- Te lo dije, la gordita estaba botando baba por vos - escuche decir a uno de los idiotas que trabajaban conmigo - lástima que no pudiste coronar, te perdiste de ganar todo esto - observe como le mostraba un manojo de billetes, que no podía deducir a simple vista de cuanto de trataba.
- Maldita sea, un desperdicio de tiempo, ¿saben lo difícil que era besar a esa gorda?, era asqueroso, repugnante, lo peor que he hecho en mi vida, y resulta que al final lo hice por nada - no pude evitar que un escozor poco soportable inundara mis ojos.
- Anímate, fuiste como el buen samaritano para esa idiota, se cree la gran cosa, pero seguro que ibas a ser su primer revolcón - no podía creer que aquellas personas a las que llame compañeros y a los cuales nunca le hice ningún daño, me odiaran a tal punto de hacerme esto.
- No me jodan, yo no soy la beneficencia pública, mierda. - realmente tenía el corazón en mil pedazos, aun podía sentir como se desquebrajaban los últimos trozos, pero al mismo tiempo me sentía tan estúpida e impotente, porque, ¿Qué podía hacer?, nada más que llorar y alejarme lo más que podía de él.
Respire hondo y Salí de mi escondite, no sin antes secar las lágrimas rebeldes que se me habían escapado, debía aguantar un poco más, pronto iría a casa y podía desahogar todo esto que me estaba matando, apreté contra mi pecho los folders que llevaba a la oficina del jefe, cuando todas las miradas se centraron en mí; pase de largo, no tenía valor ni tan siquiera de sostenerles la mirada a ese montón de hipócritas, no había avanzado mucho cuando sentí como alguien me tomo del brazo, y me giro con brusquedad.
- ¿Estabas escuchando? - era el maldito, de pronto su aroma me daban ganas de vomitar.
- Suéltame, por favor - trate de zafarme, pero apretó más su agarré - déjame en paz, ya he tenido suficiente.
- Ni una palabra de lo que escuchaste al jefe, entiendes - dijo sacudiendo mi brazo.
- ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué me engañaste?
- Ya lo sabes, lo escuchaste ¿no?, eras una maldita apuesta, ¿Quién en su sano juicio tendría una relación contigo, o tan siquiera pensara en tener una novia como tú, mierda aun peor, quien pensaría en casarse contigo?, solo mírate Alisson, no eres el sueño de ningún hombre, más bien serias la pesadilla, y las pesadillas nadie las quiere tener. - ni siquiera entendí por qué hice aquella pregunta, fue como echarle más sal a la herida , además ya no valía la pena, ahí fue cuando me derrumbe.
- Idiota - fue lo único que logre articular, antes que mi voz se quebrar.
Y Salí de aquel lugar, sin más, en ese momento nada importaba, ni mi trabajo, ni mi familia, nada, absolutamente nada, me sentía asfixiada, por todo, lidie con esto en mi niñez, lidie con esto en mi adolescencia y ya no podía soportarlo más en mi adultez, así que corrí, lo más que pude sin mirar atrás, pero un sonido ensordecedor me hizo detener de pronto, todo se volvió negro.
Me desperté de golpe, mi respiración estaba acelerada, lleve mi mano al pecho, parecía como si el corazón se me fuera a salir, trate de respirar pero me costaba, mire alrededor de la habitación, a duras pena pronuncie el nombre de Martin, y en cuestión de segundo estaba junto a mí.
- ¿Qué pasa amor? - pregunto con preocupación.
- Apáchame - dije sin más, y no pude evitar llorar, mi peor recuerdo, se volvió una horrible pesadilla, Martin me abrazo con fuerza, mientras acariciaba mi cabello.
- No te preocupes, solo fue un mal sueño, ya paso - Martin trataba de tranquilizarme, pero mierda todo lo que dijo ese idiota me lo he vivido repitiendo desde entonces.
- Estoy rota - dije escondiendo mi cara en su cuello - ¿estás dispuesto a lidiar toda tu vida con este desastre?
- Toda esta vida y en la otra si es posible, y ¿tu estas dispuesta a dejarme ser quien lidie con este hermoso desastre? - me separo de él, y toco mi nariz con su dedo índice.
- Te amo. - dije sin más, abrazándome nuevamente a él.
- Te amo - dijo de vuelta, y me abrazo tan fuerte, que su calidez me tranquilizo.
- ¿Como entraste? - recorde que había cerrado con llave, y me sentí mal por ello, por dejarlo asi.
- Pedi la llave de repuesto.
- ¿Estas molesto? - se que lo hice pasar una vergüenza frente a sus amigos y mis amigas.
- No lo estoy, un poco desconcertado, pero no importa.
- No quise rechazarte - era momento de sincerarse - Pero aún no estoy lista, ademas aun ni me pediste que fuéramos novios.
- Pensé que sabias que lo somos - me miro confundido.
- Nunca hiciste la pregunta - me crucé de brazos.
- Bueno tienes razon ¿Alisson quieres ser mi novia? - dijo de repente.
- Si - dije sin titubear, ¿por que? No se. - ahora en cuanto a casarnos dame tiempo, conoce a mis papás y yo conoceré a los tuyos, si es nuestro destino ya el tiempo lo dirá.
- Esta bien, te esperaré todo el tiempo que sea necesario, por que esto es enserio Alisson, quiero que llegues a ser mi esposa y no quiero perderte nunca más.
No paso nada esa noche, no tuvimos sexo, solamente nos abrazamos, Martin besó mi frente y yo me abrace a su pecho lo mas que pude, era tan acogedor que me sentí mucho mejor,
Quizas solo quizas, podia considerar la idea de casarme, y apesar de todo lo que pasamos, Martin era el hombre perfecto.Dos son mejor que uno, asi que les dejo este otro capitulo, espero lo disfruten.
¿quieren que Alisson y Martin se casen? ¿será Martin el hombre perfecto? ¿Que pasara cuando conozca Alisson a su suegra?, no lo sabemos, pero pronto muy pronto.
Gracias por seguir leyendo esta larga historia.

ESTÁS LEYENDO
La Gorda Del GYM
Roman pour AdolescentsLlene de aire mis pulmones, tratando de tomar el valor que aun me faltaba-tienes que hacerlo, es por salud, por tu propio bien- me repetía - tu puedes- seguía animándome internamente. Cuando puse mi primer pie dentro del Gym, cuando por fin me atrev...