Alex y Dalyanna se encontraban en la cama recuperando la respiración. Acababan de hacer el amor y siempre era mucho mejor que la anterior. Alex se sentía pleno y feliz por estar en brazos de la mujer más bella, esos eran sus momentos favoritos, cuando se esmeraba por amarla y se convertían en un solo ser, entregándose por completo.
Era en ese espacio que se sentía en paz y confiado, sin estar discutiendo donde cada vez eran más continuas sus peleas. Pero sobretodo la tenía segura entre sus brazos sin preocuparse de que el bastardo, enfermo de Jake la estuviera molestando.
─Preciosa ─murmuró haciéndole cosquillas en la cintura.
─ ¡Para! ─Solicitó Dalyanna soltando una sonora carcajada ─Alex no...
─Dime que me amas ─pidió encantado de escuchar sus risas favoritas.
─Eres un manipulador ─logró decir en medio de la risa.
─Anda mi niña, dímelo ─volvió a reclamarle haciendo un puchero con intenciones de doblegarla.
A Dalyanna que le encantaba ese gesto, con dificultad se le acercó a los labios Alex y le expresó ─Te amo ─sellando sus labios para besarlo.
Rápidamente Alex se adueñó del beso a como él y a Dalyanna le gustaba. La encajó ahorcajada encima de él para hacerlo más profundo y tenerla más cerca ─Yo ─la beso nuevamente ─Te ─nuevamente otro ─Amo ─y otro ─Mucho más ─finalizó cambiando de posición ubicándose encima de ella.
─No puedo esperar a que me lleves a conocer a tu familia y caminar contigo de la mano sin miedo a nadie ─expresó feliz, pero algo triste a la vez.
─Yo no puedo creer que tú al fin te hayas decidido irte conmigo ─contestó Alex mordisqueándole el cuello, sintiéndose el hombre más feliz del mundo.
Ya lo tenían absolutamente todo planeado. Iban a irse ese mismo día a Rusia en la madrugada y desde ahí iban a contactar a la hermana de Alex para que los ayudara a demandar a Jake por los vídeos con los que la amenazaba para no dejarlo.
Dalyanna pensó en pedírselo a su tío Chris, pero sabía que este sin dudarlo se lo diría directamente a su padre. Lo menos que quería era decepcionarlo y a parte que se moría de la vergüenza. Jake tenía un viaje a Argentina, para hacer unos comerciales de ropa interior. Su papá por primera vez en años iba a tener una cita. Sí, una cita. Estaba contenta por él. Su padre merecía ser feliz y encontrar a alguien que lo amara con la misma intensidad que Alex la amaba a ella.
Era la oportunidad perfecta que estaban esperando. Alex armó el plan y ella lo aceptó inmediatamente porque en cuanto la hermana de este, resolviera su problema regresarían a Nueva York, hablarían con su padre y ya no había manera de abandonarlo dejándolo solo y lo más importante formalizaría su relación con Alex.
─Lo sé, cariño ─habló con gesto triste ─Pero me siento tan mal mintiéndole a mi padre ─explicó soltando un suspiro.
Habían planeado todo hasta el último detalle. Ella le pidió permiso para pasar desde ese día que era Jueves y todo el fin de semana con una amiga, en su casa de verano en la playa. Aprovecharían viajar en cuanto se fuera Jake para actuar rápido, ir a Rusia, reunirse con su abuelo y conocerse. Luego esperarían que Kisa, su hermana llegara de su viaje de Shanghái y hablarle de la situación. Una vez resuelto ese problema Alex hablaría con sus padres y les iba a contar de su relación. Por ultimo hablar con su papá, pero teniendo todo bien estructurado y preparado.
─Bebe, solo será el fin de semana ─trató Alex de calmarla ─Sabes que mi hermana me dijo que con todas las prueba que le comente era más que suficiente para echar a la cárcel al imbécil de Jake y jamás se atreverá hacerte daño ─explicó de nuevo lo que había hablado con su hermana, pero ella aún no se daba cuenta de que esas dudas que tenía un amigo eran exactamente de él.
─Lo sé ─aceptó dándole un pico ─Cuento las horas para que se pudra en la cárcel. Nos ha quitado tanto ─amonestó con gesto furioso ─Jamás me perdonare aceptar verme con él y no sospechar que era una trampa y que matara a nuestro bebe ─lamentó dejando escapar sus lágrimas.
