de sus manos para encerrar su rostro con delicadeza.

-He estado aguantándome desde que te vi en la tienda de mascotas para no propasarme contigo y besarte hasta hacerte perder el sentido y dejarte sin aliento ─exclamó con voz urgente y necesitada, mientras que sin ninguna duda y aviso pegó sus labios a los de Kisa dejándola sin tiempo de respirar ─Ya no puedo controlarme más ─expresó muy cerca de sus labios, volviéndola a besar.

Henry empezó rozándole el labio inferior y con su lengua buscó una entrada. Kisa sin dudarlo, lo aceptó en su boca y sus lenguas empezaron un debate como si se tratara de un duelo. Tenía la boca caliente, su lengua era laxa, pero intensa.

Kisa le rodeó los hombros con los brazos para acercarlo más a ella y él aprovechó la cercanía y empezó a presionar su entrepierna en su vientre. Gimió al sentir su dura excitación, aumentando su deseo. Todo de él se sentía perfecto.

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