Capítulo 6, pt 1.

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Dos horas después terminó de ordenar sin que se le borrara la sonrisa en la cara. Decidió prepararse una ensalada sencilla de pollo para la cena. En pijama y en su sofá recordó que tenía que llamar a su padre por lo que no perdió tiempo y marcó su número.

─ ¿Cómo está el mejor papá del mundo? ─saludó en el momento que el levantaba la llamada.

─Muy contento, porque al fin mi dama de la justicia se digna a contestarme ─exclamó un amoroso Alexander Volkova a su hija.

─Ay papi, sabes que desde que piso un lugar no paro de hacer cosas ─explicó al saber que su padre la conocía mejor que a nadie.

─Lo sé, mi pequeña ─apremió muy risueño ─Tu madre siempre me culpa por la manera que llevas tu vida...

─No es para tanto - interrumpió poniendo los ojos en blanco ─Mi madre tiende a exagerar todo ─bufó y se imaginó a su madre regañando a su padre ─Pensé que ya habíamos superado mi forma de vivir...

─Bien sabes que sí, pero tu madre es muy terca, solo se preocupa por ti cariño. Es algo normal ─comentó defendiendo a su esposa ─Cuéntame ¿Cómo fue todo en la reunión? ─indagó para estar al tanto y tal vez tratar de apoyar de alguna manera a su hija.

─Ni la quiero recordar, fue pura presentación y programar las siguientes reuniones, pero lo que me molesto es que el tal abogado ni tan siquiera me recibió ─indicó sin disimular su mal humor, notándose en la voz ─Lo hizo a través de otro colega.

─Sin duda es una falta de respeto teniendo en cuenta que él fue quien convocó la reunión ─meditó Alexander dándole la razón a su hija que percibía su molestia ─No te estreses por eso, no es tan relevante. Lo que necesitas es centrarte en lo que verdaderamente importa y sé que lo lograras hacer ─aseguró con confianza, muy orgulloso.

─Lo se papi, ya verás que no te decepcionare - prometió muy convencida y segura de sí misma ─Dile al enano que ya te llame y ya sabes que estoy bien ─solicitó refiriéndose a su hermano, que solo la llamaba cuando ella no le contestaba a su padre.

─Está bien cariño, yo se lo diré ─contestó con amor. Siempre que los escuchaba se llenaba de una alegría tan hermosa porque amaba a sus hijos inmensamente siendo lo más importante en su vida ─No quiero atrasarte más ─Conociéndola seguro estaba en algo de su trabajo ─Tu madre te envía saludos ─anunció siendo incapaz de olvidar las advertencias de su esposa.

─No eres un atraso papi ─le aseguró y añadió ─Puedo hablar contigo toda la noche si quieres ¿Lo sabes, cierto? ─Aclaró siendo sincera ─Salúdala también y dile que no se preocupe mucho. Que estoy perfectamente.

─Te amo mi dama de la justicia ─la llamó como siempre lo hacía, desde que su pequeña decidió elegir su misma carrera ─Cuídate mucho ¿Si? mi vida.

─Yo te amo más ─correspondió muy entusiasmada ─Ustedes también cuídense mucho ─se despidió terminando la llamada.

Comiendo poquito a poco su ensalada pensando ¿Por qué diablos no tenía papeles desperdigados, revisándolos y analizándolos mientras tenía tiempo libre? No se sorprendía, porque sabía la respuesta porque tampoco pensaba en trabajo.

En su rostro se formaba una sonrisa de oreja a oreja al estar pensando en Henry. Específicamente en ese beso lleno de pasión y deseo; en la forma en como la tocó y su cuerpo lo aceptó sin ningún problema como si reconociera su toque ─Ese hombre puede ser mi perdición ─susurró pensativa.

Encendió el plasma sin ver nada que le llamara la atención. Bebió del vaso de agua que tenía en la mesita y su celular se iluminó con una llamada entrante. Pensó en Henry, pero se decepcionó un poco al ver el nombre de Alana.

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