Ya había terminado su primera semana de clases en el instituto y todo le había ido de maravilla. Ada no podía estar más contenta aunque se sentía muy cansada. Se exigía mucho a sí misma, quería dar lo mejor de sí porque sabía que era una oportunidad única en la vida y no podía permitirse desaprovecharla.
El viernes por la tarde, Charlotte se acercó a su habitación y la invitó a salir a cenar junto a ella, Max y Walden.
—¿Solo nosotros cuatro? —Preguntó alzando las cejas.
—Solo nosotros —confirmó la princesa—. Quedamos con Walden hace unos días, pero se me había olvidado por completo de preguntarte si querías venir.
—No quiero ir —dijo Ada cuadrando los hombros—. Ya hablamos sobre esto, Charlotte. No me gusta que todas intenten arreglarme encuentros y citas a base de engaños con otros hombres.
—Y yo te dije que lo del lunes no volverá ocurrir. Creí que te haría un favor en lograr que se conocieran antes de que Lexi lo tomara por las orejas y lo trajera hasta ti como un perrito. Ahora mismo no te estoy engañando, te estoy invitando a cenar informándote que él estará allí.
—Bien. Y yo te digo que no quiero ir —insistió Ada.
Pero Charlotte no se dio por vencida. —Te juro que Walden no tiene ninguna segunda intención contigo, solo te invito para que te distraigas después de esta semana tan ajetreada y porque quiero que pasemos más tiempo juntas. Estos días apenas nos hemos visto, te extraño.
La rubia la contempló con incredulidad. —¡Estás jugando sucio, Charlotte! —La acusó.
La princesa ladeó la cabeza. —¿Y da resultado? ¿Vendrás? Vamos, di que sí. Te aseguro que no te arrepentirás.
Y fue de esa forma, como Adelaine se encontró el viernes por la noche, en el restaurante más elegante que hubiese visto en su vida, en compañía de Max, Char y Walden.
El abogado había reservado una especie de mini habitación privada en la que solo se encontraban ellos cuatro y quienes entraban y salían para servirles la comida. Ada había dejado escapar su duda acerca de por qué si salían a comer a un lugar público, terminaban encerrados y lejos de las demás personas.
Charlotte le había explicado que ella lo prefería así. Quizás la mayoría de los miembros de su familia no tenían problema en dejarse ver y que todo el mundo los mirase mientras comían o intentasen leer sus labios cuando hablaban, pero ella necesitaba sus momentos de privacidad. Le gustaba tener cierto control sobre lo que veía el mundo sobre ella y lo que no, lo que para Adelaine terminó teniendo mucho sentido, en especial porque siempre había valorado muchísimo su espacio personal.
A pesar de sus temores, se divirtió mucho con ellos tres. Walden era agradable y divertido, pero muy perspicaz e inteligente, lo que le hizo comprender por qué Char lo tenía en tal alta estima. Le contó que provenía de una familia de clase media en un pueblo pequeño de la costa y que se había mudado a la ciudad, a la que nunca había ido antes, cuando comenzó la universidad. Antes de graduarse consiguió un trabajo de medio tiempo como asistente legal en un importante bufete de abogados debido a la recomendación de un profesor, y una vez que logró obtener su título, le ofrecieron un trabajo en ese mismo lugar, la que él consideró la oportunidad de su vida.
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Mentiras reales (Descontrol en la realeza 5)
RomanceRobert Van Helmont es uno de los solteros más codiciados de Sourmun, pero el joven príncipe y heredero no muestra señales de interés por ninguna joven en particular. Todos saben por qué, desde que perdió a su novia y mejor amiga, Rob no ha vuelto a...