Capítulo 9, pt 2.

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Henry se puso en pie levantándola de la cintura, besándola con desenfreno y urgencia. Preguntando por su habitación.

─Al fondo, la derecha ─murmuró en sus labios.

─Muy práctico ─sonrió al tiempo que avanzaba rápidamente.

Kisa aprovechó para liberarse de las sandalias a como pudo y dejarlas tiradas por el pasillo, llegaron a la habitación y con sumo cuidado la posicionó en el centro de la cama.

Henry reconoció a la bola de pelos a un lado cuando entró, por lo que sin pedir permiso la levantó llevándosela afuera, lo menos que quería era que lo interrumpieran. Sin más demora entró nuevamente a la habitación y se encontró con la carcajada de Kisa.

─Eso fue grosero ─objetó sin disimular su sonrisa.

─No quiero interrupciones ─contestó sin más acercándose a la cama.

─Desnúdate ─solicitó al verlo todavía con el pantalón y la camisa ─Quiero admirar mi postre.

─Como ordené ─obedeció sin apartar la mirada de ella. Lo hizo moderadamente con lentitud para que Kisa se deleitara con su cuerpo. Era un poco pretencioso en ese sentido, si él estaba loco con el cuerpo de Kisa, entonces sería justo que esa mujer lo necesitara como él la necesitaba.

Kisa observó el tórax del hombre admirando sus abdominales perfectos y duros. Se entretuvo en la V de su musculo sexy de la pelvis. Tragó en seco maravillada y ansiosa a la espera de lo que se encontraría cuando se despojara de sus pantalones. Por el momento todo le gustaba y aprobaba.

Henry se desabrochó el cinturón del pantalón al mismo tiempo el botón y la cremallera. Se quitó los zapatos y los calcetines y de un momento a otro el bóxer había desaparecido también, dejando a la vista su magnificencia.

Sabía que era un hombre bien dotado, la erección era enorme y la tenía hinchada y húmeda en la punta dejando entrever una gota transparente. Kisa se sorprendió y la quiso dentro de ella en ese mismo instante. Era tan perfecta. De su boca salió un gesto de sorpresa y vio que Henry se le formaba un atisbo de sonrisa a su parecer presumida. Empezó a babear cuando él se acercaba lentamente a su cama como un león buscando su objetivo. Ese hombre la iba partir en dos y estaba dispuesta a aceptarlo todo sin renuencia.

─Voy a poseerte, Kisa ─habló con un tono ronco, al momento que se posicionaba encima de ella ─Y una vez que lo haga vas a ser toda mía ─afirmó sellándole los labios en un beso posesivo.

─Hummm ─murmuró en contra gimiendo al sentir su imponente erección en el ombligo. Con sus piernas le aprisionó la cintura queriéndolo mucho más cerca.

Henry gruñó al sentir su humedad resbalar por su cuerpo. Dejó de besarle los labios para continuar en su cuello, sus pechos, en su ombligo hasta llegar a su centro. La quería más empapada y al borde de la desesperación.

Kisa sintió un intenso placer viajar en todo su cuerpo, cuando le tomaba ambas piernas y se las separaba de par en par. En esa posición quedaba totalmente expuesta. Sentía que estaba demasiada inflamada y sensible, pero cuando sintió la punta de su lengua en su clítoris, todas sus terminaciones se reactivaron volviendo de nuevo el placer. Con más intensidad y con la promesa de un nuevo orgasmo.

─Necesito tenerte ─susurró Henry frente a su palpitante sexo.

─Pues tómame ─solicitó con urgencia en la voz, temblando por completo.

─Todavía no, Kisa tienes un coño muy apretado y te necesito relajada, para no hacerte daño ─explicó abarcando con su boca todo su sexo por entero.

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