¡COSEME!

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Inhalé profundo el aroma de aquella mañana, tome entre mis manos una taza de chocolate recién hecho, me senté junto a la ventana de aquella cabaña, el ambiente de este lugar era relajante, y aunque las puertas estaban cerradas, igual que las ventanas, el aire frió siempre lograba colarse, —titirité un poco— era increíble como en este momento tan hermoso, los peores recuerdos llegaban a tu mente.

Ya habían pasado cuatro años, pero en este momento el dolor en mi pecho se sentía tan latente, me daño mucho emocionalmente, tanto que caí en una profunda depresión, algo que muy pocos notaron, (porque siempre me mostré como una persona fuerte, alegre, inquebrantable) en ese momento fue donde comprendí que era prácticamente imposible que alguien me amara tal como era— cerré mis ojos ante aquel triste recuerdo—.

— Sabes que me encantas— susurro en mi oído, mientras llevaba su mano a mi trasero.

— Esto no está bien— trate de alejarlo, pero se me era imposible.

— ¿Por qué? — deposito un beso en mi cuello que me hizo estremecer. — si tú me gustas mucho, ¿yo te gusto? — pregunto.

— Si — confesé. — pero....

No me dejo terminar y se posiciono de mis labios, no podía seguirle el ritmo, era mi primer maldito beso, para ser sincera no fue la gran cosa ( no sentí lo que se supone debía sentir, no fue mágico), sus manos bajaban por mi espalda, hasta mi trasero el cual apretaba, con desesperación era como si se apresurara por terminar, esta vez me deje llevar, lo rechace muchas veces, pero en verdad me gustaba este chico, me encantaba, estaba enamorada de él, así que me rendí y cedí.

Metió su mano por debajo de mi falda, tocando mi parte más sensible, mi cuerpo se calentaba y pedía más, en ese momento mi mente quedo en blanco, me recostó lentamente en un sofá que estaba en aquella oficina, beso mi cuello repetidas veces, mientras desabotonaba mi camisa, la verdad en ese instante no pensé en que era virgen o si me dolería lo que estaba a punto de hacer, mis inseguridades volaron, sentí sus manos meterse bajo mi sostén, masajeando mis pechos, pellizcando mis pezones, sentía que tocaba el cielo, pero algo nos interrumpió y me hizo volver en sí, alguien pateó la puerta de la oficina.

Me levante rápidamente, acomodando mi ropa y mi cabello, alguien estaba afuera, alguien sabía lo que él y yo estábamos haciendo, en un  abrir y cerrar de ojos, nuestro jefe entro, muy molesto, al parecer alguien fue con el chisme de lo que pasaba en aquel lugar, me quede de piedra, ¿Cómo alguien podía saber lo que estaba sucediendo? Al menos que él hubiera contado. Ambos lo negamos rotundamente, pero lo que salió de la boca de aquel chico me partió el corazón en mil pedazos, dijo "como puede creer jefe, que yo tendría algo con esta gorda y sexo mucho menos, solo mírela", luego me di cuenta que todo fue una apuesta, si él lograba acostarse conmigo cada compañero le pagaría, fue la peor humillación de mi vida, fui una estúpida, mi reputación quedo por el suelo, igual que mi auto estima, desde entonces deje de confiar y comencé a pensar que jamás alguien se fijaría de verdad en mí.

Y saben que es lo peor de todo, a el si le dije "Te amo", (esa frase estaba prohibida para mi desde entonces), por que esta maldita loca si se enamoro de él.

Fue ahí donde las inseguridades se apoderaron de mi vida, y me impidieron vivirla al máximo, el miedo al rechazo me invadió y quise huir de todo, literalmente huir de esta vida, de este mundo, de esta maldita sociedad prejuiciosa y discriminadora.

No me di cuenta en que momento mis mejillas se llenaron de lágrimas, y aquellas heridas que se suponía fueron sanadas, comenzaron a dolor, el mismo maldito dolor en el pecho que sentí esa vez.

Llore calladamente, para no despertar a Martin, el aun dormía y no quería que me viera en este estado, seguro comenzaría a hacer preguntas que no quería responder.

— ¿Cómo amaneciste preciosa?— bostezo un poco, sentándose en la cama.

— Bien — me limite a responder, dándole la espalda.

— ¿Enserio?— sentí el sonido de sus pies descalzos caminando sobre el piso de madera, en dirección a mí.

— Si — trate de limpiar el rastro que aquellas rebeldes lágrimas dejaron en mi rostro.

— ¿Por qué lloras?— giro la silla para dejarme frente a él.

— No me hagas caso, son solo estupideces— me levante de la silla para huir de su mirada tan penetrante y de su interrogatorio.

— Ni pienses que esta vez huirás— me tomo del brazo obligando a detenerme y me abrazo.

Entonces no pude más y me quebré, me quebré en sus brazos, él me abrazó con tanta delicadeza, como si supiera que estaba rota, solté todo el llanto que estaba conteniendo.

Me aferre mas a él,  quería decirle "COSEME", pedirle que cociera cada uno de los pedazos de mi alma, que cociera cada una de las heridas de mi corazón, que ese idiota dejo abiertas, y que nunca intente cocer en realidad.

"todos tenemos esa persona que nos hizo mil pedazos y nos dijo "ahora constrúyete" "

(Frase de la canción "Cóseme" del cantante Español Beret).


Hola ¡¿como están?! quería saludarles,  y agradecerles a todos por su apoyo, me encanta  ver que esta historia este llegando a mas personas, así que quiero volver ha hacer la pregunta ¿De que país eres?

"La Gorda del GYM"  estuvo en posición #13 en novela juvenil * casi tiro mi cel por la ventana de la emoción* y todo es gracias a ustedes queridos lectores. 

Espero que les guste este capitulo créanme que pensé mucho en subirlo, es corto pero esta inspirada una experiencia personal mía.

Es corto lo se, pero vendrán mas largos, tengan paciencia. 

Besos y abrazos !!! One Soul ♥

La Gorda Del GYMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora