Capítulo 38, pt 1.

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Alex iba dormido en el avión junto a su abuelo, pero una extraña sensación se le había instalado en el pecho y el recuerdo de su hermana no lo dejaba en paz. Su mente solo pensaba en su hermana, llenándose de angustia al pensar que algo le pudiera pasar. Por algo eran gemelos y existía esa poderosa conexión por parte de los dos.

Se removió en su asiento dejando escapar un suspiro lento y pesado al no encontrar comodidad y la preocupación que le embargaba por completo. No entendía esa inquietud, no lograba comprender el dolor que se le instaló en el pecho, por lo que tomó su celular, pero iba sin batería.

Era como un mal presentimiento, pero no quería pensar en cosas negativas, no sabía cómo explicárselo

─ ¿Te sucede algo, hijo? ─preguntó Arion su abuelo que se percató de la repentina ansiedad de su nieto.

─No es nada, ded ─respondió con una media sonrisa. Lo que menos quería era preocupar a su abuelo.

Arion dejo de leer su libro y se dirigió a su nieto nuevamente ─No me vengas con que no te sucede nada ¿Cuéntame en que estás pensando? ─cuestionó preocupado por Alex.

─Es que... No sé ─titubeó si contarle o no ─Estoy pensando en Kisa, tengo una extraña sensación... ─trató de explicarle, sintiéndose realmente tenso.

─Hijo, seguro es el estrés ─contestó al ver a su nieto muy preocupado ─ ¿Temes que algo salga mal? ─inquirió al verlo triste.

─No, ded ─expresó rápidamente ─Confió en Kisa y sé que todo va a salir bien.

─Yo también ─asintió con orgullo por su nieta ─Tu hermana es muy buena en lo que hace, ya verás que todo sale bien. Debes estar ansioso porque pronto la veras ─apremió con confianza.

─Sí, creo que es eso ─murmuró no muy convencido recostándose en la ventana del avión.

+++

Kisa seguía acostada en su sofá, llorando por todo lo que había pasado, se asustó cuando le entraba una llamada en su celular y lo encontró debajo de su espalda. Quería pensar que era Henry, pero era algo imposible por lo que se sorprendió al ver el nombre de su padre, recordando que llegaba esa madrugada.

─Diga ─contestó con la voz ronca lastimada por el llanto.

─ ¿Qué paso, hija? ─Respondió instantáneamente preocupado, pero también porque casi acababa de atropellar a un hombre, asustándose sin poder evitarlo ─ ¿Te sientes mal?

─ ¿Ya estás aquí? ─cuestionó con otra pregunta reprimiendo el sollozo que amenazaba con escapar de su garganta.

─Sí, mi vida ─afirmó temiendo que algo hubiera pasado ─Princesa, necesito el código para ingresar al ascensor ─solicitó en las puertas viendo la pantalla de códigos.

─Si, papi ─expresó lo más tranquila que pudo dándole el código de ingreso.

Cuando colgó se levantó corriendo a su habitación buscando que ponerse para recibir a su padre, encontró la sudadera de Henry en el piso y se la colocó doblando un poco las mangas. Se asustó nuevamente al escuchar tocar su puerta, por lo que sin tiempo que perder salió corriendo a abrirle a su padre.

Alexander se sorprendió al verla con los ojos hinchado dejando en evidencia que estaba llorando, por lo que rápidamente borró la sonrisa de su rostro y la acunó entre sus brazos al momento que ella se le lanzaba buscando consuelo.

─ ¡Ay, papi! ─Sollozó sin ocultar su dolor ─Papito se dio cuenta... Papi Henry se dio cuenta de toda la verdad ─lloraba penosamente en el pecho de su padre.

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