─Dios, mi niña... ─habló Alex limpiándole las lágrimas y aguantando las suyas propias ─Yo sí que no me perdono haberte dejado sola ─exclamó con furia sin poder superar su gran descuido.
─Pero sí que lo diste su gran merecido contratando a esos matones ─trató de aligerar la culpa que sabía que sentía Alex recordándole que pagó a unos ladrones para que golpearan a Jake. Él no se podía arriesgar y Dalyanna no quería que cometiera una locura, por eso estando en hospital uso su debilidad para que se quedara junto a ella.
Jake la citó y le exigió tener relaciones con él. Ella se negó y este la empezó a golpear sin tener idea de que estaba embarazada, porque solo Alex y ella lo sabían.
Trató de proteger su vientre, pero todo fue en vano. Desde que Jake le empezó a golpear lo hacía en lugares que no se vieran a simple vista, como el abdomen, la espalda y las costillas. Solo una vez le pegó en el rostro y esa fue la vez que Alex descubrió de que él la golpeaba.
Desde ese día se encargó de protegerla, lo primero que quiso hacer era ir a darle su merecido por atreverse pegar a una mujer principalmente Dalyanna del cual se encontraba enamorado, pero ella le contó todo lo que había en juego. Le contó de los vídeos sexuales con que la manipulaba y eso logró calmarlo.
Luego de saber toda su verdad, Dalyanna sentía que no valía nada y se sorprendió cuando Alex tomó su rostro, besándola en ese mismo instante y le confesaba su amor, asegurándole que él se iba a encargar de sacarla de ese infierno y así lo haría.
─Te amo tanto, cariño ─soltó llena de amor y de dicha al encontrarse una persona como Alex ─No sé lo que hubiera sido de mí, si no hubieras llegado a mi vida, Alex ─habló con ternura ─Eres lo mejor que me ha pasado.
─Tú eres mi mayor regalo, pequeña ─respondió con amor sincero ─Ya pronto seremos libres de amarnos y ser felices. Te lo prometo ─aseguró dándole un beso de esquimal.
Luego de entregarse nuevamente al amor, tomaron una ducha juntos y se vistieron en medio de besos robados demorándose aún más. Salieron del cuarto y Max al escucharlos los llegó a buscar como siempre lo hacía.
─Ahí está, mi pequeño ─lo acarició Dalyanna en las orejas como tanto le gustaba, besándolo por todas partes.
─Deja de besuquearlo tanto, Atara ─protestó Alex celoso ─Cuando te lo regale jamás pensé que lo ibas a querer más que a mí.
─No seas dramático, Alex si acabo de demostrarte cuanto te amo ─manifestó está levantando los dedos ─Dos veces ─señaló en su cara.
Alex le sonrió de oreja a oreja tomándola de la mano. Salieron del apartamento que compartía con su hermana hacia el estacionamiento, de ahí fueron al edificio donde vivía Dalyanna. Estando en el ascensor, esta se encontraba en los brazos de Alex ahorcajada a su cintura, besándose como si no lo volvieran hacerlo nunca.
Hacían pequeñas pausas para recuperar el aliento y después empezaban a devorarse con tanto frenesí que sus dientes chocaban, sus lenguas viajaban y se enredaban de una boca a la otra, sin poderlo evitar amándose de una manera avasalladora.
─Cariño, tengo que subir ─se dignó Dalyanna a interrumpir el beso separándose lentamente ─Tengo que subir si quieres que llegue a tiempo...
─Está bien... Está bien ─decía Alex sin intenciones de apartarse ─Dame el ultimo mi niña, solo un último ─solicitó como un mendigo.
─El último ─sentenció señalándole con el dedo.
Cuando Alex la bajo de su cuerpo, la abrazó intensamente dejándole varios besos en la frente.
─Paso por ti a las siete ¿Si? ─Le recordó ingresando el código para ser capaz de dejarla ─Asegúrate de actuar normal en las clases de Karate ─demandó al momento que se abrían las puertas ─Sabes que tu profesor es muy desconfiado.
─Lo haré ─aceptó entrando en el ascensor junto con su mascota ─Ya quiero que sean las siete para irme contigo ─se despidió tirándole un beso con la mano viendo por última vez la hermosa sonrisa de su amor al cerrarse las puertas del ascensor.
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Adicta a Ti
RomanceKisa Volkova es una mujer que no le falta absolutamente nada. Poseedora de una deslumbrante e inigualable belleza; admirada por muchas, odiada por otras. Privilegiada al nacer en una familia de muy buena posición económica y ni se diga en el ámbito...