El camino a casa fue silencioso como siempre, mire por la ventana reflexionando todo lo que acababa de pasar en mi vida, podría decirse que es algo "increíble", que quizás si alguien me hubiera dicho que algo así pasaría en mi vida, me hubiese reído en su cara.
— ¿Que tanto piensas?— rompió aquel silencio tan sepulcral.
— En lo impredecible que es la vida— dije sin despegar la vista de la ventana.
— Solo disfruta del momento...
— Sin importar las consecuencias...
— Ya luego te ocupas de ellas.
— Te sabes la frase — lo mire con sorpresa.
— Conocí a alguien que la repetía una y otra vez.
— Igual yo, y ¿Aun sigue en tu vida?—me atreví a preguntar.
— No precisamente— su rostro se ensombreció por un momento.
— Ya veo.
— Quiero que nos veamos mañana.
— ¿A que hora?
— ¿Trabajas mañana?
— No, tendré dos días libres.
— Bueno alista maleta entonces.
— ¿viajaremos?
— Algo así.
— frío o calor.
— Frío.
—Bueno— si les soy sincera, me emociono esa idea, obviamente no me negaría a viajar y menos con él.
— Me gusta eso de ti.
— ¿Que cosa?
— Tu cara de emoción.
Estaciono el auto frente a mi casa, y me robo un pequeño beso.— Bueno Señorita, llego a su casa y recuerda que te recogeré mañana temprano.
Baje del carro, y me dirigí a la puerta y antes de entrar di un pequeño visto atrás, él aun seguía aparcado frente a mi casa, es como si quisiera asegurarse que entrara.Mis padres aún no habían llegado, seguramente vendrían de camino, pasaban noche buena con mis abuelos, y se regresaban en la mañana para pasar navidad conmigo; muchas veces insistieron en quedarse y no asistir a esa dichosa cena familiar en casa de la abuela, para no dejarme sola, pero no quería que se perdieran de reunirse con familiares que solo ven una vez al año, así que yo los animaba a que fueran.
Me dirigí a la sala y observar el viejo sofá frente al televisor, me lleno de nostalgia, siempre para estas fechas de navidad y fin de año, amanecía ahí dormida, luego de una maratón de películas y un galón de helado, chocolates y una que otra "chuchería", pero este año fue la excepción, eso me reconfortaba algo estaba cambiando en mi vida para bien o para mal, pero estaba cambiando.
Subí a mi habitación para cambiarme de ropa, necesitaba algo más cómodo, unos pans holgados y una camisa enorme, regresé a la sala y me recosté en ese viejo sofá, desde anoche no reviso mi celular, tenía como 20 llamadas perdidas de mis amigas, varios mensajes de ellas, y unos de mis padres, mala maña la mía de poner el celular en silencio.
Leí el mensaje de mis padres, me deseaban una feliz navidad, y que dentro de una hora estarían en casa, luego seguí con los de mis amigas, obviamente como era de esperarse querían el chisme completo, y ahora que lo recuerdo me deben una explicación, así que las cite en mi casa a las 7, deje mi teléfono por un lado y repose un poco.
¿Qué les diría a las chicas sobre el viaje de mañana?, tenía que inventar una buena mentira que fuera muy creíble, y ojalá no insistieran en saber más detalles, además que son las responsables del problema en el que estoy metida (hay sí que gran problema).
La puerta se abrió repentinamente, ocasionando que me enderezara rápido sobre el sofá.
— Llegamos Alisson — grito mi madre muy animada, y vaya que era un alivio saber que eran ellos y no un ladrón.
— Bienvenidos a casa— les di un abrazo a cada uno. — ¿Cómo se la pasaron?
— Bien— dijo mi padre, tan simple como siempre.
— Ve a poner la mesa, hoy cenaremos comida china— ordeno mi madre— tengo muchas cosas que contarte y de paso nos cuentas como pasaste la noche con tus amigas.
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La Gorda Del GYM
Novela JuvenilLlene de aire mis pulmones, tratando de tomar el valor que aun me faltaba-tienes que hacerlo, es por salud, por tu propio bien- me repetía - tu puedes- seguía animándome internamente. Cuando puse mi primer pie dentro del Gym, cuando por fin me atrev...