Capítulo 34.

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Kisa se encontraba en su amplio armario decidiendo que lucir esa noche. Era noche de karaoke con sus amigas y la idea no le entusiasmaba tanto como en pasadas ocasiones. Se sentía ansiosa y nerviosa. Nada nuevo debido a que ya se estaba volviendo una costumbre, esos últimos días.

Caminaba de un lado a otro en solo una bata; ya estaba maquillada y peinada con una cola de caballo que hacia resaltar sus facciones. Estaba pensando en una manera de cancelar. Temía demasiado si a algunas de sus locas amigas comentaba algo y que Henry descubriera toda la verdad. Incluso desconfiaba de Jair aunque estaba al tanto de todo.

Rápidamente sintió una marea de emociones inexplicable que solo una persona era capaz de hacerla sentir. Por el rabillo del ojo captó como Henry llegaba al marco de la puerta, adueñándose de todo el lugar con solo su presencia. Sus nervios aumentaron al verlo completamente vestido y listo para la noche, con esa sonrisa de medio lado que dejaba ver ese hoyuelo que la volvía loca.

Sus piernas parecían haberse convertido de gelatina al ver como comenzaba a observarla de pies a cabeza no importando que solo llevara una estúpida y simple bata de baño, por lo que sin dudarlo lo imitó evaluando su atuendo.

Vestía vaqueros oscuros que realzaban sus piernas musculosas, esas que tantas veces le encantaba enredarse con las suyas cuando se encontraban desnudos. Una sudadera con manga tres cuarta de color gris, con cuello V de lo más sencilla, pero que le daba un toque sensual y marcaban sus músculos de los brazos, resaltando su ancho tórax y su espectacular abdomen.

Su cabello negro no lo llevaba tan impoluto como cuando usaba sus trajes elegantes para el trabajo; sino, todo lo contrario, lo mostraba algo desordenado dándole ese aire juvenil y sexy como a ella le fascinaba. Finalizando con sus zapatos estilo botines negros de cordones. Perfeccionando así todo su atuendo.

─Nena, deje que te ducharas primero para que tuvieras más tiempo para arreglarte ─recriminó divertido, sin ignorar como Kisa lo evaluaba lentamente sin pena alguna.

─No sabes lo increíblemente sexy que te ves en este momento ─expresó exhalando un suspiro de excitación. Ignorando por completo la pequeña riña que le daba al no encontrarla lista.

─Gracias, amor ─agradeció este acercándose para colocarse justo al frente de ella, besándole la frente con ternura ─Pero si no te das prisa y no te empiezas a alistar llegaremos verdaderamente tarde.

─No me importa ─murmuró Kisa abrazándolo de la cintura, recostándose en su pecho del que inhaló profundamente embriagándose de su perfume ─ ¡Hueles jodidamente bien! ─Exclamó levantando la cabeza para mirarlo directamente ─Creo que... he cambiado de idea y me quiero quedar aquí ─sentenció con voz suave ─A solas, contigo. Haciendo el amor ─ susurró muy bajo mordisqueándole levemente la mandíbula. Siendo una tarea difícil, por su altura, encontrándose descalza y de puntitas.

─Por muy tentador que suene eso... ─habló Henry con voz ronca. Agachándose al ver que le era imposible alcanzarlo. Colocó sus manos alrededor de su diminuta cintura y la levantó sin esfuerzo alguno para quedar frente a frente ─Recuerda que te comprometiste con tus mejores amigas... y recuerdo perfectamente a una pequeña señorita decir que sería una grandiosa idea: Salir, divertirse, bailar y pasarla bien para yo conocer a tus amigas divertirnos y ya dije bailar con mi sexy novio ─finalizó Henry sonriendo discretamente.

Kisa simuló pensar por un momento si verdaderamente era cierto y soltó una breve carcajada al sentir como le hacía cosquillas ─ ¡Maldición! Eso fue exactamente lo que dije ─respondió riéndose al momento que le daba un beso en la mejilla.

─Así es ─dijo acercando su boca al cuello de Kisa ─Aclarando eso... es momento de verdad que te alistes porque también me prometiste que ibas a cantar algo para mí ─demandó dejándole un reguero de besos por todo su cuello.

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