Ni En Tus Sueños

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Se me había hecho tarde, el tiempo paso volando en el gym, y creo que perderme en mis tristes pensamientos causó que perdiera la noción, y así fue como iba a casa casi a las 9 de la noche.

Eso último que había pasado, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza, no me dejaría intimidar de él, ya estaba harta del desprecio y de huir cada vez que me sentí así.

Camine a casa, las calles en mi ciudad a esta hora estaban desoladas, pocos carros transitaban, y era lógico, el comercio terminaba a las 7, de ahí, ver personas deambulando era raro.

Seguí por una subida, para mi desgracia una lámpara de calle se había dañado, sería un tramo sin mucha iluminación.

—¡Oye!— la voz de un hombre se dejó escuchar tras de mi—Tu gorda.

Apresure el paso, apretando las cuerdas de mi mochila, no sabía que quería, pero si sabía que era un idiota, un maldito idiota y de seguro borracho.

— Que eres sorda o que— me tomo del brazo y obligó a mirarlo—maldita gorda y sorda.

— Déjame en paz— me solté de su agarré y quise echar a correr, pero el fue más rápido, y ya lo tenía frente a mi.—¿que demonios quieres? ¿Dinero?

Le extendí, mi cartera, que para suerte llevaba muy poco, Era final de quincena, en fin si me iba robar pues que lo haga y me deje en paz.

— Interesante, pero no, te quiero a ti, nunca lo he hecho con una gorda, así que quisiera probar contigo— lo que dijo me dejó perpleja.—Me han dicho que es más rico y lo hacen mejor.

Eso sí no se lo iba permitir, no dejaría que un hdp me arrebatara, lo más preciado que tenía, y tal vez lo único bueno que tenía , lo que había cuidado tanto para la persona indicada aunque no creo que alguien se animara, pero da igual, no pienso dejar que me toque un pelo.

— Quítate o llamo a la policía— dije sacando mi celular, el cual arrebató sin esfuerzo.

Tome mi mochila, no tenía nada más que ella, y cuando intento tomarme del brazo le pegue tremendo mochilaso, uno tras otro, Pero el ni se inmutaba, seguía forcejeando.

Las luces de un auto nos iluminaron, y pude ver bien la desagradable cara de mi agresor y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

— ¿Qué demonio crees que haces idiota?— escuche decir una voz que ahora podía llamar familiar.

— No te metas — mascullo, enfurecido.

— Déjala en paz —dijo mientras me tomaba del brazo y me acercaba a él.

— ¿ Quien te crees que eres?— y cuando acordé el hombre corría en nuestra dirección, con el propósito de golpear al chico, pero este sin titubear, lo hizo primero y de un solo golpe lo dejo noqueado.

Me tomo de ambos brazos y me obligó a verlo — ¿Estás bien?— sólo asentí.

— Vamos sube al auto— me arrastro, aún estaba en chock—si que eres inútil niñita.

— Gracias — fue lo único que logre articular .

— Colócate el cinturón— ordenó, obedecí — ahora dame tu dirección, te llevaré a casa.

Le di mi dirección y se puso en marcha.

— ¿Puedo saber tu nombre?— susurre con temor.

— Martín— dijo y me voltee a contemplarlo.— tienes mucha suerte, que te estuviera siguiendo.

— ¿ Qué?—ahora si un poco de molestia hizo asomo en mi rostro.

— No te emociones,— rodee los ojos— necesito aclarar algo contigo, y pedirte un favor-- prosiguió.

— ¿ Qué favor?— suspire frustrada.

— Deja de asistir a nuestro gimnasio.

—¿ Por que?— pregunte sobresaltada, necesitaba saber la razón.

— Le quitas prestigio, sólo mírate.

-- Ja!!! Y¿quien eres tu para pedírmelo ? ¿el dueño acaso?

— No seas testaruda, sólo hazlo y ya— mascullo apretando un poco la mandíbula.

— Ni en tus sueños, y si quieren que lo haga, que me lo diga el dueño— quite el cinturón y baje del auto— y gracias por la ayuda, no era necesaria— mentí y corrí a la puerta de mi casa.

Toque, y antes de entrar voltee a verlo, aún no se había ido, y me miraba de una forma que no podía explicar.



La Gorda Del GYMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora