Adelaine esperó a Robert en su sitio de siempre por diez minutos, pero Mina no era tan paciente como ella y comenzó a mostrarse molesta. Para calmarla decidió aplicar su método de siempre y comenzar a caminar de un lado a otro algo que siempre funcionaba.
Pero con una tarde tan hermosa y el sol ya bajo en el cielo, ella también se vio tentada a seguir recorriendo los alrededores y terminó alejándose por el sendero demarcado con rocas hasta el otro extremo del jardín.
Estaba nerviosa, aunque imaginaba la razón por la que Hugh Valantes estaba allí, no podría saberlo con certeza hasta que Robert regresara y este estaba tardando más de lo que esperaba.
Solo habían pasado diez minutos pero ella los percibía como una eternidad. Le había tentado la idea de acercarse al despacho del rey pero correría el riesgo de cruzarse a Valantes y con Mina en sus brazos era algo impensado.
Así que siguió caminando hasta que el sedero se acabó en uno de los muros que rodeaban el palacio y se giró para regresar sobre sus pasos tarareando una canción para la más pequeña.
Arrugó la frente al no encontrarse con el guardia de seguridad que había caminado a varios metros de distancia desde que se había separado de Rob, y empezó a rehacer su camino lentamente, mirado sus alrededores con atención intentando encontrarlo.
—¿A dónde habrá ido? —Preguntó en voz alta dejando de cantar—. ¿Qué dices, cielo? ¿Crees que se ha ocultado entre los arbustos?
Mina respondió con su balbuceo de siempre y una risa, pero Ada no consiguió ni siquiera sonreír. Estaban solas allí y eso le generaba mucho miedo y ansiedad por tonto que pudiera sonar.
—¡Señor! —Gritó tontamente porque no recordaba su nombre—. ¿Está por aquí cerca? Preferiría que se quede donde pueda verlo, ¿sabe? Me siento más cómoda si se queda dentro de mi campo visual.
Esperó un par de segundos pero no llegó ningún tipo de respuesta. Un escalofrío le recorrió la columna y apretando a la bebé contra su cuerpo, empezó a caminar más rápido. Solo podía pensar en encontrar a alguien más, un miembro de la familia o del servicio, cualquier persona con un rostro familiar que la hiciera sentir segura.
—¿A dónde crees que vas tan rápido, querida? —Preguntó alguien por detrás y Ada frenó en seco. Cerró los ojos e inspiró profundamente dejando salir el aire muy despacio antes de girarse. Había reconocido la voz y sus ojos terminaron por confirmárselo.
—Daphne —masculló pero sintió que empezaba a sudar frío al verse a solas con ella. Algo definitivamente no estaba bien—. ¿Cómo... cómo has entrado?
La pelirroja sonrió aunque la expresión no le llegó a los ojos. Pero lo más preocupante sobre la mujer no era su expresión diabólica, sino su aspecto.
Tenía bolsas oscuras debajo de sus ojos y su piel estaba más pálida que de costumbre. Tenía un vestido blanco de tiras que dejaba ver sus hombros esqueléticos y en la parte inferior llegaba hasta los tobillos.
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Mentiras reales (Descontrol en la realeza 5)
RomanceRobert Van Helmont es uno de los solteros más codiciados de Sourmun, pero el joven príncipe y heredero no muestra señales de interés por ninguna joven en particular. Todos saben por qué, desde que perdió a su novia y mejor amiga, Rob no ha vuelto a...